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Cristina Leal
Reglas mnemotécnicas para memorizar y no olvidar

Reglas mnemotécnicas para memorizar y no olvidar

Aunque solemos recurrir a ella, la repetición no es la forma más eficaz para retener información en nuestra mente

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Miércoles, 27 de enero 2021, 00:02

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Al intentar memorizar algún dato, como un número de teléfono o una lista de palabras, la mayoría de nosotros recurrimos a la repetición (leerlo varias veces, decirlo en voz alta, escribirlo una y otra vez…) o a la acronimia, es decir, formar un nuevo vocablo con las primeras letras de varios términos (por ejemplo, 'fetipe' para 'fémur, tibia y peroné'), pero hay otras formas mucho más eficaces.

Hagamos una prueba. Intente recordar este número 687251007 repitiéndolo en su cabeza varias veces. Espere 10 minutos e intente escribirlo. ¿Cuántas cifras recuerda? Imagine ahora lo siguiente: 'Seis horas de escala tuvieron que esperar en el aeropuerto ocho duendes verdes que se fueron de vacaciones siete días a las Bahamas. Cuando volvieron al polo Norte a preparar regalos para el 25 de diciembre, estaban tan quemados que ni Papá Noel los reconocía. El 1 de enero, sin embargo, el quemado ya era moreno y, en la fiesta de Año Nuevo, ligaron más que el agente 007'. Espere 10 minutos y vuelva a realizar la misma operación. Probablemente le cueste mucho menos recordarlo, incluso si en lugar de 10 minutos espera 24 horas, o más.

Es así porque nuestro cerebro retiene más fácilmente imágenes que números o palabras. De hecho, «los expertos afirman que el 83% del potencial de la memoria es visual, el 11% auditivo (recordamos lo que escuchamos) y el 6% kinestésico (recordamos lo que percibimos con los otros sentidos)», expresa Federica Trombetta, experta en aprendizaje rápido y creativo y autora del libro 'Mastermind: técnicas para revolucionar el estudio y el aprendizaje'. Además, nuestra memoria es asociativa, por eso, cuando vemos el número 007, se nos viene rápidamente a la mente James Bond; y también emocional, de ahí que no recordemos qué hicimos hace tres meses a esta hora, pero sí el día que nació nuestro hijo hace diez, veinte, o incluso treinta años.

«El 83% del potencial de la memoria es visual, el 11% auditivo y el 6% kinestésico«

FEDERICA TROMBETTA

Visual, asociativa y emocional. Estos son los pilares sobre los que se asienta la mnemotecnia, que «consiste en transformar el estudio desde un proceso pasivo, de repetición, a uno activo, de creación, con el fin de aprender de forma más efectiva y de retener el conocimiento durante más tiempo, incluso cuando estudiamos cosas que no nos gustan, como una oposición o una asignatura pesada», explica Trombetta. Lo mejor de todo es que estas técnicas son extrapolables también a los aspectos más rutinarios, como recordar la lista de la compra, la agenda de la semana o el nombre de un grupo de personas que nos acaban de presentar.

Para ello, primero es necesario conocer dos herramientas fundamentales: la conversión fonética y la visualización P.A.V. La primera consiste en asociar un número con una o varias consonantes. Cada persona puede formar sus propias correspondencias, pero Trombetta propone la siguiente: el 1 corresponde con la 't' y la 'd'; el 2 con la 'n' y la 'ñ', el 3 con la 'm', el 4 con la 'r', el 5 con la 'l' y la 'll', el 6 con la 'ch'; el 7 con la 'c', 'k', 'g', 'j' y 'q'; el 8 con la 'f' y la 'v'; el nueve con la 'p' y la 'b'; y el 0 con la 's', la 'z', y la 'c' blanda.

Sabiendo esto, y utilizando las vocales como si fueran comodines, podemos crear palabras para recordar conceptos que incluyan números (fechas históricas, leyes...). «Imaginemos que quiero recordar el artículo 56 de la Constitución Española, que dice que 'el Rey es el Jefe del Estado'. Lo primero que haré será la conversión fonética de 56, transformándolo en una palabra, como puede ser 'leche', pues el 5 se corresponde con la letra 'l' y el 6 con la 'ch'», explica Trombetta. Lo mismo podría hacer con cualquier otro artículo que quiera recordar. Una vez hecho esto, pasaremos a crear una imagen mental que asocie esa palabra con el contenido del artículo 56.

Recurriremos entonces a la visualización P. A. V. (Paradójica, Acción, Vívida), que determina que las imágenes que formemos en nuestro cerebro deben ser absurdas o ridículas, pues aquello que genera un impacto emocional en nuestra mente se recuerda mejor. Además, deben contener movimiento, como si fuesen parte de una película, y aportar el mayor número de detalles a los cinco sentidos. «Así, mi imagen mental del artículo 56 puede ser el rey Felipe VI tomándose un enorme vaso de leche», propone la especialista.

A partir de aquí podemos aplicar estas herramientas a distintas técnicas. Trombetta repasa las más destacables.

  1. Mapa mental

Permite crear redes y conexiones entre información diferente. Para ello, partimos de un concepto central y lo situamos en el medio de una hoja en blanco dispuesta en horizontal. De él irán irradiando otros conceptos relacionados y, de estos, otros, siempre de lo más relevante a lo menos. Podemos utilizar distintos colores en cada rama para distinguirlas y hacerlo más visual. Por último, haremos dibujos de las imágenes mentales que hemos creado para esos conceptos.

Por ejemplo, si quiero hacer un mapa mental del 'Título II: De la Corona' de la Constitución Española, que recoge de los artículos 56 al 65, en la rama que corresponda al artículo 56 dibujaré al rey tomándose un enorme vaso de leche. Esta técnica es muy práctica para resumir temas, pero también para tomar apuntes o incluso para planificar un evento, organizar una conferencia u ordenar nuestras propias ideas.

  1. Palacio de la memoria

Es una técnica que se le atribuye al poeta griego Simónides de Ceos, allá por el año 500 a. C. y que ayuda a los oradores a memorizar más fácilmente sus discursos. Consiste en crear un lugar en nuestra mente, determinar un camino para recorrerlo y llenarlo de imágenes de las cosas que queremos recordar. «De esta forma, además de recordar los conceptos, podemos retenerlos en un orden específico y, en medio de una presentación, es más difícil quedarse en blanco, lo que da mucha seguridad al hablar en público», dice Trombetta.

Por ejemplo, puede tomar de referencia su propia casa y crear un itinerario desde la entrada hasta cada una de las habitaciones. Coloque las imágenes mentales de lo que quiera recordar en cada una de las estancias y asocie unas con otras, como si formasen parte de una historia. Por volver al caso anterior, si ubicase los artículos de la Constitución del 'Título II: De la Corona' en su casa, el artículo 56, que es el primero de los diez que lo componen, estaría en la entrada, por lo que allí debería colocar al Rey Felipe VI dándole la bienvenida mientras se toma un enorme vaso de leche. La imagen del siguiente artículo podría estar en el rellano, la siguiente en el salón, y así sucesivamente.

  1. Película mental

Consiste en crear una historia con los elementos que quiero recordar. Se distingue del palacio de la memoria en que para recordar cada elemento tienes que seguir un orden cronológico, del principio al final del relato, no puedes ir directamente a una 'habitación' específica. Por ejemplo, si quiero recordar que necesito comprar leche, naranjas y chocolate, puedo imaginarme tomando un vaso de leche y sentir que sabe a otra cosa, porque hay cáscaras de naranja flotando, así que saco una y, al probarla, resulta que sabe a chocolate.

  1. Casillero mental

Es un recurso sencillo y rápido para memorizar clasificaciones. Consiste en crear 'cajones' o 'carpetas' en nuestra mente (como las del ordenador), dentro de las cuales metemos la información que queremos memorizar. Utilizando la conversión fonética, atribuiremos una palabra y una imagen a cada número.

Por ejemplo, si tenemos que memorizar diez cosas, tendremos que crear 10 carpetas con sus correspondientes imágenes. La 1, número que corresponde a la 't', puede ser una taza de té humeante. La dos, correspondiente a la 'ñ', un ñu, y así sucesivamente. Después, crearemos imágenes de las palabras que queremos memorizar. Si son los productos de la lista de la compra es sencillo porque son fáciles de visualizar, como el champú o el pan.

Por último, utilizando la visualización P. A. V., asociaremos cada carpeta con un producto. Así, me puedo imaginar a mi mismo tomándome un té que sabe a champú, después dándole de comer migas de pan a un ñu... y así con toda la lista de la compra. Lo bueno es que, una vez creas las carpetas de tu casillero con sus respectivas imágenes, puedes utilizar siempre las mismas aunque la lista de la compra cambie.

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