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AMANDA SALAZAR
Miércoles, 5 de junio 2013, 16:03
Todo el que visita por primera vez La Noria queda maravillado al encontrar un verdadero oasis en el corazón de Málaga. Oculto detrás del Hospital Materno, este espacio perteneciente a la Diputación que albergaba hasta hace poco el Centro Básico de Acogida ha sido durante años un gran desconocido para la mayoría de los ciudadanos malagueños. Hasta ahora...
La transformación iniciada hace seis meses por la Diputación de Málaga para dar vida a La Noria -un espacio para proyectos relacionados con la infancia y la juventud- ha conseguido hacer visible unas instalaciones que tienen más de 60 años de historia, desde que abrieron sus puertas como casa cuna. El terreno cuenta con 6.000 metros cuadrados de jardines, zona de aparcamiento, instalaciones polideportivas, piscina, huerto, un edificio con salón de actos y hasta un área de dormitorios. En efecto, un oasis de vegetación y zonas abiertas en mitad de la urbe que ahora pretende ser también un vergel para la innovación social.
Medio año después de su nacimiento, La Noria ya ha celebrado una veintena de actividades, y cuenta con tres asociaciones instaladas en su sede y con otras tres en trámites para instalarse en esta incubadora de iniciativas sociales de la Diputación. Además, se ha convertido en un albergue juvenil con 60 plazas para que los niños de los municipios de la provincia puedan acudir a la capital para realizar actividades culturales y de ocio.
En total, más de 6.000 personas han participado en alguna de estas iniciativas, según explica Ana Mata, vicepresidenta tercera de la Diputación y responsable del Área de Derechos Sociales. «Hicimos una apuesta difícil porque queríamos redefinir este espacio y suponía un cambio importante para todos, pero creemos que al final nos ha salido bien; ha salido a flote la ilusión», dice Ana Mata, quien dice sentirse orgullosa del resultado ya que, asegura, se han mantenido todos los puestos de trabajo readaptando las funciones de los empleados.
El nombre de La Noria surge a partir de una antigua noria existente en este enclave que canalizaba el agua de un pozo para regar los campos de Huerta Ortega y Huerta Godino. Ahora, la Diputación pretende extraer talento y buenas ideas.
Según explica el subdirector del centro, Manuel Galant, en la actualidad La Noria acoge ya a la Fundación Luis Olivares, dedicada al apoyo a familias con menores en tratamiento oncológico; la Asociación Montesori, que investiga nuevas formas de pedagogía; y la ONG ecologista AMAFUYU, que está trabajando en la zona de los jardines. Están en trámites de instalarse la Asociación Provincial de Trabajadores de Escuelas Taller; la Fundación Un Colegio Para Todos, que realiza proyectos de educación y cooperación para el desarrollo; y la Asociación de Residentes Extranjeros de Málaga, que este verano realizará un campus de inmersión lingüística en el espacio de la Diputación. Aunque este lugar ha prestado sus instalaciones de forma puntual a actos de colectivos y asociaciones como Hogar Abierto o los Boys Scouts.
Un concepto exportable
Aunque para Mata, La Noria no es un lugar, sino un concepto que la Diputación espera poder llevar a los pueblos. «Vamos a realizar talleres que moveremos por todas las comarcas, y no descartamos crear delegaciones de La Noria en el interior de la provincia», indicó. Mata señala que no tenía sentido mantener el Centro Básico de Acogida o en centro para madres adolescentes porque ya existen otros organismos para atender a este tipo de jóvenes. Por eso, planteó a la Junta de Andalucía que fuese incorporando a estos menores a otros centros de la provincia para poder dedicar estos terrenos a otros objetivos, y dar entrada a asociaciones especializadas en la provincia.
Belén Gaspar Romero, gerente de la Fundación Luis Olivares, destaca la importancia de este lugar para entidades como la suya. «No podríamos haber pensado en un enclave mejor, con esta vegetación, la frescura que ofrece para los meses de verano, las instalaciones en el edificio, tan cerca del Materno... es la ubicación idónea para desarrollar nuestros talleres de apoyo a las familias con niños en tratamiento oncológico», indica. Lo mismo opina Ángeles Pedrero, de la Asociación Montesori. «Para poner en marcha nuestro proyecto sobre una pedagogía diferente necesitábamos también un sitio distinto, y este cumple todos nuestros requisitos; es una gran oportunidad para la provincia», afirma.
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