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LAURA RICO
Rarezas 'made in Spain'

Rarezas 'made in Spain'

Algunas de nuestras costumbres nacionales desconciertan, para bien o para mal, a los extranjeros

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Domingo, 6 de septiembre 2020, 00:07

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Mirarnos con los ojos de personas de otros países y culturas resulta estimulante y revelador al hacernos ver nuestras peculiaridades. Y, bueno, también rasgos que no consideramos defectos debido a la costumbre pero que para otros sí lo son. Es, en todo caso, un ejercicio útil. Hasta podemos corregir algunas cosillas 'made in Spain' que no deberían ser motivo de orgullo... e identificar qué es lo que más gusta de nuestro modo de vida para defenderlo a capa y espada. ¿Hacemos inventario? Corresponsales de este periódico nos cuentan qué 'rarezas' patrias llaman la atención a los ciudadanos de los países donde ellos trabajan.

  1. Estados Unidos

    Cáscaras de gamba al suelo y camareros agresivos

«Hay costumbres españolas que traen de cabeza a los estadounidenses, empezando por la siesta –explica Mercedes Gallego–. Ellos no esperan encontrarse todo cerrado entre las dos y las cinco de la tarde. Eso les chirría, lo mismo que la falta de espacio personal y nuestra costumbre de besarnos para decir hola y adiós. '¡Y encima una mejilla no es suficiente, los españoles necesitan dos!', se quejan algunos.

Lo de cenar a las diez les parece también una aberración. Encima, dicen que tenemos tendencia a cenar 'pescados grasientos' como caballa, anchoas, sardinas... pero lo peor para ellos es esa costumbre de tirar la basura al suelo. '¡Comí gambas en un bar donde echaban las cáscaras al suelo!', me dicen espantados.

Otro elemento que les llama la atención: la 'agresividad' de los camareros. Los estadounidenses hispanohablantes sienten que los españoles les hablan 'golpeado' y 'muy feo', ya que están acostumbrados al acento acaramelado de los latinos y sus muchos formalismos. Y acaban tomándoselo mal. Sin embargo, sí que aprecian una virtud de estos profesionales en España: suelen evitar que el cliente pida en exceso. Antes les echan el freno. Algo de todo punto incomprensible en el país del capitalismo, donde el consumo mueve la economía y todo lleva el signo del dólar».

  1. Rusia

    'Siesta-fiesta', pero un poco flojos con el vodka

«La opinión de los rusos sobre los españoles y sus costumbres es muy positiva, prácticamente todo les parece bien –celebra Rafael M. Mañueco–. ¡Los juicios de los rusos sobre España son mucho más benévolos que los nuestros sobre ellos! Hay rusos que, al saber que tienen delante a un español, le dicen sonrientes: '¡siesta-fiesta!', que en ruso se dice y escribe igual, ya que tomaron prestada la expresión de nuestra lengua. No lo dicen en sentido despectivo, al contrario: les parece inteligente dormir unas horas para pasar la noche de farra.

Creen que los españoles sabemos vivir la vida y que no escatimamos medios para pasarlo bien. Pero lo que más les choca por lo general cuando llegan por primera vez a España es lo alto que hablamos. Eso nos pasa incluso a los españoles que vivimos en Rusia, acostumbrados ya a un silencio casi sepulcral por todas partes: nada más llegar al aeropuerto, tras volar desde Moscú, nos parece que nuestros compatriotas hablan a grito pelado.

¿Alguna cosa más? Los varones rusos nos ven a los españoles algo flojos a la hora de acompañarles en las borracheras de vodka, pero ese defecto se compensa con la buena opinión que suelen tener de nosotros las mujeres rusas, que nos consideran 'muy caballerosos'».

  1. Francia

    Tuteadores y tardones

«Lo que más sorprende a los franceses de nuestras costumbres son nuestros horarios –plantea Paula Rosas–. 'Todo pasa una o dos horas más tarde en España', me decía recientemente un vecino. Vamos a contracorriente de Europa y yo creo que, en algunas cosas, del sentido común. Sorprende también –o disgusta, quizás– lo fuerte que hablamos, sobre todo cuando estamos en grupo. Parece un tópico, pero es verdad, a los españoles se nos escucha antes de llegar. Somos, en general, folloneros.

Además, a los franceses, que son tan formales en el lenguaje, les sorprende lo rápido que tuteamos en España o que ya, directamente, poca gente use el usted. Choca de primeras, porque parece una falta de respeto, pero luego muchos reconocen que sirve para mostrar cercanía rápidamente».

  1. Israel y Palestina

    Horror por el jamón...y también por el kalimotxo

«La repugnancia por el jamón y demás productos del cerdo une a judíos y musulmanes en Tierra Santa, solo lo consumen los cristianos y algunos judíos laicos, sobre todo rusos –destaca Mikel Ayestaran–. La minoría cristiana tiene sus granjas con cerdos en ciudades como Belén y hay también judíos laicos que crían cerdos, pero en su caso las granjas deben estar preparadas con tarimas para que estos animales considerados impuros no toquen la tierra, según dictan las autoridades religiosas.

También les llama la atención el kalimotxo, otro 'hit' de nuestra península. El vino local es escaso y caro en esta parte del mundo, así que es una sorpresa cuando algún turista les pide mezclarlo con Coca-Cola. El kalimotxo cuesta más que un gintónic, ya que se cobra por separado el vino y la Coca Cola.

Lo que les encanta es el fútbol, concretamente el Real Madrid y el Barcelona, que son una apisonadora mundial. Sus partidos se siguen con devoción a los dos lados del muro. Son dos nuevas religiones en la tierra de las religiones monoteístas y no pueden entender que gente con pasaporte español no sea seguidora de uno de los dos grandes equipos. Palestinos e israelíes se gastan fortunas para viajar a España a asistir a los clásicos del fútbol».

  1. China

    ¡Zapatillas en la lavadora!

«Hay unanimidad en señalar un aspecto irritante: los horarios españoles les traen de cabeza –explica Zigor Aldama–. A los chinos les parece inaudito que empecemos a comer a las dos de la tarde y que muchas personas cenen a partir de las nueve o las diez. A las once, muchos establecimientos chinos de copas han cerrado ya. También destacan la impuntualidad crónica y la inseguridad ciudadana, ya que los asiáticos suelen estar en la diana de los ladrones. 'España es especialmente permisiva con los delincuentes', comenta una 'influencer'.

Hace poco, un joven chino también me dijo que le parecía horrible que muchos españoles metan las zapatillas deportivas en la lavadora».

  1. Italia

    ¿Pizza con el borde relleno de queso?

«Pizza, pasta y café. Los italianos consideran estos tres alimentos pilares de su gastronomía y se desesperan cuando descubren la forma en que, muchas veces, se preparan en España –analiza Darío Menor–. Con la pizza, para ellos, funciona el lema de que 'menos es más'. Suelen optar por la margherita, la marinara u otras recetas sencillas. Cuando descubren que las pizzerías españolas se atreven a ofrecer piña como ingrediente y el borde relleno de queso, los italianos no pueden ocultar el asco. Con la pasta, la queja habitual es que la cocinamos demasiado, aunque este problema es menos frecuente en las nuevas generaciones de españoles, que han aprendido lo que significa al 'dente', olvidándose de aquel mito de que había que tirar un espagueti contra los azulejos de la cocina y esperar a que se quedara pegado. ¡Los italianos suelen quedarse boquiabiertos cuando escuchan la leyenda! Tampoco entienden que, en un país donde se bebe tanto café, éste sea más caro y de peor calidad que en los bares de Italia, donde por lo general se toma de pie y en un instante. A nadie se le ocurriría pasarse charlando dos horas con un amigo en la mesa de un bar habiendo consumido solo un café».

  1. Reino Unido

    Policías con pistola

«A los británicos les mosquean las pistolas de los policías españoles –desvela Iñigo Gurruchaga–. Ellos están acostumbrados a polis sin armas de fuego y andar cerca de un policía pistolero les parece una película del oeste pero con balas de verdad. A los que hablan español les parece cómico que, al igual que los italianos, los españoles hablen todos a la vez cuando están charlando con amigos o con enemigos, pero también les irrita que interrumpan a otros cuando conversan sobre asuntos presuntamente serios. A los aficionados al fútbol les indigna Sergio Ramos y que los españoles se tiren con retorcimientos grotescos al césped cuando no les han tocado, porque les gusta el buen teatro. A los ignorantes les parece ridículo el flamenco».

  1. Bélgica

    Los que gritan en el metro

«Una de las cosas que llama la atención en Bélgica de los españoles es la impuntualidad –comenta Salvador Arroyo–, aunque es más un tópico que otra cosa. Tenemos fama de tomarnos nuestros cinco o diez minutos e incluso el cuarto de hora sobre el 'timing' pactado. Les llaman mucho la atención nuestros horarios, porque aquí la hora más común para comer son las doce del mediodía y los comercios cierran a las 18.30 o las 19.00 como mucho. Y nos ganamos más de una mirada escrutadora en el metro cuando vamos en grupo porque hablamos muy alto. En el transporte público los belgas son muy silenciosos».

  1. Alemania

    Trabajamos hasta muy tarde

«Aquí siguen llamando la atención los horarios, sobre todo los de las comidas, que llevan unas dos horas de retraso de media con respecto a las de los alemanes –informa María Molinos–. Algunos comentan que, en España, veían gente en los restaurantes a las cuatro de la tarde y no sabían si era aún la comida o ya la cena. También les chocan los horarios comerciales y, lo que quizá no nos resulte tan divertido, que las jornadas laborales en España se prolonguen hasta tan tarde. Para ellos, la salida de la oficina suele ser entre las cinco y las seis.

Nos conocen ya bastante bien, pero les sigue sorprendiendo la profusa iluminación nocturna de las calles, el volumen de la música en locales hosteleros, la inclinación por el contacto físico incluso con desconocidos, el número de bares que hay, la tradición de las cañas y los pintxos y la simpatía general con los extranjeros».

  1. África

    Ese olor a repelente

«No creo que en países como Ruanda, Congo o Kenia nos diferencien mucho de otros europeos, pero lo que siempre les sorprende es nuestra prisa –subraya Gerardo Elorriaga–. En África nos ponemos muy nerviosos porque el tráfico es un caos, ya sea porque, sobre todo en el campo, los socavones son de impresión, o porque en las ciudades la circulación se colapsa y no aparece ningún agente y, sobre todo, te pueden adelantar por cualquier sitio en cualquier lugar. Se dan cuenta de que te pones lívido y se ríen.

Lo más gracioso me pasó en Senegal con un chico que había vivido en Madrid. Me dijo que siempre había pensado que olíamos raro, hasta que vino a vivir aquí y se dio cuenta que ese olor era el del repelente para mosquitos. Tampoco es de extrañar. ¡Nos embadurnamos de arriba a abajo!».

  1. ... Y aún hay más

    Peculiaridades nacionales

Persianas: En muchos países no se utilizan.Se protegen de la luz con cortinas gruesas.

Quedar en bares: A veces les extraña que quedemos siempre en bares para picar algo en vez de hacer cenas en casa.

Pan: Les llama la atención que muchos españoles se declaren incapaces de comer sin él.

Desayunos: Muchos no se pueden creer que desayunemos tan poco: ¿solo café y galletas?

Aceite de oliva: Los que vienen de 'países de mantequilla' se impresionan de cantidad de aceite de oliva que usamos.

Calzados en casa: En buena parte del mundo la gente se descalza al entrar en su casa o en la ajena.

Festivos: Lo de un mes entero de vacaciones les suele parecer ciencia ficción. Como los festivos y puentes.

Saludos y 'cariñitos': Les desconcierta que los españoles saluden o se despidan de personas que no conocen. Y más que se llamen 'guapo' o 'cariño'.

Sobremesa: Les pasma la duración que puede alcanzar.

Palabrotas amistosas: Alucinan con que se use un insulto en plan colega («hola, cabronazo», «qué hijoputa eres»).

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