La Universidad de Málaga se hace empresaria
La UMA ha entrado en el capital de tres de las cuatro nuevas compañías de base tecnológica recientemente constituidas
La Universidad de Málaga ha entrado en el capital social de tres de las cuatro nuevas empresas de base tecnológica (EBT) recientemente constituidas por profesores e investigadores de la UMA. Pendientes de su constitución legal están otras cuatro compañías, que ya cuentan con el respaldo del consejo de gobierno. Son los primeros pasos que da la Universidad como institución en el mundo empresarial.
Que la Universidad entre en el capital social tiene grandes ventajas para estas empresas, pues sus socios pueden elevar su participación por encima del 10 por ciento (en caso contrario, estarían afectados por el régimen de incompatibilidades de los empleados públicos). En contrapartida, la UMA será la titular de los resultados de la investigación de sus grupos.
Una empresa de base tecnológica es aquella que está promovida por personal investigador de la universidad y el origen reside en resultados de su investigación. Es la universidad la que debe autorizar que se pueda explotar el resultado de la investigación que se ha generado en la propia universidad, de acuerdo a lo recogido en la Ley Orgánica de Universidades. No obstante, «la universidad es siempre la titular de los resultados de la investigación de sus grupos», aclara el vicerrector de Innovación Social y Emprendimiento, Rafael Ventura.
La primera de estas empresas constituidas formalmente como EBT ha sido Decentralized Security, impulsada por el grupo de investigación de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática NICS Lab, que desarrollará su actividad en el ámbito de los sistemas de seguridad para sistemas descentralizados.
Este pasado mes de julio se han constituido formalmente otras tres empresas. Digitómica es una empresa promovida por Francisco José Vico, catedrático de Lenguajes y Ciencias de la Computación, que ha desarrollado ToolboXAcademy (TXAC), una plataforma de programación para la enseñanza en los centros educativos preuniversitarios de asignaturas relacionadas con las Tecnologías de la Información. Su propósito es dar solución a la creciente demanda social de estos contenidos desde Primaria hasta Bachillerato, favoreciendo de paso las vocaciones femeninas por las carreras tecnológicas.
Por otro lado, el proyecto Bioherent ha desarrollado un prototipo de diagnóstico clínico para las alergias a fármacos basado en un biosensor fotónico, respondiendo así a la necesidad de dar un dictamen rápido y seguro frente a otras metodologías usadas previamente, como la historia clínica o los métodos 'in vivo'. Este procedimiento de diagnosis permite reducir el tiempo y mejorar su fiabilidad. Además, se puede llevar a cabo directamente en centros de atención primaria.
Finalmente, se ha firmado la entrada de la UMA en el capital social de Imatex, un proyecto empresarial promovido por un equipo de investigadores pertenecientes al departamento de Química Analítica que tiene como objetivo principal el desarrollo, la puesta en el mercado y la explotación comercial de una novedosa tecnología, basada en nanotecnología y orientada al tratamiento y control de vertidos y aguas residuales.
5 por ciento del capital
De las cuatro empresas formalmente constituidas (Decentralized Security, Digitómica, Imatech y Bioherent), la UMA ha tomado una participación del 5% en el capital social de las tres primeras. Por su parte, Bioherent ha recibido financiación de la firma Bullnet Capital, con lo que la compañía podrá poner en marcha la validación clínica de su tecnología y continuar el desarrollo interno para llevar el producto al mercado. Y han sido aprobadas ya por consejo de gobierno, pero aún no han sido legalmente constituidas como empresas, Stem4Reg Biotech, Corpus Level, FungLAb y Alosio.
Transformar la investigación en productos y servicios para la sociedad
Transferir los resultados de la investigación que se realiza en la Universidad a la sociedad en forma de productos y servicios. Es uno de los principales objetivos de la participación de la UMA en estas empresas de base tecnológica, afirma el vicerrector de Innovación Social y Emprendimiento, Rafael Ventura: «Cumplimos con la misión que tenemos y generamos un beneficio a la sociedad», dice, pues normalmente son «iniciativas empresariales de impacto social y a través de conocimiento científico». Según Rafael Ventura, son empresas «basadas en resultados difíciles de originar en otro contexto y que tienen un impacto elevado».
Por su parte, el contrato de transferencia permite a la UMA cobrar unas regalías que se calculan sobre la actividad económica que ha tenido la EBT y que se justifican porque la empresa está utilizando un conocimiento generado en la Universidad; participa de los posibles beneficios que la compañía reparta entre sus socios y, por último, si participa en el capital social se puede beneficiar de posibles ventas futuras de la sociedad. Pero más allá de los posibles beneficios económicos, el interés de la Universidad y «nuestra obligación» es que «la investigación se acabe transfiriendo a la sociedad, a las empresas. No todo el conocimiento generado es transferible de manera directa sino que es conocimiento facilitador de nuevo conocimiento», apunta el vicerrector.
Ventura aclara que los emprendedores y 'startups' surgen porque los centros de investigación generan tanto nuevo conocimiento que no tienen la capacidad para testarlo directamente en nuevos productos y servicios. «Surge entonces esa iniciativa más pequeña, más ágil, que coge esa tecnología y prueba posibles usos».
Cuando los investigadores elevan la propuesta de empresa de base tecnológica a la Universidad pueden solicitar la participación de la UMA o no en el capital social. Si la Universidad entra es con un 5% del capital social, y esto supone que los investigadores podrán tener una participación de más del 10% en la EBT y participar en los órganos de administración. Si no es así, pueden participar en el capital social de la empresa pero siempre con menos de un 10% debido al régimen de incompatibilidades que afecta a los empleados públicos. Si la UMA no participa en el capital, los investigadores pueden crear la empresa y solicitar su reconocimiento como EBT, siempre que no cuenten con más del 10% del capital social cada uno.
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