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Manuel Céspedes. / SUR
EX DELEGADO DEL GOBIERNO EN MELILLA

Manuel Cespedes: «Hay que tomar decisiones en contra incluso de lo que te dicta el corazón»

«No me arrepiento en absoluto de nada de lo que hice. Estoy orgulloso porque la sociedad española tendía a romperse. Se hizo con bastante prudencia, pero hubo momentos gravísimos. Yo he sufrido mucho»

SUR

Lunes, 14 de julio 2008, 03:50

Manuel Céspedes fue delegado del Gobierno entre 1982 y 1996. Con la perspectiva de los años, analiza tanto los acontecimientos más destacados de aquella época como las claves de la actualidad. Lo hace en El anzuelo, de la Cadena Cope.

¿Qué le parece el senador Yahya, que reside aquí y reniega de nosotros?

Es una enorme paradoja que sea el presidente de la Comisión de Amistad Hispano Marroquí. Debía renunciar inmediatamente porque este conflicto incide en las relaciones. Individuos que hacen la guerra por sí solos, que son francotiradores, son gravemente perjudiciales y no aportan nada. Pretenden sobresalir, tener páginas de periódico y buscar titulares de prensa. La política es un servicio público. El político tiene que buscar la paz en su comunidad, en nación, y descender hasta el barrio. La misión principal es servir al entendimiento, la convivencia, a la paz con mayúsculas. Yahya está en el polo opuesto de lo que debe ser un político. Creo, modestamente, que los medios de comunicación no deberían hacerle ni puñetero caso. Es lo que pretende. Si no tuviera titulares se alejaría de esa actitud.

Usted conoce muy bien cómo funciona una frontera. ¿No le parece preocupante lo que ocurre?

Claro que sí, porque esta ciudad y su entorno históricamente han tenido una forma de vivir simbiótica. No puede vivir Melilla sin su entorno ni el entorno sin Melilla. Si la frontera va bien, todo va bien; y la economía va mejor.

CpM nació del PSOE y ambas formaciones vuelven ahora a unirse. ¿Se han perdido unos años?

No. Ha sido un proceso natural. Cuando la población adquiere sus derechos políticos es lógico que ansíe ejercer la política. En determinados momentos hubo falta de comprensión por parte del Partido Socialista y de los demás partidos. Las consecuencias de esa politización general de la sociedad, incluida la de origen bereber, hace que haya diversidades de opciones. Una buena parte de Coalición por Melilla fue creada por gente que había pertenecido al Partido Socialista. Es volver a los orígenes de forma natural. Es bueno que se dé ese entendimiento. También me parecería bueno si otro partido con mayoría de origen bereber hiciera lo mismo con el Partido Popular. Estaría muy bien. Tienen que gobernar todos con todos.

¿Se arrepiente de algo de lo que hizo en los años ochenta?

No me arrepiento en absoluto de nada de lo que hice. Estoy orgulloso porque la sociedad española tal y como estaba constituida era inviable, tendía a romperse. Se hizo con bastante prudencia. Hubo momentos graves, gravísimos, convulsos. Yo he sufrido muchísimo. Me he tirado días sin dormir. He llorado en mi soledad, muchas veces. Hay que tomar decisiones en contra incluso de lo que te dicta el corazón. Eso produce personalmente graves zozobras y, a veces, desequilibrios en el sueño y nerviosismo casi permanente. Pero yo tenía que aparentar todo lo contrario. A veces terminaba de negociar cosas a las cuatro de la madrugada en cualquier lugar recóndito de Melilla y a las nueve de la mañana tenía que asistir a algún acto de representación poniendo buena cara a todos.

¿Se podía haber hecho mejor?

No lo sé, todo es mejorable y algún error ha habido en el camino, pero el resultado ha sido bueno. No se puede vivir en el siglo XXI con ciudadanos de primera, de segunda y de tercera.

¿La gente le habla de ello?

Se me acerca ahora más gente a hablar del tema, con la perspectiva del tiempo. Me recibe todo el mundo de forma muy cariñosa y me encuentro como nunca he estado en Melilla.

En aquella época, usted tuvo que poner a muchos subsaharianos en tierra de nadie. ¿Cree que ahora estamos en el buen camino a tenor de la nueva normativa europea?

No soy demasiado optimista. Eso es un problema latente desde la descolonización. Ha habido cada vez más diferencia entre el mundo desarrollado y el subdesarrollado. Cada vez lo pobres son más pobres y los ricos más ricos. El problema es muy grave. Puede haber cadena de conflictos y como no se le pongan soluciones serias a la cosa, con bastante sentido de la solidaridad, el problema del mundo será el de los grandes desplazamientos en masa. Eso es gravísimo y no se está haciendo nada. Incluso la buena intención se queda corta.

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