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ANTONIO ORTÍN
Sábado, 20 de agosto 2011, 04:11
Septiembre va a alumbrar un disco interesante. Es un álbum de fondo, de esos que hay que escuchar en ida y vuelta para recorrer todos sus rincones; para metabolizar bien el preciosismo de sus detalles. No va de estribillos fáciles y pegadizos hechos para la combustión rápida de las radiofórmulas. En realidad, se trata de canciones revisitadas bajo un nuevo prisma. Subjetivo y singular, como su autor. El título del disco ya lo dice todo: 'Re-versos'. Lo firma Javier Ojeda, probablemente el músico más carismático de la escena local y uno de los creadores con más capacidad para transformar y transformarse. Son temas grabados durante sendos conciertos celebrados los pasados 27 y 28 de diciembre en el teatro Echegaray en los que Ojeda recorrió algunos de los temas que han marcado su trayectoria musical. 74 minutos para disfrutar de clásicos propios y ajenos que el vocalista de Danza Invisible refresca con una nueva lectura, cinco temas inéditos y la firma debutante de su propio sello: ¡JO!
Probablemente haya sido la casualidad o el azar, pero lo cierto es que 'Re-versos' se publicará en septiembre, justo cuando se cumplen treinta años desde que tres jóvenes chavales (Chris Navas, Manolo Rubio y Ricardo Texidó) alumbraran en los sótanos de un bar de Torremolinos Danza Invisible, el buque insignia de la nueva ola malagueña de los ochenta, a la que Ojeda se incorporaría unos meses más tarde y cuyo debut discográfico oficial se produciría en agosto de 1982 con el maxi 'Sueños de intimidad'.
El caso es que, desde entonces, Ojeda -solo o en compañía- ha ido abriendo puertas. Danza Invisible acabó convirtiéndose en la referencia más importante del pop de los últimos años (tuvieron el precedente de Los Gritos, Los Íberos o Tabletóm, pero ninguno alcanzó el éxito de los de Torremolinos). Hoy juegan en otra liga, lejos de aquellos años explosivos de 'Sabor de amor' o 'Catalina', pero en Málaga, en Madrid o en México les siguen adorando. Sus contundentes conciertos integran a generaciones diversas: a los que visitaron 'El club del alcohol' en la adolescencia; y a los hijos de aquellos, a los que Danza puso 'A sudar' al compás de 'Por ahí se va'.
Javier, por su parte, ha ido ensanchando poco a poco su particular horizonte musical. Melómano empedernido, ha transitado Sin Aliento desde el Tercer Mundo hasta el Polo Sur; aventuras musicales con las que ha ido saciando su sed de creador hiperactivo. Y los pinitos en la radio ( 'Pal bailador'), la poesía (Chorrito del Sur)... en fin, los múltiples reversos de un Javier Ojeda con el que tenemos una cita en septiembre (será con toda probabilidad el día 16 en el auditorio de la calle Pacífico).
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