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El hombre que modernizó el envío de rosas
EL FOTOMATÓN. JOSÉ RAMÓN TIRADO, GERENTE DE TELEROSA

El hombre que modernizó el envío de rosas

Estudié Electricidad y desde hace veinte años tengo una empresa de instalaciones eléctricas / Una camarera con nombre de flor fue el origen de la idea de Telerosa / Mis amigos me trataron de loco cuando les hablé del negocio / Aunque nací en un cortijo sin agua corriente, ni electricidad, me encanta vivir en la ciudad / Mi principal 'hobby' es jugar al mus /

Un perfil de Esther R. Cruz

Domingo, 13 de julio 2008, 03:38

ANÉMONA, el nombre de una flor que en griego significa viento, parecía vaticinar el futuro de José Ramón. Una camarera llamada de este modo, un carácter tímido y un poco de aburrimiento provocaron el nacimiento de Telerosa, marca propia creada por este empresario hace ya ocho años.

José Ramón quiso captar la atención de Anemo. Pero una chica tras la barra es el objetivo de muchos, así que intentó hacer algo diferente. De hecho, se vio obligado a superar su timidez para comprarle un ramo de flores personalmente, ya que no encontró ningún otro método para hacerle llegar este regalo sin pasar por ese 'trance'. «Entonces pensé que sería más fácil si hubiera un sitio en el que tú encargas tus flores y te cobran por tarjeta o por teléfono», explica.

Anemo desapareció de ese bar un día como el viento, sin responder su misiva, pero José Ramón sacó partido de la situación. Tras 15 años al frente de Equitrom, una empresa de equipamientos eléctricos y electrónicos ya bastante asentada en el sector, se encontró con bastante tiempo libre. Atrás quedaron los años sin vacaciones, los fines de semana buscando hoteles para comercializar sus productos y los días de trabajo sin horario de salida. De pronto llegaba a la oficina y no había ninguna llamada para él, ni ningún problema que solucionar. Un equipo competente en el que él había delegado se encargaba de todo.

«Me tiré rumiando el tema unos cuantos meses, le dedicaba mucho tiempo a pensar, me quedaba incluso de noche en la oficina haciendo mis diseños, luego me animé a hablar con mis socios», cuenta. Con un 'planning' completísimo, con diseños de publicidad e, incluso, de cómo sería el producto les presentó el negocio a sus compañeros. «Les pareció un disparate, sobre todo a uno de ellos que me dijo 'Si somos electricistas, ¿qué sabemos nosotros de rosas?'. Pero yo estaba absolutamente mentalizado de que eso era la ostia», narra.

Tan convencido estaba del éxito de la idea de Telerosa que realizó una inversión de más de 13 millones de pesetas para la campaña de publicidad, él mismo lo reconoce: «soy arriesgado». «Me lo jugué todo, a mí se me caían los chorros de sudor firmando los contratos publicitarios. Ya íbamos por un disparate de dinero y todavía no habíamos vendido ni una rosa», narra.

Pero salió bien. El primer día el teléfono no paraba de sonar. «Nos volvimos locos, yo me tuve que ir a repartir, todo era más de lo que yo me había imaginado, no teníamos experiencia y poco a poco se fue aprendiendo», comenta.

Causas perdidas

Y no fue la única vez que José Ramón apostó por una causa aparentemente perdida. Con veinte años se encargó de buscar el millón de pesetas que un técnico ya jubilado le pidió para comercializar un invento suyo. Se trataba de un mando que regulaba, encendía y apagaba las luces.

Gastado el millón, los mandos nunca funcionaron y el técnico desapareció. Tan sólo un montón de materiales quedaban como proyecto de la empresa que siempre quiso montar. Hoy es Equitrom porque José Ramón no tiró la toalla, tal y como afirma, «hay que apostar y creer en uno mismo».

Se fue a la Facultad de Telecomunicaciones y buscó a dos estudiantes que diseñaron el mando con los mismos materiales que ya tenía. «No era perfecto, conseguí vender algunas instalaciones y alguna se quemó, fue un poco desastroso», explica. De esa estructura inicial surgió la empresa que actualmente se encuentra en calle Edison.

José Ramón estudió Electricidad en Antequera, aunque él nació en un cortijo a tres kilómetros de la Estación de Archidona donde no hubo agua corriente, ni electricidad hasta su adolescencia. Con cinco años estudió en un colegio interno y empezó a «sobrevivir». A los 19 años se marchó a Málaga y siguió haciéndolo. Trabajos del periódico esporádicos hasta que formó su propia empresa. Ahora no volvería al campo: «Soy una persona muy activa, me gusta el estrés de la ciudad, soy de urbe, el campo es precioso, pero para un fin de semana», explica.

«Adicto al trabajo»

Aunque es «un adicto al trabajo», afirma que no le importa excesivamente el dinero. «Mi vida ha estado muy vinculada al trabajo, es mi 'hobby' preferido, sólo me voy quince días de vacaciones porque más tiempo me aburro. Es algo que me gusta y creo que si a alguien no le gusta su trabajo, debería dejarlo», declara.

A sus cuarenta y dos años, hace cinco que encontró la estabilidad emocional con Mari Carmen. Su relación también parece un juego del destino. La conoció el día de Nochebuena en Telerosa, ya que era amiga de una trabajadora de la empresa. Justo un año después se la volvieron a presentar en un pub de forma fortuita.

Entre sus clientes muchos famosos, desde políticos a cantantes, pasando por grandes empresas. Leroy Merlin compra en Telerosa los regalos para sus empleadas cuando dan a luz o cuando algún trabajador se pone enfermo. Y hasta el propio José Ramón fue el encargado de entregarle el primer ramo de flores a la ex alcaldesa de Marbella, Mari Sol Yagüe, a su salida de la cárcel.

Ahora comparte tiempo con su familia, Mari Carmen y el hijo de ésta, el trabajo, nuevos propósitos -cuenta que sigue pensando proyectos futuros, porque todavía se aburre- y el mus, otra de sus pasiones. «Es un juego precioso y se hacen muy buenas relaciones empresariales. Yo he hecho varios negocios interesantes jugando al mus», apostilla. Cada lunes apuesta una cena y aprovecha para echar una partida. Viendo la suerte que tiene el empresario, son valientes los que se atreven a apostar contra él.

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