Zenet, sentado ante la taberna, una de las más populares desde los años 70. :: ANTONIO SALAS
PASEO CON FIGURA

Toni Zenet: «En España hay muy buena música por descubrir»

"Como en La Casa de Guardia, en La Campana hay algo del alma de Málaga», destaca el cantante y actor quien evoca «la vieja ruta de los estudiantes; el vía crucis de taberna en taberna»

TEODORO LEÓN GROSS

Domingo, 18 de noviembre 2012, 09:45

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Toni Zenet es un crooner con sombrero y sonrisa fácil, habitual en los clubes de música de Madrid aunque nació en Málaga hace cuarenta ... y cinco años. Su rostro está asociado al joven Picasso, su personaje cinematográfico más característico. Al escoger un sitio de Málaga, no duda: La Campana. Y evoca «la vieja ruta de los estudiantes; el vía crucis de taberna en taberna». Ahora ya solo quedan cuatro 'campanas', lejos de la veintena en los setenta. «Pero como en La Casa de Guardia, en La Campana hay algo del alma de Málaga». En el planeta de las franquicias, el lugar conserva el encanto de lo genuino en sus barriles de Moscatel, Lágrima, Viña Anarquía, Pedro Ximen, Pajarete. y sus mostradores cordiales.

-En las tabernas de cualquier ciudad deberías poder encontrar el espíritu de esa ciudad.

Toni Zenet va y viene, con el ADN de la trashumancia en las venas, pero Málaga está siempre en el itinerario. Su familia cayó aquí de regreso de África en la crisis de las colonias; y Pedregalejo se convirtió en «el territorio mítico de la infancia» con sus atardeceres en el rebalaje, las jábegas sobre la arena, el aire con olor a espeto. «Aquello era un mundo propio; donde a mí me conocían como 'el hijo del sevillano'». Los destinos de su padre como ingeniero le llevaron a varias ciudades pero regresan cuando estrenaba adolescencia. Se instalan junto al golf de El Candado, pero el chico no apunta a golfista sino a golfante. Deja el Instituto, frustra los planes familiares de meterlo en banca dejando el examen de acceso en blanco y elige Arte Dramático, «un golpe duro para la familia».

En la escuela crea el trío Delirius y estrenan en Café Teatro. A partir de ahí se lanzan a la Costa del Sol, haciendo humor mímico muy británico en espectáculos de 'music hall' de las salas de fiesta. «La mímica, como lenguaje universal, era perfecto para aquel territorio cosmopolita» . Tras dos años, la cadena Sol los ficha y se los lleva a Mallorca donde trasiegan a doscientos artistas con veinticinco espectáculos. Es un tiempo divertido, bohemia de sol y playa. «Al final de cada año, los seis meses de paro me permitían saltar a Madrid, coger una habitación e ir haciendo castings». Días de mirar fichas de productoras, imprimir el curriculum y metabolizar decepciones. Ya sin reserva, se topa con el casting cerrado de 'El joven Picasso' pero es su día de suerte: Bardem lo ve allí y no lo duda. «Es ese día que sabes que has abierto la puerta de Madrid". Le siguen papeles de reparto en 'La ley de la frontera', 'Morirás en Chafarinas' o 'Mensaka'. Pero cada vez le tienta más el veneno de la música.

-No había nada como aquellas jam sessions con los colegas sobre todo de Málaga; hacíamos funky flamenco, con guitarra de palo pero ritmos insólitos.

De ahí surge un primer proyecto musical, SUR S. A.. Falla la productora pero se foguean en los clubes, del Cabaret Berlín al Oba Oba con su trastienda secreta donde la bohemia y los músicos se encuentran de madrugada e improvisan. Sobrevive con lo que sale: imparte cursillos, trabaja de ayudante de cámara, descarga contenedores, es comercial de móviles, hace artesanía en mercados medievales, vende seguros. «Todo vale». Y entretanto pone el oído en otros géneros, como los boleros tocados por Pájaro Juárez. «Es un signo de la madurez». Javier Laguna le sirve temas; el pianista neoyorquino Joshua Edelman, su estudio y la sabiduría; Warner Chapell le apoya, y así surge Zenet con el disco 'Los mares de China' -Premio de la Música- donde suena la copla andaluza, el tango argentino, el bolero, el jazz, el son cubano.

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-Con la música hay que cerrar los ojos y sentir hasta dónde es capaz de llevarte.

Recarga pilas en Málaga; paseando y regresando a las tabernas -«es una ciudad muy pintona»- pero tiene un hijo y ha sentado la cabeza. «Antes echaba las madrugadas en los clubes, con 45 la vida es otra cosa». Todavía, eso sí, asume riesgos, y no solo haciendo snow fuera de pista. Defiende la música de calidad «mientras las grandes productoras se empeñan en que aquí solo hay una clase de producto aceptable». Celebra que la dictadura de los megasellos se haya quebrado. «En España hay muy buena música por descubrir». En esa buena música está su nuevo disco 'La menor explicación', titulado así porque es música de ecos evocadores que no necesitan explicación alguna. Solo prestarle oídos.

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