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MALTRATADA. Pamela Palenciano (en la foto, con el megáfono) se convirtió ayer en la voz de las víctimas de los malos tratos. / MARCO A. BARRANQUERO-PDS
MÁLAGA

La mitad de los maltratadores se salta la orden de alejamiento

Celos, sentido de la propiedad y un trastorno de dependencia conforman un peligroso cóctel que lleva a los hombres a no respetar la prohibición. Los juzgados de violencia de género de la capital dictan al año tres mil medidas de protección a mujeres víctimas de malos tratos

MONTSE MARTÍN

Sábado, 22 de noviembre 2008, 12:11

Los celos, el sentido de la propiedad, trastornos de dependencia emocional y episodios de ansiedad y depresión potenciados en muchas ocasiones por el consumo de drogas y alcohol. Este peligroso cóctel lleva a muchos hombres denunciados por malos tratos a no aceptar la ruptura de la relación sentimental y, mucho menos, asimilar la prohibición de contactar y ni siquiera acercarse a la que antes fue su pareja. De esta manera, las medidas de protección a las mujeres que dictan los juzgados caen muy a menudo en saco roto en manos de sus maltratadores, en ocasiones con un resultado fatal para las víctimas.

Según un muestreo realizado por la Fiscalía Especial contra la Violencia de Género de Málaga, la mitad de los maltratadores incumple las órdenes de alejamiento dictadas por los jueces de la capital, con lo que incurren en un delito de quebrantamiento que, a menudo, les lleva a la cárcel. Los tres juzgados de la capital especializados en violencia de género dictan al año unas 3.000 órdenes de protección de mujeres víctimas de malos tratos.

Perseverancia del agresor

Flor de Torres, responsable de la fiscalía especial, explica que «el agresor es muy perseverante porque tiene muy interiorizado el sentido de la propiedad con respecto de la pareja y no acepta la sola idea de perder la propiedad de ese objeto, tal y como él tiene concebida la relación». Un dato pone de relieve la vulnerabilidad de esta medida judicial: en los cursos de educación en igualdad, que obligatoriamente tienen que pasar los hombres que cumplen condena por malos tratos, el 80% ha incurrido en delito de quebrantamiento, es decir, no han respetado las órdenes de los jueces de mantenerse alejados de sus ex parejas.

Pese a ello, fiscales y jueces especializados en violencia de género no tienen la posibilidad de calibrar la envergadura de los quebrantamientos de las órdenes de alejamiento, ya que la ley concede a los juzgados ordinarios, y no a ellos, la tramitación judicial de este delito. «Es una cuestión de competencias que se debería corregir para que los que estamos especializados tuviéramos conocimiento de todo lo que se produce y un mayor control sobre los agresores», añade de Torres.

No obstante, en el incumplimiento de esta medida influye también en muchos casos el consentimiento por parte de la mujer. «Hay un chantaje emocional por parte del agresor, que es muy peligroso -añade De Torres-. De ahí que muchas víctimas acceden a reanudar la relación, incluso a convivir con ellos».

Casos no faltan. Tanto la Fiscalía como los juzgados reciben a menudo la visita de mujeres que solicitan la anulación de la orden de alejamiento porque han decidido retomar la relación con su maltratador. A veces, solicitan autorización para estar con sus ex parejas en celebraciones familiares.

Autorización para boda

«Incluso se ha dado el caso de una chica que pidió que se le permitiera estar con su novio porque no sólo había reanudado la relación con él, sino que ya tenía fijada la fecha para la boda y el banquete organizado. Eso no puede ser. La orden de alejamiento se ha dictado para su protección y la víctima no puede disponer de ella», aclara la fiscal.

Y es que en la práctica la aplicación de las órdenes de alejamiento presenta también sus desajustes, lo que ha provocado un debate sobre la idoneidad en determinados casos de esta medida que se impone de forma automática y obligatoria tras una denuncia por malos tratos.

Flor de Torres asegura que en los casos más leves se está hablando de replantearse esa obligatoriedad, de dejar su valoración en manos del fiscal y atender más a la voluntad de la víctima. «En la mayoría de los casos, la mujer llega absolutamente aturdida al juzgado, no se entera de nada, y en cuestión de una hora le hemos roto el vínculo con esa persona. Cuando llega a su casa, reflexiona, ve lo que ocurre y se da cuenta de que eso no es lo que ella quería», agrega.

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