
Secciones
Servicios
Destacamos
TEXTO: SANDRA BALVÍN
Miércoles, 31 de octubre 2007, 02:37
SEGUI Kaîta y su familia preparan las maletas para irse de vacaciones. Son unas vacaciones muy especiales porque será la primera vez que él, su esposa y su hermano regresarán a Gambia, varios años después de su llegada a España. También será el primer encuentro del hijo, Haggi, con la tierra natal de sus padres. Algo más de 5.000 kilómetros les separan de su destino y las dudas empañan la emoción de volver a medida que se aproxima el día de la partida.
Los mismos sentimientos encontrados asaltan a Mohammed, el hermano de Seghi. Al nerviosismo del reencuentro con su familia se une el provocado por el nerviosismo de su boda. A su llegada, se casará con Niuma, una novia a la que apenas conoce. Antes de partir debe comprar los regalos de los que dependerá el visto bueno de los parientes de su prometida.
Éste es el punto de partida de 'Bienvenido Mr. Kaîta', el documental de Albert Albacete proyectado ayer en el seminario 'El cine como herramienta didáctica para construir valores'. La cinta combina ternura y dureza para mostrar una realidad muy alejada de lo que cuentan los informativos en los países de partida y de llegada. La trama se complica a medida que avanza el documental y la historia se convierte en un prisma de infinitas aristas de la realidad de las familias como las de Segui.
Cambios
Segui trabaja en una finca agrícola y reside cerca de Barcelona. Gana unos 900 euros al mes y debe enviar parte de su sueldo a Gambia. Al llegar a su país deja de ser un inmigrante surafricano para convertirse casi en un héroe local. Quiere reencontrarse con sus raíces y mostrar a Kaggi la tierra que será su hogar. Parece sencillo, pero no lo es.
Comenta con sus amigos que en hotel donde se hospeda le tratan como un blanco y comienza a sentirse también un extranjero en la ciudad que le vio crecer. La palabra «dinero» salpica todas las conversaciones y siente que al emigrar no sólo ha asumido la responsabilidad de mantener a su mujer y a su hijo, sino a la familia que ha dejado atrás.
Segui se da cuenta de que no es exactamente el mismo que cuando se fue. Ha cambiado su manera de vestir, dice «¿hostia!» cuando se enfada y pide facturas en los mercados locales ante la mirada estupefacta de los vendedores, que arrancan un pedazo de papel de un cuaderno en la que anotan unos números a modo de prueba de la compraventa. Sin embargo, aún se siente gambiano y conserva su deseo de regresar para vivir en la casa cuya construcción ha iniciado.
La soledad
Son sólo algunos de los problemas planteados en un documental que pone de manifiesto problemas tan graves como el desconocimiento de los peligros que entraña la inmigración ilegal. Cada vez son más los jóvenes que quieren ir a Europa. «Europa, Europa...pero no es como creéis», trata de advertirles Segui, pero no le escuchan. Le miran con la incredulidad de los que escuchan una leyenda urbana. La incredulidad se convierte en terror cuando contemplan las imágenes que Segui les ha grabado de los telediarios españoles.
Quedan muchas cosas en el tintero. Queda la nueva esposa que no quiere saber que su marido puede tardar años en volver. Quedan los campos vacíos de un país agrícola en el que ya nadie quiere trabajar la tierra. Falta el gesto de resignación de Segui cuando su hijo que Gambia no le gusta demasiado. Segui lo entiende, lo entiende todo hasta tal punto que siente dolor e impotencia, pero la vida sigue y debe volver a España. Piensa en todo lo que le piden todos y dice: «Es como una losa que te cae encima».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.