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ÁNGEL ESCALERA
Sábado, 7 de diciembre 2013, 10:54
El Servicio Andaluz de Salud (SAS) prohíbe a todos sus cargos intermedios que trabajen en la sanidad privada. En esa situación se encuentran los directores de unidades de gestión clínica, los jefes de servicio y los de sección en el caso de los médicos y los jefes de bloque y los supervisores en el de los enfermeros. Los gerentes de los hospitales están notificando estos días a los cargos intermedios que desarrollan también su actividad en la sanidad privada que deben dejarla y acogerse a la dedicación exclusiva. En caso de que no lo hagan, se les quitará cualquier tipo de competencia de mando y dejarán de ocupar las jefaturas.
La medida ha sentado muy mal a los afectados, muchos de ellos profesionales de reconocido prestigio en el campo de la salud. La orden del SAS no hace distinciones, por lo que no habrá excepciones. Todos los médicos y los enfermeros que ocupan ahora una jefatura se verán en la obligatoriedad de renunciar a su actividad privada si quieren conservar el mando. En caso de que no acepten, perderán sus puestos y se convertirán en médicos y enfermeros de base. Sólo en los hospitales Regional Carlos Haya y Clínico Universitario puede haber un centenar y medio de jefes que tendrán que elegir entre conservar su cargo o seguir sin dedicación exclusiva, pero ya sin la jefatura que ahora desempeñan.
«No nos dan opciones. O dejamos la sanidad privada ya o nos quitan una plaza que en la mayoría de los casos hemos logrado en una oposición tras demostrar nuestros conocimientos y nuestra valía», puso de manifiesto un facultativo que lleva muchos años al frente de un servicio hospitalario.
La dirección de los hospitales está remitiendo cartas a los profesionales que están en esa situación informándoles de que deben dejar la sanidad privada de inmediato, puesto que en caso contrario se les privará de las jefaturas que ocupan.
Plazas ganadas en oposición
El escrito que se les envía, denominado declaración responsable, debe ser firmado por los cargos intermedios comprometiéndose a no continuar compatibilizando el ejercicio de la sanidad pública con el de la privada. «No nos ofrecen salidas. O acatamos la orden o nos relegan y perdemos una plaza que hemos ganado en buena lid y después de superar una oposición, que en muchos casos se consiguió antes de que se aprobase el decreto en el que el SAS se basa para impedirnos seguir con la actividad privada», señaló otro especialista, que no está dispuesto a dar de lado a su ejercicio privado, por lo que ha decidido abandonar la jefatura. «Llevo muchos años trabajando para el SAS. Le he entregado lo mejor a la sanidad pública y ahora me encuentro con que no se tiene en cuenta mi trabajo», recalcó otro jefe.
El SAS se basa para aplicar esa medida en un decreto de 13 de marzo de 2007 en el que se establece como requisito exigido y sin excepción para los puestos directivos y cargos intermedios contar con la dedicación exclusiva. El cumplimiento estricto de esa norma es consecuencia de que el Tribunal Supremo ha ratificado una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que daba la razón al SAS tras los recursos presentados por algunos profesionales.
Por eso, las gerencias de los centros del SAS comunican a los cargos intermedios sin exclusividad que están incumpliendo la norma, por lo que les instan a dejar la actividad privada para poder continuar ocupando las plazas de jefes.
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