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TEXTO: ANA I. MARTÍNEZ
Domingo, 5 de agosto 2007, 04:23
LOS ingenieros de la Fórmula 1 dejarán muy pronto de ser en su mayoría ingleses. En poco más de un año, Manuel Aboy, Ángel Luis Fernández, Cristian Marcos Ayuso, Esteban Méndez, Alejandro Ojeda, Isaac Prada y Nogueira o Lino Vital pueden ser los encargados de mejorar los coches de Fernando Alonso, Raikkonen y compañía. Ellos son, junto a Héctor Garcés, Alberto Pello, Javier Rodríguez, Emilio Royo y Guillermo Sanz, los 12 afortunados dotados con las primeras becas de Cajastur-Fernando Alonso. El premio, que cubre el total de la matrícula más 36.000 euros, les permitirá cursar en la prestigiosa Universidad británica de Oxford Brookes estudios de postgrado en las especialidades de automoción deportiva o diseño de motores de automóvil de competición.
Ellos mismos dicen sentirse unos privilegiados. Y razones no les faltan. Oxford les ofrece una formación que su país no les puede dar por ahora. «Un ingeniero español lo tiene muy difícil para entrar en la Fórmula 1. Los ingleses son los que más fácil lo tienen, puesto que las escuderías están al alcance de su mano y las universidades tienen convenios con los equipos», explica Isaac Prada, de 24 años y licenciado en industriales.
Por ello asegura que mucha gente válida se ve obligada a irse una temporada al extranjero para hacer lo que realmente quieren. Como ellos, que se irán en septiembre a Inglaterra durante el año que dura el máster. Esperan recibir una buena formación y aprender lo máximo posible, puesto que van a contar con un elenco de profesores de excepción. Los sueños son los que han hecho posible que estos chicos hayan luchado por conseguir ser lo que siempre quisieron. La mayoría de ellos aspira a lo más alto: trabajar en cualquier escudería de la Fórmula 1 ya sería grande, pero puestos a elegir, Ferrari. Así opina Esteban, un asturiano de 23 años. «Mi sueño hasta ahora era conseguir la beca», admite entre risas Lino.
Más salidas
Sin embargo, todos son muy conscientes de que la Fórmula 1 no es la única salida. Cristian y Ángel Luis son los dos únicos licenciados en aeronáutica elegidos. Aseguran que trabajar en una escudería sería lo más grande, pero existen otras alternativas como la industria auxiliar, los rallies o la GP2. «Por ahora me centraré en sacar el máster. Luego ya veremos», asegura Ángel. Un caso muy diferente es el de Isaac. Él ya tuvo la oportunidad de trabajar en el equipo Renault F1 gracias a una beca que le concedieron durante un año en 2005.
La madurez de Manuel es más que palpable a la hora de hablar con él. Este gallego de 28 años no está muy convencido de querer entrar en la mayor escudería de la Fórmula 1. A priori es algo que puede sorprender, pero explica: «Los ingenieros novatos se tiran horas delante de un ordenador diseñando, por ejemplo, la arandela que va en el acelerador de un coche».
Hasta que todo esto lo consigan, Oxford será su casa durante el próximo año. La formación sólo es posible allí y la mayoría no descarta pasar una buena temporada fuera. Son jóvenes con ganas de aprender. Si a ello se le suma que la Fórmula 1 no es para ellos sólo una profesión, sino una vocación y su mayor afición, el resultado es inmejorable. Aún así todos coinciden en que al final regresarán a su tierra.
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