Senderismo Málaga: Ruta fluvial de Barranco Blanco (Coín)

Esta ruta fluvial discurre por la parte más espectacular del cauce del río Alaminos, uno de los afluentes del río Fuengirola. Esta zona está situada en las estribaciones de la Sierra de Mijas, entre los términos municipales de Alhaurín El Grande y Coín.

El punto de partida de esta ruta fluvial hay que buscarlo en la actualidad junto a la carretera MA-3303, donde hay desvío (aproximadamente a 5 kilómetros de Alhaurín El Grande en sentido Coín) que continúa por un carril de tierra. Una vez en este camino, se encontrarán los carteles que indican que está prohibido continuar en vehículo a motor (36.618833, -4.730014). partir de ahí tocará bajar a pie por un camino que discurre en su mayor parte bajo la sombra de un pinar.

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Esta ruta fluvial, a pesar de ser una de las más cortas de la provincia de Málaga, es la que ofrece una de las estampas más espectaculares de los ríos de la provincia. Concretamente recorre el tramo del río Alaminos que desciende por las sierras coínas, poco antes de que sus aguas vayan a parar al río Fuengirola. Saltos de agua y pozas de aguas cristalinas forman parte de este cómodo itinerario, en el que puede participar, sin duda alguna, toda la familia, ya que, salvo algunas zonas donde hay que nadar, el recorrido tiene un buen acceso.

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El punto de partido está junto la antes mencionada carretera MA-3303. Desde allí habrá que bajar 2,2 kilómetros aproximadamente por un carril de tierra que desemboca en el curso del Alaminos. Una vez que este camino se topa con el río, habrá que girar a la derecha para llegar hasta el puente que sirve para cruzar el río Alaminos en vehículo (actualmente está prohibido acceder en vehículo a motor época estival). Cerca de ese punto hay que dejar el vehículo correctamente estacionado sin que moleste al tránsito de otros automóviles que circulen por la zona. Desde allí hay que comenzar subiendo junto al cauce del río. Eso sí, justo debajo del puente, se quedará una cascada de grandes dimensiones que se podrá visitar tras la vuelta.

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En los primeros 300 metros el recorrido se hace por la orilla del río –preferentemente el margen izquierdo-, entre una espesa vegetación ribereña. De esa forma se llega al lugar más conocido y frecuentado del río Alaminos, al que se le conoce con varios nombres, entre ellos, el chardo de la Paloma. Se trata de una poza de aguas cristalinas que se refugia en parte bajo una pared caliza. Por la otra, hay también una resbaladiza orilla pétrea. Para muchos puede ser el punto de regreso, ya que no siempre resultará fácil atravesar este enclave. Lo más fácil es hacerlo nadando.

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Quienes atraviesen la primera de las grandes pozas, se encontrarán con otro paisaje espectacular en el que además de aguas cristalinas se puede ver una cascada de más de dos metros de altura. Además de su belleza, muchos verán en este punto un nuevo obstáculo para seguir ascendiendo el río Alaminos. Normalmente en este punto hay una cuerda que permite salvar esta zona abrupta. Quienes vayan con niños o canes o quienes no estén habituados a este tipo de dificultades deberán prácticamente desistir de seguir progresando, dado que puede ser realmente peligroso. A los que sigan aguardan otras pozas espectaculares, algunas incluso camufladas dentro de una cueva. Sin embargo, pocos metros a partir de allí el ascenso del río deja de ser tan vistoso y espectacular. Es más, quienes se empeñen en seguir subiendo, comprobarán como hay una bifurcación en dos cauces distintos. En cualquier caso, debe ser el punto de retorno.

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El camino de vuelta se hace por el mismo cauce hasta llegar al puente indicado anteriormente. En ese punto, antes de dejar el enclave, merece la pena descender por el mismo curso (desde cualquiera de los dos márgenes) para ver una vertiginosa cascada en otro de los enclaves sorprendentes de este afluente del río Fuengirola. Desde allí, ya tocará regresar.

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Conviene tener especial cuidado con los objetos que se puede estropear si se mojan, como cámaras fotográficas, móviles o llaves de coche, ya que hay pozas de aguas que sólo se pueden superar metiéndonos en el agua y nadar en ellas. Por tanto, es recomendable llevar recipientes estancos, que eviten disgustos con determinado material. Es indispensable usar para esta ruta ropa y calzados adecuados, es decir, que se puedan mojar, no provoquen rozaduras y tengan una suela flexible, pero, al mismo tiempo, resistente.

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Desgraciadamente este enclave ha pasado a la historia negra de Málaga porque allí se originó el incendio que asoló buena parte de las sierras del entorno en septiembre de 2012. Pese a ello, la zona se va recuperando paulatinamente. Eso sí, hay que vigilar especialmente la limpieza tanto del cauce como la de los caminos cercanos.

En esta zona de Barranco tanto la flora como la fauna se vieron muy mermadas por el incendio de 2012. Pese a ello se pueden reseñar valiosas especies biológicas, que demuestran el vigor de la naturaleza ante desastres de tal magnitud. Entre los árboles que resistieron al incendio destacan especialmente algunos algarrobos y pinos. En torno al río también se pueden ver distintas especies vegetales, como adelfas, palmitos lentisco o romero. En lo que se refiere a animales, hay quien asegura que en la zona se han visto nutrias, que se abastecen de algunos peces que viven en sus aguas, como el cachuelo. Tampoco faltan ni una amplia gama de anfibios ni vistosos insectos, como varios tipos de libélulas.