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La actriz Sabrina Garciarena y el director Lucas Blanco, en la presentación de ‘Amor en tránsito’. :: A.F.
El cine latino se reinventa
Festival de málaga

El cine latino se reinventa

Málaga proyecta el futuro de la industria cinematográfica latina, que apuesta por nuevas alianzas y temas diversos para saltar las fronteras

REGINA SOTORRÍO

Martes, 29 de marzo 2011, 13:05

En Argentina buscan nuevos temas, en Cuba se abren a nuevos aliados, en Chile se atreven con un nuevo idioma... y todos luchan más que nunca por encontrar nuevos públicos al otro lado de la frontera. El cine latino se reinventa, y la prueba se proyecta estos días en el Festival de Málaga. Once películas optan a la Biznaga en la sección donde conviven todos los acentos, Territorio Latinoamericano.

No es habitual ver sus nombres unidos cuando se trata de una colaboración... pero Memorias del desarrollo ha logrado que en los títulos de crédito figure Cuba junto a EE UU. «Es la primera vez que ocurre en la ficción; hace diez años no se podría haber hecho», puntualiza el director Miguel Coyula, que ayer presentó la cinta en el certamen. Es también «la primera vez» que un filme cubano se rueda en localizaciones extranjeras, como París, Tokio, Londres y Nueva York. La financiación privada ha hecho posible que Coyula se salte las barreras políticas para contar la historia de un intelectual cubano «incapaz de funcionar en cualquier sistema político», ni en EE UU ni en La Habana. El protagonista se enfrenta a los tópicos que el mundo tiene de su país: él ni baila salsa, ni fuma, ni bebe... «Entonces, ¿qué clase de cubano eres?», le espetan en una escena. Coyula se postula «contra todas las banderas» y analiza ambas sociedades con espíritu crítico porque cree «en un cine incómodo». «Hace 15 años a lo mejor estaba preso, hoy lo más que pueden hacer es ignorarme», admite.

Memorias del desarrollo se ha visto ya en 30 festivales (entre ellos el de Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana), la misma cifra que ya tiene cerrada Boleto al paraíso, de Gerardo Chijona, producida por el malagueño Antonio Hens. El filme se basa en un hecho real ocurrido en Cuba en 1993, cuando varios jóvenes decidieron infectarse de sida porque las condiciones de vida en el sanatorio eran mejores que fuera de él. «El país se estaba desintegrando... y fue un un suicidio, un acto de desesperación impensable para los jóvenes de hoy», explica Chijona. Admite que es una cinta «muy controvertida». «Nos hace preguntarnos por qué no hubo ninguna puerta abierta para ellos», reflexiona. Tras la buena crítica enSundance y su estreno en Málaga, Boleto al paraíso inicia una ruta internacional de festivales. «Es lo que todos queremos», dice.

Diversidad y apertura

Territorio Latinoamericano exhibe un renovado cine argentino: cuatro películas y cuatro temas, porque «ahora hay una mayor diversidad, mayor apertura y una nueva generación de directores», como apunta Lucas Blanco, que debuta con Amor en tránsito. Compite por la Biznaga con «una comedia dramática sobre el amor y los problemas que trae el enamorarse». Mejor película latinoamericana en el Festival de Mar del Plata, la cinta se ha visto ya en Noruega, La India, Londres, Los Ángeles y ahora viaja a Chicago.

«Antes el cine argentino era más cerrado y hermético, ahora hay un nuevo lenguaje para acercarse al público», añade su compatriota Paula Siero. Ella también se estrena en la dirección con El agua del fin del mundo, un «drama no solemne, con puntos de humor» en el que «desmenuza» vínculos tan cercanos como el de dos hermanas cuando algo se cruza entre ellas (una enfermedad... y un hombre). «Es muy intimista, tiene mucha verdad, nada está maquillado», afirma la directora, que ayer presentó la cinta en el Albéniz.

Y el jueves Málaga será el escenario del estreno absoluto de La mala verdad, una «tragedia» de Miguel Ángel Rocca en la que a través de la historia particular de una familia con oscuros secretos se abordan «cuestiones universales». El argentino Miguel Ángel Rocca firma esta película, coproducida con España porque ahora más que nunca «hay que sumar fuerzas», señala.

La industria chilena también se apunta a nuevos lenguajes, algo que Martín Seeger se toma al pie de la letra en Piotr, una mala traducción. En esta comedia, que se proyectó el domingo, algunas escenas están rodadas en nacrovés, un idioma inventado. Y aún queda mucho por ver.

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