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ESPAÑA

La derecha se crece en la Unión

El ascenso conservador, salvo escasas excepciones, no oculta el toque de atención dado en las urnas al proyecto comunitario y concretado en una elevada abstención

FERNANDO PESCADOR

Lunes, 8 de junio 2009, 04:25

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El 43,39% de participación, o lo que es lo mismo, una abstención del 56,61%, casi dos puntos más que hace cinco años, cuando se situó en el 54,53%. Un total de 213 de los 375 millones de votantes llamados ayer a las urnas para elegir un nuevo Parlamento Europeo, al que el Tratado de Lisboa hará el más poderoso en toda la historia de la UE, desatendieron los llamamientos a la responsabilidad democrática emitidos desde partidos nacionales e instituciones y decidieron quedarse en casa. Un menosprecio en toda regla al proyecto común y un toque de atención a la clase política, cuyos apremios no han sido tomados en consideración por amplísimos estratos de la ciudadanía.

Los primeros datos globales llegados a la capital comunitaria sobre las elecciones daban noticia de un retroceso generalizado de la izquierda en Europa, salvo en Grecia, Dinamarca y Eslovaquia. En los grandes países de la Unión, las formaciones de la izquierda clásica constataban retrocesos muy notables, como en Francia, Alemania y, sobre todo, Reino Unido, donde el retorno de los conservadores euroescépticos al poder en las legislativas de 2010 se da ya por seguro.

La derecha, en términos también muy generales, aparecía como ganadora de los comicios, pero a través de expresiones muy dispares: desde los islamófobos holandeses del Partido de la Libertad hasta los democristianos de la CDU-CSU alemana, abiertamente proeuropeos, pasando por los euroescépticos de Libertas, los conservadores austriacos del OVP y su alter ego antieuropeo FPO o la extrema derecha del BZO. Y en Hungría, el partido de extrema derecha Jobbik optaba a dos escaños, lo mismo que los ultranacionalistas rumanos del PRM (Partido de la Gran Rumania) o el asiento que cabía atribuir a los ultranacionalistas eslovacos del SNS.

La proyección en escaños de esos resultados, aunque provisional a la espera del cómputo total de votos, apuntaba un triunfo inequívoco del Partido Popular Europeo (PPE), que revalidaría su condición de primera formación política de la Eurocámara con entre 263 y 273 eurodiputados (entre el 35,73% y el 37,09%), seguido muy de lejos por el Partido de los Socialistas Europeos (PES), que descendería desde sus actuales 217 escaños hasta entre 155 y 165. El portavoz del grupo y candidato a presidir la institución, el socialdemócrata Martin Schulz, se declaraba «muy decepcionado» por estos resultados, «que muestran que la socialdemocracia ha ido muy mal en una mayoría de países europeos. Es una noche triste». El español Joaquín Almunia también expresaba su descontento. El comisario de Economía indicaba que «la izquierda europea no ha ofrecido un mensaje claro para salir de la crisis económica (...) pese al fracaso del neoliberalismo».

Apoyo a Barroso

El cuadro resultante, aunque ofrece una traducción a grupos de representación parlamentaria más complicada que en las ocasiones precedentes, parece despejar las dudas que existían sobre el apoyo de la nueva Eurocámara al actual presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, para que permanezca en el cargo otro quinquenio. A pesar de que Daniel Cohn Bendit desde Francia llamaba a la rebelión de la izquierda contra esa revalidación del mandato del político portugués, fiado en los buenos resultados de los Verdes, lo cierto es que la Eurocámara de centroderecha no va a prestar tampoco su apoyo a un candidato de izquierdas.

Acusado de imprevisible, irresponsable, endogámico y narcisista, el Parlamento que resulta de estas elecciones es el más heterogéneo de su historia. En su seno convivirán las corrientes proeuropeas clásicas con una galaxia de movimientos contrarios al proyecto común, algunos de los cuales llegan a la institución con el propósito, liso y llano, de dinamitar su ejecutoria. Y sucede así cuando la cámara va a ser depositaria de las mayores cuotas de poder de la historia.

El presidente saliente del PPE, Hans-Gört Pöttering, decía esperar un «talante justo y objetivo» de los euroescépticos o abiertamente contrarios a la UE que acceden ahora al hemiciclo.

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