
JUAN CANO
Jueves, 15 de septiembre 2011, 09:53
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¿Qué tienen en común Michelle Obama, el hotel Villa Padierna, un busto de un emperador romano y el robo en un chalé de Málaga? Inquietante, ¿verdad? Pues todos estos ingredientes han quedado entrelazados en una curiosa historia llena de casualidades. El caso acabó en manos de la policía, que abrió una investigación que ahora ha llegado al juzgado. Pero que nadie piense mal. La esposa del presidente de los Estados Unidos no es sospechosa.
Por partes. La visita de la primera dama a la Costa del Sol en agosto del año pasado tuvo una increíble repercusión social y mediática. La familia Obama eligió el lujoso hotel Villa Padierna, en Benahavís, para alojarse durante su breve estancia en la provincia. Desde que saltó la noticia, el bombardeo informativo en periódicos y telediarios fue constante.
Las novedades sobre el inminente viaje a España de los Obama fueron seguidas con gran expectación por la audiencia. Al otro lado de uno de esos televisores estaba el abogado malagueño Adolfo Martos, que compartía sobremesa con su cuñado. Al final del informativo de mediodía, apareció una entrevista con el propietario del hotel Villa Padierna, Ricardo Arranz, donde se iban a hospedar la primera dama y su hija.
«¡El romano, el romano! ¡Lo acabo de ver en la tele!». Martos aún recuerda la expresión de su cuñado cuando adivinó en el telediario una escultura que le resultó muy familiar. Apareció a la izquierda del entrevistado, sobre un pedestal, en un despacho. Al verla en la pantalla, le llamó la atención el extraordinario parecido con un busto del emperador Antonino Pío, que desde 1907 había estado en manos de la familia Bolín. «Hasta 2004, que fue cuando nos la robaron», apostilla Martos, que está casado con una prima del exalcalde de Benalmádena, Enrique Bolín. «Los niños lo llamaban 'El romano' -aclara- así que se quedó con ese nombre».
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Seis segundos
Para salir de dudas, se descargaron el informativo de la página web de la cadena. «La figura solo se veía en una secuencia que duraba seis segundos, por lo que la revisamos una y mil veces hasta estar seguros», añade Adolfo Martos. Aun así, decidieron esperar. «Solo faltaban unos días para la llegada de Michelle Obama y no queríamos causar ningún problema. Aguardé hasta el lunes, justo cuando ella se fue».
El abogado se dirigió al hotel Villa Padierna y se entrevistó con Ricardo Arranz, al que conoce desde hace años. Le llevó la denuncia que interpuso en septiembre de 2004, cuando unos ladrones se llevaron de su casa el busto y un bargueño (escritorio artesanal) del siglo XIX. El robo se produjo mientras llevaban a cabo unas obras de reforma en el domicilio familiar.
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La escultura, del siglo II, tiene una forma muy característica, por lo que es fácil de identificar. «La cara interna está achaflanada y tiene un agujero, seguramente porque ha formado parte de un friso o ha estado incrustada en una columna », comenta. Cuando el dueño del complejo hotelero escuchó la descripción, lo tuvo claro. «Esta es, sin duda alguna», recuerda Martos que le dijo el empresario.
El dueño del Villa Padierna le explicó que la fundación Arbi, a la que pertenecen las obras de arte que decoran el hotel, había comprado el busto hacía aproximadamente cinco años. «Lo habíamos adquirido legalmente a una empresa muy seria de Sevilla, con facturas y con todos los papeles», afirma Ricardo Arranz, quien estima que les costó unos seis mil euros. «Estaba claro que era el suyo, así que me pareció que lo justo era devolvérselo inmediatamente».
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En menos de 24 horas, una furgoneta enviada por el empresario llevó la escultura -está hecha de mármol de Carrara y pesa unos cincuenta kilos- al domicilio de Adolfo Martos. «Nos reservamos los derechos a ejercer una reclamación», apunta Arranz. No en vano, notificaron la entrega del busto a la policía e interpusieron una denuncia, ya que ellos también se han visto perjudicados por el caso. «Le pedimos a la empresa que lo vendió a la fundación que nos devolviera el dinero, pero nos lo compensaron con unos platos», agrega el promotor.
A raíz de estas novedades, un grupo de investigación de la Policía Nacional retomó el caso e intentó tirar de la cadena de intermediarios y proveedores por los que pasó el busto hasta llegar a la empresa sevillana que lo vendió a la fundación del Villa Padierna. Las diligencias ya han sido entregadas en el Juzgado de Instrucción número 8 de la capital, que proseguirá con las pesquisas.
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La escultura ha regresado seis años después con sus dueños, aunque ya no ocupa el lugar de antaño. «Siempre la habíamos tenido en el hall de la entrada, pero ahora está un poco más resguardado. De todas formas, yo lo he puesto en manos de la familia», confiesa Adolfo Martos, feliz de que 'El romano' haya vuelto a casa. Y todo gracias a Michelle Obama, y su visita a Marbella...
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