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Rosamund Pike y Giamatti. Abajo, el actor en una escena con Dustin Hoffman. :: AP
Paul Giamatti, actor: «En Hollywood no hay nada demasiado amoral»
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Paul Giamatti, actor: «En Hollywood no hay nada demasiado amoral»

El protagonista de 'Entre copas' deslumbra en San Sebastián con 'Barney's Version': «Ya era hora de que me llevara a la chica de la película»

OSCAR L. BELATEGUI

Sábado, 25 de septiembre 2010, 03:56

Si algún día se rueda 'Los Simpson' con actores de carne y hueso, Paul Giamatti sería el perfecto Homer. Gafoso, bajito, medio calvo y barrigón, Giamatti (New Haven, EE UU, 1967) lleva más de sesenta películas y nunca ha encarnado al héroe. Lo suyo son los perdedores, los bordes, los seres ariscos con debilidades que los hacen peligrosamente parecidos a nosotros. El bombazo de 'Entre copas' le brindó alternar sus habituales producciones 'indies' con 'blockbusters' de Hollywood como 'El planeta de los simios' o 'Cinderella Man', su única nominación al Oscar como actor de reparto. «¿Cómo iba a esperar que tuviera éxito una película que habla de dos borrachos bebiendo vino», se pregunta con sorna.

Giamatti pretende pasar en persona tan desapercibido como sus personajes. No habla mucho y baja la cabeza ante los flashes. Mantiene la misma expresión de escepticismo que el Harvey Pekar de 'American Splendor', aquel dibujante de cómics enemistado con el mundo. El mejor actor de su generación ha venido a San Sebastián con 'Barney's Version', una estupenda comedia dramática programada, como todo lo decente de este festival, fuera de la sección oficial. Una cinta diseñada para hacerle ganar el Oscar, que cuenta la vida de un productor judío de culebrones televisivos capaz de enamorarse de otra mujer el mismo día de su boda.

Vividor y perdedor

Bebedor, hedonista y egoísta, Barney vive acomodadamente haciendo un producto que aborrece, pero siempre fracasa en el amor y la amistad. Es un vividor condenado a perder aquello que ama. Dirigida por Richard J. Lewis, el realizador de 'CSI', 'Barney's version' transcurre en Montreal y está financiada con dinero canadiense. ¿Demasiado amoral para Hollywood? «Nada es demasiado amoral para Hollywood», opina Giamatti. «En América tenemos muchos amorales. Lo que pasa es que la novela en que se basa el filme forma parte ya de la cultura canadiense, la acción solo podía transcurrir en aquel país».

El inmenso talento de Giamatti logra que aborrezcamos al protagonista en una escena y nos apiademos de él a la siguiente. «Es un tipo que está loco: se declara a otra mujer el misma día de su boda. Yo también me enamoro 15 ó 20 veces al día. No te vas con las mujeres que te deslumbran, pero Barney sí. Lo cierto es que ya tenía ganas de interpretar a alguien que se lleva a la chica de la película, ja, ja». Giamatti sigue la senda de los intérpretes que revolucionaron el cine americano en los setenta con sus físicos de hombre de la calle y formación del Actor's Studio. Como Dustin Hoffman, arrebatador en el papel de padre de Barney, un policía jubilado campechano y putero. De tal palo...

«Dustin es mucho mejor actor de lo que yo nunca seré», alaba Giamatti. «Es un tipo muy divertido que cuenta chistes verdes, una excelente persona. Cuando ruedas una escena con él quiere jugar, nunca dice el mismo diálogo dos veces. Así que solo puedes seguirle. Hace locuras y saca cosas de ti. Su hijo en la vida real es actor, interpreta a uno de mis hijos en el filme. Vi lo dulce que era con él en el set. De ahí saqué la clave para la complicidad y el amor que desprendemos en pantalla. Somos como dos chicos malos que quieren jugar».

Hijo de un profesor de Literatura y una actriz, Giamatti se graduó en la elitista Universidad de Yale y triunfó en Broadway antes de robar escenas en el cine. Está casado con la misma mujer desde hace trece años, tiene un hijo y no hay quien le mueva de Brooklyn, donde comparte vecindario con el escritor Paul Auster. «Tontería hay en todas partes, pero la de Hollywood me vuelve loco», ironiza. «En serio, no es algo que me preocupe. No vivo allí». 'Barney's Version' le ha dado la oportunidad de envejecer treinta años gracias al maquillaje -«es más difícil aparentar ser joven que un anciano»- y de reflejar los estragos de una enfermedad que aparece por tercera vez en la sección oficial: el alzhéimer.

«Es una enfermedad brutal, porque mucha gente lo único que tiene es su memoria, sus recuerdos. Mi abuela la padeció. Quise mostrar sus estragos de manera sutil». Giamatti tiene en cartera seis largometrajes donde bordará a «gilipollas, que son los tipos que acostumbran a ser interesantes». «Dame cualquier persona normal y la convierto en gilipollas. Cuando me llaman para películas de acción sé que no voy a rescatar a los rehenes con mi helicóptero...».

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