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E. CABEZAS
Jueves, 12 de marzo 2009, 02:54
Los que en estos días paseen por la plaza Cavana se habrán percatado de un detalle: en mitad de la misma ya no está instalado el vetusto quiosco de color acero que durante treinta años ha mantenido abierto Antonio Gálvez Figueroa junto a su mujer. Este nerjeño, que tiene ochenta años, está enfermo y desde hacía unos meses apenas abría el establecimiento. Hace unos días, su hijo, ayudado por un sobrino, se apresuró a desmontarlo.
«Prefiero quitarlo de aquí antes de ver cómo se lo llevan o lo destrozan. Este quiosco lo compró mi padre y le tenemos mucho cariño», comentó el hijo de Gálvez, quien explicó que él podría hacerse cargo del negocio hasta que su padre fallezca, pero que entonces, el Ayuntamiento procedería a sacar a concurso la licencia de venta. «Hay que pagar muchos impuestos y tasas y he preferido no cogerlo», apuntó el joven, quien recordó que su padre ha estado al frente del quiosco desde principios de los años ochenta. En efecto, durante los últimos treinta años pocos serán los nerjeños que no han comprado alguna vez en este establecimiento, que en los últimos años ya sólo vendía bebidas y golosinas, pero que durante muchos años también dispensó tabaco.
El Ayuntamiento de Nerja tiene previsto acometer este año una reforma integral de la plaza Cavana y, según ha podido saber este periódico, en principio, no se volverá a autorizar la instalación de un quiosco en este espacio.
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