FOTOMATÓN

Fran Perea, actor y cantante: El pequeño de la clase que se hizo grande en el escenario

Quería ser futbolista, pero descubrí un mundo maravilloso en el teatro. Hace diez años me fui a Madrid a la aventura. Soy bastante inquieto: compagino la interpretación con la música, a la que regreso con 'Viejos conocidos'

POR REGINA SOTORRÍO FOTOS: FERNANDO GONZÁLEZ

Sábado, 8 de mayo 2010, 14:01

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QUISO ser futbolista y probó con la Biología. Pero ni los regates con el balón ni el estudio de la naturaleza eran lo suyo. Su lugar estaba arriba de un escenario, delante de una cámara o detrás de un micrófono. Su mundo era el del espectáculo. «Siempre bastante inquieto», Fran Perea hace juegos malabares con el tiempo para compaginar la música -acaba de lanzar un disco «cien por cien Fran», 'Viejos conocidos'- y la interpretación, donde se ha labrado un futuro desde abajo. Su meta en la vida: «No perder la pasión por lo que hago». Una valiosa enseñanza que aprendió de su colega y paisano Antonio Banderas.

Se quedó «ojiplático» -dice mientras reproduce el gesto abriendo al máximo los ojos- cuando recibió la llamada del malagueño afincado en Hollywood para participar en su película 'El Camino de los Ingleses'. Era el año 2006. Pero para entonces, Perea ya había dado pasos de gigante.

Nació el 20 de noviembre de 1978. Sus padres vivían en La Palmilla, pero se trasladaron poco después a la Avenida de la Aurora, donde comienzan sus «buenos recuerdos» de la infancia. Se ve a sí mismo como un niño bajito -«no crecí hasta los 14 ó 15 años»-, el pequeño de su promoción en el colegio Sagrada Familia y «bastante cafre». «Mis compañeros me trataban muy mal en la guardería, así que en cuanto tuve un poco de poder me vengué de ellos dándoles con la mochila», bromea. Era «rápido» con las tareas escolares, lo que le permitía dedicar el resto de la clase «a dar por saco». Llegarían después otra mudanza hasta Puerto de la Torre y sus años de adolescencia en el colegio Los Olivos. Allí, poco a poco, se fraguan sus «inquietudes artísticas».

Por aquel entonces ya participaba en el taller de teatro del instituto, y se empeñó en apuntarse a una academia privada, La Sala, para preparar el acceso a la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga. Al mismo tiempo, hacía sus pinitos en la música con su propia banda. Fueron «momentos de crisis»: sus padres «querían curarse en salud» y le recomendaron que estudiara una carrera. Lo intentó con Biología..., «pero duré un año». A partir de ahí, la interpretación le absorbería todas sus horas. «Descubrí un mundo maravilloso en el que coincidí con gente estupenda que aún hoy son mis mejores amigos», asegura. Se buscaba la vida con trabajitos de aquí y de allá, montó la Compañía Titiritainas, hacía animaciones... Pero la provincia se le quedaba pequeña.

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Próximo destino: Madrid. En 2000, recién licenciado en la ESAD, hizo las maletas y se marchó «a la aventura» a la capital. «Al principio Madrid te da un golpe», confiesa. Pero Fran Perea tuvo la suerte de cara: a los nueve meses de llegar superó el 'casting' para la serie de moda entre los adolescentes, 'Al salir de clase'. Y tras varios cortometrajes, se topó con «el 'boom'» llamado 'Los Serrano'. «Me conocía desde la abuela al niño pequeño. ¡Toda la familia!», recuerda de esos cuatro años en los que se colaba cada semana en miles de hogares. La labor del malagueño era doble: dar vida a Marcos e interpretar la sintonía de cabecera de la serie, '1 más 1 son 7', su salto a la música de masas (lanzaría dos discos en 2003 y 2005). «Fue un empacho de cosas, de información, de sensaciones, de trabajo...».

Arriesgado

Pero Fran tenía claro que con «veintitantos años no debes buscar forrarte, sino hacer cosas enriquecedoras». Por eso, cuando sintió que sus personaje «ya no daba más de sí» se arriesgó -muchos le dijeron que cometía una locura- y abandonó la serie de éxito. Admite que no le fue mal y, además, ganó «en salud». Se estrenó entonces en el cine con 'Los Managers', de Fernando Guillén Cuervo; y volvió a la gran pantalla con 'El Camino de los Ingleses', de Antonio Banderas, y 'Las 13 rosas', de Emilio Martínez Lázaro. Después recorrería media España compartiendo escenario con Ana Belén en la versión teatral del mito griego de 'Fedra' y se dejaría melena para recrear en las tablas al seductor Don Juan en 'El burlador de Sevilla'. Con ambos cumplió el sueño de levantar el telón del Teatro Cervantes.

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Diez años después de poner pie en Madrid, Fran Perea sigue en la brecha. Se ha reencontrado con la música con 'Viejos conocidos', «un disco totalmente mío». En los dos anteriores estaba su cara y su voz, pero él «no tomaba las decisiones». Son canciones empapadas de un «aura positiva», que consiguen dibujar en quien las oye «una media sonrisa» y en las que canta historias de personas que han pasado por su vida y «han dejado algo». De ahí su título. En 'Viejos conocidos', editado bajo su propio sello (Sinfonía en No Bemol), lo que suena «es lo que hay», sin efectos en la voz ni en los instrumentos. No se deja limitar por estructuras, estilos, ni ritmos, pero Fran es del sur y esas influencias «tenían que estar».

Como actor sumará nuevos títulos. Acaba de rodar 'Balada triste de trompeta' con Álex de la Iglesia, en junio se pondrá a las órdenes de Paula Ortiz en la película 'De tu ventana a la mía' y tras el verano vuelve al teatro con 'Todos eran mis hijos' de Arthur Miller. Y asegura que aún le sobra tiempo para los suyos.

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