
J. GÓMEZ PEÑA
Domingo, 4 de septiembre 2011, 03:57
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En Somiedo el idioma es el silencio. Mundo salvaje. Allí puede pasar cualquier cosa. Es una reserva natural sin casi carreteras. En la cuneta hay señales que advierten del peligro de animales sueltos. Pero el dibujo no es de un vaca, sino de un par de osos. Hace tres años asfaltaron el camino que sube a La Farrapona, a los lagos, a los sorbos que quedan del glaciar. Aún está sin señalizar. Por allí pasó ayer un bisonte, Juanjo Cobo, el 'Bisonte de La Pesa', su barrio en Cabezón de la Sal. Pisoteó la opciones de 'Purito' Rodríguez y Nibali, que perdieron dos minutos, y acecha ya al líder. Tiene a Wiggins a tiro de una embestida, a 55 segundos. Esto es, lo que duran 250 metros hoy en el Angliru.
El silencio. Dicen que dos amigos, si lo son de verdad, son capaces de estar horas frente a frente sin pronunciar palabra. La amistad. A dos kilómetros de la cima, David de la Fuente, cántabro también, rodaba hacia la victoria junto al estonio Taaramae. Por una vez, la etapa no iba a ser demasiado larga para los de la fuga. Ya tenían la Farrapona a la vista. Entonces, el director del Geox, Matxin, rompió el silencio: «David, espera a Cobo». El Geox pisaba fuerte. Por buscar el triunfo en la Vuelta, regaló la etapa. De la Fuente obedeció. Sin rechistar. Él es así. Las dos palabras que más pronuncia son «gracias» y «perdón». Es de los que te abren la puerta y te ceden el paso. «Por eso se me ha encogido el corazón cuando he tenido que pararle», confesó Matxin. «Pero, profesionalmente, tenía que hacerlo». El de Reinosa esperó al de Cabezón. Se olvidó de sí mismo y pedaleó para el otro. Piernas prestadas. Mártir.
Por su equipo y su amigo perdió la etapa. «Pero vale más el compañerismo y la amistad. Hay cosas que valoro más que una victoria», zanjó De la Fuente en la meta. Su etapa figuraba ya en el palmarés de un estonio valiente, Taaramae. También la mereció. El martes, jornada de descanso, le había atacado el enemigo sigiloso: el aire acondicionado. Esa noche fue un horno. A 40 grados de fiebre. Salió el miércoles sudando frío en la etapa Verín-alto de la Manzaneda. Ahuecado. Blando. Se quedó atrás y solo a 35 kilómetros de la meta. Quiso bajarse. Pero su director en el Cofidis le pidió un poco más. Obedeció y ayer se lo agradeció. Como ayer Cobo a De la Fuente, colegas de tantos kilómetros, hijos de la cantera del Saunier Duval. «Me duele por David -confesó Cobo-. Somos medio vecinos, nos entrenamos juntos. Estoy seguro de que tenía fuerzas para llevarse la etapa». Pero en el Geox creen que el 'Bisonte' tiene piernas para más, para ganar la Vuelta. «Por jugar 'a la mayor', hemos perdido 'la pequeña'», dijo Matxin. Al mus por Somiedo. La partida sigue hoy en el Angliru.
Ayer, el aire transparente de Somiedo despejó la clasificación de la Vuelta. Y lo hizo con prisa. Para el kilómetro 5, Taaramae, De la Fuente y una quincena de ciclistas ya cabalgaba delante. Más de 47 kilómetros en la primera hora. Sin límite de velocidad. Iba a ser una etapa cara. Subieron el puerto de Ventana, el que se descuelga hasta Asturias. A Zubeldia le traicionó un pinchazo. Mal día para pararse (perdió 20 minutos). El alto de San Lorenzo no esperó a nadie. Es un puerto donde encallaron muchos. El Katusha de 'Purito' pulsó el microondas y lanzó a Losada y Dani Moreno. El Movistar se sumó con Bruseghin e Intxausti. Pero no era el día ni del Movistar ni del Euskaltel, que buscaba la etapa con Nieve. La carrera venía de Babia, de pasar por un pueblo llamado Villafeliz de Babia, que descansa tendido a la derecha del camino con Somiedo en la ventana. En un lugar así, feliz, no hay cobertura.
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Desbocado
Con todo, Verdugo (Euskaltel) cumplió al pie de la letra lo que dice su apellido. Impulsó al pelotón en el falso llano que sube hacia la Farrapona y ajustició a Moreno y a Bruseghin. Pero no le dio la soga para ahorcar a Taaramae y De la Fuente. La montaña trepaba; el cielo bajaba. La carretera de Somiedo es uno de los pasillos más bellos de la península. Un lugar donde al silencio solo le acompaña el viento. Y los animales sueltos.
A cuatro kilómetros del final, irrumpió un 'bisonte'. Sentado, culo cuadrado, tremendo tren inferior. Cobo, el ciclista que no sabe si quiere serlo, el que tira la bici cada vez que se deprime, el que un día quiere ser cocinero, otro electricista y ahora, vencedor de la Vuelta. Un bisonte desbocado. Así saltó. Corre en el Geox. Pisoteó la carrera. Nibali, vacío, sin comida, se vino abajo. Como 'Purito'. «He perdido la Vuelta», zanjó el catalán. La pisada de Cobo también aplastó a Kessiakoff.
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A Wiggins le protegía el africano Froome. En La Farrapona reinó la ley de la selva. Con ellos solo iban ya Menchov -aún es la otra baza del Geox-, Mollema, Poels y Nieve. En el ciclismo no se guarda luto por los candidatos caídos; enseguida hay otros. Descartado 'Purito' como rival de Wiggins, emerge Cobo. El amigo de David de la Fuente. Ahí se rompió el silencio de Somiedo, la reserva que vela la supervivencia de los osos. «David, espera a Juanjo», ordenó Matxin. Voz rota. «De la Fuente y Cobo llevan conmigo desde siempre. Pero tenía que hacerlo». El Geox va a por Vuelta.
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