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AGUSTÍN PELÁEZ apelaez@diariosur.es
Domingo, 16 de octubre 2011, 12:16
Quienes lo utilizan habitualmente valoran su puntualidad espartana, su rapidez como medio de transporte, la gran comodidad y limpieza de los trenes, su seguridad y silencio al circular, así como el hecho de tratase de un medio moderno y no contaminante. En cambio, sus detractores lo califican como un «capricho» de Antonio Souvirón -alcalde del municipio hasta 2007 que promovió y defendió su ejecución-, y de la Junta de Andalucía por acometer su ejecución, valorada en 30 millones de euros, utilizando para ello estudios de demanda y viabilidad económica que el tiempo ha demostrado que nada tenían ni tienen que ver con la realidad.
De hecho, dos de los graves problemas a los que se enfrenta el tranvía son precisamente el bajo número de pasajeros y los elevados costes de explotación.
Ambos argumentos han servido esta semana al alcalde veleño, el popular Francisco Delgado Bonilla, para anunciar su paralización a partir del próximo 1 de noviembre ante la imposibilidad del Ayuntamiento de seguir soportando en solitario los gastos del servicio.
¿Pero por qué es tan caro el tranvía? Por los elevados costes de mantenimiento que exige y por los gastos que ocasiona su propio funcionamiento. Parado incluso seguirá costando dinero al Ayuntamiento, que deberá seguir pagando los gastos de amortización de los trenes, (unos 540.00 euros por año). La compra de cada tranvía costó más de 2.600.000 euros. Mantenerlos en perfecto estado requiere contar con mecánicos especializados.
Se trata además de una infraestructura que requiere importantes medidas de seguridad. Su funcionamiento es seguido por dos personas desde un centro de control situado en las cocheras. Necesita un equipo semafórico propio para controlar el tráfico en los puntos donde confluye la línea tranviaria con la circulación rodada.
El propio material rodante, también muy costoso, sufre un importante desgaste. La empresa concesionaria, Travelsa, ha llegado a plantear incluso la necesidad de incluir en la tarifa técnica una cantidad para sufragar el desgaste de las ruedas.
Son algunos de los factores, según el alcalde, que provocan que el tranvía resulte un medio de transporte gravoso tanto para el usuario como para el Ayuntamiento. Aunque el coste real de cada viaje está fijado actualmente en 1,82, el precio de venta al público es de 1,30 por un recorrido de 4.700 metros, cuando el mismo itinerario en los autobuses interurbanos cuesta tan sólo 1,05 euros. El resto (0,52 euros) lo subvenciona el Ayuntamiento como fórmula para promover e incentivar el uso del transporte público colectivo.
Segunda fase
La puesta en marcha de la segunda fase, concluida desde febrero de 2009 y que amplía el trazado en 1.200 metros, dispararía la tarifa técnica por encima de los 2,80 euros, lo que obligaría al Consistorio a tener que consignar para 2012 más de 2.600.000 euros para mantener el transporte municipal. Este año, según todas las previsiones, el costo del servicio rondará el 1.600.000 euros.
Así las cosas, el gobierno del PP en el Consistorio no está dispuesto a soportar en solitario el incremento presupuestario que exigirá el transporte municipal, «porque habría que quitar dinero de otros servicios», asegura. Por este motivo, mediante la paralización del tranvía, lo que se pretende desde el PP es presionar a la Junta de Andalucía para que colabore en el sostenimiento del servicio con una aportación de 0,45 euros de la tarifa técnica.
Sobre la demanda que registra el tranvía, no les falta razón a quienes dicen que el primer tranvía de Andalucía no tiene el número de usuarios que debería. Los datos no ofrecen lugar a dudas. Cinco años después de su entrada en funcionamiento -se puso en marcha el 11 de octubre de 2006-, el tranvía veleño ha cerrado los primeros ocho meses de 2011 con la cifra más baja de pasajeros de su historia. Entre enero y agosto sólo utilizaron el transporte municipal, que incluye la línea del tranvía, 466.762 personas, lo que significan 18.906 usuarios menos que en el mismo periodo de 2010, que alcanzó los 485.668.
El descenso en el número de pasajeros representa uno de los costes más elevados para el Ayuntamiento, ya que, según el contrato suscrito con la empresa que gestiona el servicio, Tranvía Vélez (Travelsa), todo lo que sea quedarse por debajo del número de viajeros de equilibrio (1.214.494 usuarios en 2011) obliga al Consistorio a tener que abonar a la concesionaria los billetes necesarios para garantizar la estabilidad de la explotación al precio que establece la tarifa técnica, que a partir del 1 de noviembre se situará en los dos euros.
¿Por qué no ayuda la Junta?
La razón es sencilla. El Gobierno andaluz considera que el déficit de la explotación corresponde al Ayuntamiento, al tratarse de un transporte urbano y por tanto competencia exclusiva del Consistorio, y porque el convenio suscrito en su día atribuía a la administración autonómica la ejecución de las obras, mientras que la gestión y explotación recaía en el municipio. «Si se le concede una ayuda al tranvía de Vélez también habría que hacerlo al transporte urbano de cualquier ciudad andaluza», asegura el delegado provincial de Obras Públicas, Enrique Benítez.
El alcalde acusa a la Junta de incumplir sus compromisos con el tranvía veleño y recuerda cómo la ayuda puntual prometida por el expresidente Manuel Chaves en enero de 2009 para paliar del déficit del servicio sigue sin llegar, «dejando que el primer tranvía de Andalucía como un fracaso».
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