
Secciones
Servicios
Destacamos
PPLL
Lunes, 30 de julio 2007, 05:37
IRONMAN, nombre mítico para aquellos que practican triatlón y sueñan con probar al menos una vez con las distancias extremas. Sus dimensiones asustan. 3,8 kilómetros de natación, 180 de bicicleta y como postre, un maratón. Un reto apetecible al alcance de aventureros como el dorsal 808 del Ironman celebrado en Fráncfort el pasado día 1. En el puesto 503 de entre 2.600 participantes, después de más de diez horas de esfuerzo (10.19.30) aparecía bajo el arco de meta y acompañado de sus dos hijos Luis Enrique. El premio a seis meses de duro trabajo con el objetivo de ser 'finisher' y la culminación de un proceso de transformación desde que decidió dejar el fútbol en mayo de 2004. Desde entonces, ha sido capaz de hacer el maratón más emblemático (Nueva York) en 2005, una de las grandes clásicas cicloturistas (la Quebrantahuesos) en 2006, y por fin, un Ironman (Fráncfort), en 2007.
De reposo en su retiro vacacional de Ibiza, Luis Enrique se muestra tal y como es, todo un carácter inquieto capaz de estar pensando en nuevos retos cuando han pasado pocos días desde que cruzó bajo el arco de meta de la competición de Fráncfort. Ya piensa en competir en el Ironman de Austria -de hecho se inscribió a la hora de abrirse el plazo- que se celebrará en julio de 2008, en una carrera de BTT que se celebra en Cataluña, en la 'Marathon des Sables' del próximo año, que se celebra en Marruecos a través del desierto del Sahara... Todo un calendario de proyectos que tuvieron su punto de partida casi antes de anunciar su retirada del Barcelona en mayo de 2004. «La idea de practicar triatlón, o hacer maratones, surf o cosas así ya las había ido madurando cuando era futbolista en activo. Algunas veces ya les comentaba a compañeros como el 'Pitu' Abelardo que cuando dejara el fútbol lo iba a hacer, pero no me creían. Pero yo soy bastante cabezón y me decidí a hacerlo. Lo primero que hice fue el maratón de Nueva York. Empecé con carreras cortas, luego el maratón, me metí en el cicloturismo para después liarme con la Quebrantahuesos, luego ya los triatlones, hice el medio Ironman de Lisboa...»
Su constitución física le ha servido para que la transición de un deporte como el fútbol a otros de largo aliento como el atletismo o el ciclismo sea menos traumática. El asturiano recuerda una anécdota de una concentración de pretemporada con el Barcelona, «en la que coincidimos con un equipo ciclista, y me comentaban que mi cuerpo, mis piernas, no eran propias de un futbolista, sino de un ciclista. Por eso quizá no he tenido tantos problemas para adaptarme a las nuevas especialidades», reconoce.
Seis meses de trabajo
Sin duda, de todas las pruebas que ha hecho, la del Ironman ha sido la que más tiempo le ha ocupado. No en vano, preparar una cita de estas características le ha obligado a un largo proceso de preparación. De todos modos, y pese a los seis meses de trabajo, Luis Enrique se encarga de desmitificar un tanto a la gran prueba del triatlón. «La idea preconcebida que tenemos de un Ironman es que se trata de un reto imposible, pero realmente no es así. La gran importancia que tiene afrontar una prueba de estas características es llegar a la cita en cuestión con los deberes hechos. Ahí está la gran cuestión de estas pruebas. Yo diferenciaría entre aquellos que participan habiendo cumplido escrupulosamente con los plazos de entrenamiento y los que no, que tratan de sobrevivir para acabar la competición».
Medio año de trabajo -tres meses de entrenamiento global y otros tres de entrenamiento específico- dan como resultado el poder completar con garantías una prueba como la de Fráncfort. «Hay que tener mucha paciencia para llevar este plan de trabajo, hacerse con el hábito de trabajo, cumplir con lo que te asignan, como por ejemplo llegar a hacer 4.000 metros en piscina. ¿Tu sabes la de vueltas que hay que dar en una piscina de 25 metros? Son constantes pruebas diarias que hay que ir superando y que es lo que te da la posibilidad de afrontar un Ironman».
El ex jugador del Sporting, Real Madrid y Barcelona se refiere a la disciplina que más trabajo le ha costado de las tres que componen un triatlón, la natación. Después de haber culminado maratones y grandes clásicas cicloturistas, todo pasaba por mejorar en el agua, una tarea ardua que finalmente ha superado con creces. «Para mí quizá ha sido la mayor evolución. Es muy importante poder superar una disciplina que al principio odiaba, en la que te gana todo el mundo. Al principio era durísimo, nadaba 25 metros y era una sensación agónica. Y pensé que o me relajaba o así no podría hacerlo. Poco a poco vas mejorando. He dejado de ser como una piedra, je je».
Tanto es así que en Fráncfort mejoró todas sus previsiones de tiempo en los 3,8 kilómetros en el agua. «Nadé por debajo del tiempo que me había marcado, y eso, con la cantidad de gente que tienes alrededor, los golpes que te dan y das, me sirvió para venirme arriba de cara al resto de competición».
En concreto la bicicleta, una disciplina que domina y que a Luis Enrique le provoca las mayores satisfacciones. «Es lo que más me gusta. Se me da bien. De las tres disciplinas, es donde me siento como si fuera un profesional, porque corriendo no lo noto, y nadando que te voy a contar... pero por ejemplo en pruebas como la Quebrantahuesos sí que disfruto mucho». Pese a sus preferencias, hay notables diferencias entre una clásica cicloturista y un Ironman, donde en los 180 kilómetros de recorrido se busca la aerodinámica y el ir acoplado el mayor tiempo posible en la bicicleta. Un detalle importante que también hay que trabajar y que ofrece sus dificultades... «Cuesta mucho mantener la posición en la bicicleta. Vas ahí metido, y aguantando, y van pasando los kilómetros y se hace duro, sobre todo en la entrepierna. Es jodido aguantar la postura. De todos modos, es una especialidad en la que tengo margen de progresión, porque creo que me relajo un poco y no doy todo lo que tengo que dar».
Los consejos de Gonzalo
Eso no lo dice él, sino todo un especialista como Víctor Gonzalo, ex ciclista profesional y que hoy en día es un consumado maratoniano. «Es un fenómeno que nos acompaña a las competiciones y nos da un montón de consejos. Él y otros conocidos como Marcel Zamora me han ayudado mucho a la hora de explicarme y asesorarme. Y en Alemania Víctor me dijo que todo el grupo que fuimos iban con cara de hechos polvo y que yo iba relajado. Soy consciente de que tengo que mejorar, pero eso también me lo da el tiempo y la experiencia. Está claro que el atletismo es lo que mejor domino, ya me conozco, pero por ejemplo la bicicleta y la natación todavía tengo que explorar un poco mis límites y conocerme un poco más».
Tiempo tendrá. El asturiano no para pensando en lo que le queda por delante. Mientras llegue la hora de volver a los campos de fútbol como entrenador, Luis Enrique sigue con la mente puesta en superarse a sí mismo. Eso sí, a diferencia de su vida deportiva anterior, en esta hay tiempo para disfrutar de los amigos y de la familia. «Lo bueno es que todas estas aventuras las hacemos en grupo, vamos los amigos que entrenamos juntos, las familias, hacemos turismo, no es lo mismo que cuando era profesional y tenía que estar todos los fines de semana fuera. Ahora vamos juntos y mi familia se lo pasa genial. Tanto, que mis hijos ya me están preguntando a ver cuándo voy a hacer otra prueba». Viendo su trayectoria, será pronto, no podría ser de otra forma.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Cork busca turistas en el norte de España
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.