Caballero, Pedroche y Vargas-Machuca cruzan sus caminos artísticos en La Coracha

Tomó Alicia una pócima que le hizo casi diminuta y así pudo colarse por la madriguera del conejo blanco para ver el País de las Maravillas. Luego probó otro brebaje y volvió a su estado natural. Y con esa idea juega Tecla Lumbreras cada vez que está frente a 'Retablo', una composición de 120 pequeñas piezas elaboradas por las artistas afincadas en Málaga Pepa Caballero, Titi Pedroche y Teté Vargas-Machuca.

«Me he planteado la exposición como si estuviéramos en el mundo de Alicia, bebiéramos de la botella y las obras crecieran y se desprendieran del 'Retablo' para ocupar las paredes», reflexiona en voz alta Lumbreras, comisaria de un proyecto que actúa como encrucijada. Un cruce de caminos donde conviven sensibilidades y estéticas tan diferentes como la abstracción geométrica de Caballero, la figuración narrativa de Vargas-Machuca y la pintura matérica de Pedroche.

«'Retablo' es el hilo conductor de la exposición, la obra que la unifica. Es un trabajo realizado por las tres artistas en las que cada una mantiene su propio lenguaje y aúna pintura, collages y composiciones. Fue como un juego para paliar esa soledad que siente el artista en el taller. Cada una trabajó en pequeños lienzos durante seis meses, luego se reunieron y empezaron a montar esta pieza como si fuera un puzzle hasta conseguir una simbiosis perfecta», aposta Lumbreras sobre la obra que da la bienvenida al espectador en el montaje programado en las salas anexas al Museo del Patrimonio Municipal hasta el 2 de septiembre.

Ese 'Retablo' convive en la planta baja con las 'Entretelas' de Pedroche (Valencia, 1942). «Para mí, esta historia empezó con la percepción de las obras como libros cerrados, luego esa biblioteca imaginaria se quedó un poquito corta y se fue abriendo hacia otros temas relacionados con la India y África, que están en mi filosofía de vida, pero también en colores como los rojos y los amarillos que son característicos de aquellos países», comenta Pedroche mientras pasea por series como 'Restauración' (2009), 'Tiempo de liturgia' (2010) o 'Tapiz' (2012).

Vuelta a la infancia

El cambio de registro es radical cuando se accede a la segunda planta de las salas de La Coracha. Allí surge la propuesta multidisciplinar de Vargas-Machuca (Málaga, 1949). De partida, la inquietante 'Futura desintegración' (2011-12), una instalación compuesta por vestidos de primera comunión elaborados con plástico. «Cuando era una niña, en el recorrido hacia el colegio había una planchadora que preparaba los vestidos de primera comunión y a mí me encantaba aquel sitio...», rememoraba la artista. «Todo va sobre una determinada época: la infancia. Un día empecé a pintar niñas y me di cuenta de que era lo mismo que hacía cuando era pequeña: pintar niñas, así que decidí hacerlo todo sobre aquella época», apostillaba Vargas-Machuca, que combina en su apartado pintura, instalación y fotografías intervenidas.

Y una nueva vuelta de tuerca llega en la tercera planta. Los colores planos, la abstracción de Pepa Caballero (Granada, 1943), a quien una enfermedad le ha impedido acudir a la inauguración. En su lugar, Lumbreras reivindicaba el papel de los tonos de color en la obra de Caballero: «En especial, el dorado es muy importante para ella, porque su obra bebe de la abstracción geométrica, pero hay referencias a los cambios de luz que se producen en la naturaleza como en el 'Tríptico del agua', 'Tríptico de la Tierra' y 'La fragua de Vulcano' que ofrecen su reflexión sobre los cuatro elementos naturales».

Naturaleza, imaginación, memoria... senderos que se bifurcan en el jardín que lleva al País de las Maravillas de Caballero, Pedroche y Vargas-Machuca.