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La Escuela de Telecomunicación de la UMA, que hace unas semanas celebraba sus 35 primeros años de existencia, ha realizado una pequeña gran revolución en ... sus planes de estudios, con el objetivo de hacerlos más atractivos a los nuevos estudiantes, para que desde primer curso tengan ya un acercamiento a materias específicas de la titulación y, en definitiva, para que el 'aterrizaje' en unos estudios técnicos tan exigentes sea lo más suave posible.
Pero la escuela no renuncia a la «calidad y rigor» que la han caracterizado desde que echara a andar hace 35 años en las instalaciones de El Ejido, de la mano de profesores formados en la Politécnica de Madrid. Se trata, reconoce su director, Rafael (Fali) Godoy, de reducir las tasas de abandono, «más altas de lo que nos gustaría», con nuevas asignaturas, modificando los contenidos de otras, como es el caso de las Matemáticas, o distribuyendo esta materia a lo largo de los cuatrimestres, de manera que el alumno no tenga en primer curso hasta cuatro asignaturas de Matemáticas.
Además, los planes de estudios dan un giro hacia las empresas, de manera que se trabajará de una manera más coordinada en proyectos cercanos a las necesidades de las empresas.
Otro cambio de relevancia se refiere a la nueva denominación y contenido del grado en Ingeniería en Sistemas Electrónicos, que cambia a Ingeniería Electrónica de Telecomunicación, que se adapta en su configuración a las nuevas necesidades de esta disciplina y que podría describirse como el internet de las cosas (IoT).
Al contrario de lo que se pueda pensar, Telecomunicación es una disciplina «profundamente humanista», afirma Fali Godoy. Son unos estudios ya centenarios, y hasta la aparición de Informática, hace 50 años, los únicos relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación. «Tenemos la misión de utilizar cualquier tipo de tecnología para cumplir con una misión, la comunicación de los seres humanos a distancia rompiendo la barrera espacio-tiempo», señala. Telecomunicación, por esa veteranía, fue incorporando todos los avances tecnológicos, como la telemática, que es la informática aplicada a las telecomunicaciones, entre otros.
«En estos nuevos planes de estudios queremos hacer partícipes a los alumnos, ya en primer curso, de esa vocación humanista de las telecomunicaciones», según el director. De esta manera, en primero se incorpora una nueva asignatura, denominada 'Ingeniería y sociedad'. Detalla que vienen trabajando en ella desde hace cinco años, con la colaboración, por ejemplo, del catedrático de Filosofía de la UMA Antonio Diéguez. También contactaron con Fernando Broncano, catedrático en la Carlos III de Madrid de Lógica y Filosofía de la Ciencia. «De esas conversaciones surgió la idea de esta asignatura, cuyo nombre se inspira además en un libro de Broncano, 'Entre ingenieros y ciudadanos'. Sobre esa idea de ingeniería y sociedad, esa concepción humanista de las telecomunicaciones, hemos hecho este primer gran cambio en los planes de estudios, una asignatura con la que el estudiante vea reforzada esa misión de las telecomunicaciones en algo inherente al ser humano como es su capacidad y necesidad de comunicación».
Matemáticas es una de las materias que más preocupa a los alumnos y que justamente tiene un peso muy destacado en primer curso: tres asignaturas (Cálculo, Álgebra y Estadística) en cuatro de los grados y hasta cuatro matemáticas en el caso de Ingeniería de Tecnologías de Telecomunicación. Física y Programación I y II son asignaturas comunes en primero de todos los grados.
La escuela va a dar un giro importante en cuanto al «enfoque» de estas matemáticas de primero, haciéndolo más parecido a lo que se hace en los institutos, sin discriminar entre las especialidades o ramas, con unas matemáticas «que conforme avance el curso van adquiriendo una mayor complejidad», de manera que en el primer y segundo cuatrimestre de primer curso serán unas matemáticas generales en las que se mezclarán Cálculo, Álgebra o Estadística. En los siguientes cursos ya sí serán identificables con disciplinas concretas.
También hay previstas nuevas asignaturas, en sintonía con los avances más recientes, como es el caso de la tecnología cuántica, o las nuevas preocupaciones sociales, relacionadas con la ética y la sostenibilidad.
Aunque no se perciba de una manera clara en el plan de estudios, la escuela también está dando un giro hacia el mundo empresarial. «Tenemos un ecosistema tecnológico fantástico, formado por empresas punteras que tienen entre sus máximos responsables a antiguos alumnos de esta escuela. Es bueno para nuestros alumnos tener un contacto más estrecho con el mundo empresarial, para lo que vamos a trabajar en proyectos de una manera más cercana a las empresas y, de manera más general, queremos que los contenidos de las asignaturas y de los grados respondan a las necesidades del tejido económico, sin perder los contenidos de una formación básica», señala el director.
Uno de los grandes problemas que tiene que afrontar la ETSI de Telecomunicación es la falta de espacios para la investigación. El complejo tecnológico, que comparten con Informática, tenía en su proyecto original dos módulos más, que no se construyeron en su momento. Es una vieja reivindicación de ambas escuelas, que no ha llegado a materializarse hasta el momento. En el último plan cuatrienal de inversiones estaba prevista la ansiada ampliación, presupuestada en 9 millones de euros. También la construcción de un edificio para investigación, en la ampliación de Teatinos. Las dificultades financieras, los incrementos de costes laborales y energéticos y la aportación de remanentes de tesorería a los planes de contingencia frente al Covid obligaron a la UMA a limitarlas a obras en marcha.
«Ya no podemos esperar más», advierte Fali Godoy. «No podemos tener equipamiento de investigación almacenado, apilado. No puede ser que nuestros investigadores tengan que hacer turnos para venir al laboratorio porque no hay sillas; repito, no tienen donde sentarse y se ven obligados a trabajar desde casa», lamenta el director. Una situación que no se puede entender cuando el Instituto de Telecomunicaciones (TELMA) es el que proporciona a la UMA el mayor porcentaje de ingresos por contratos y proyectos con empresas.
«A finales de mes nos visitan las escuelas e institutos de investigación más importantes del país, y la UMA no debería permitirse dar esta imagen de su escuela, entre las principales a nivel nacional, sin espacios de investigación razonables y acordes al peso que tiene en la Universidad e incluso a su contribución mediante los contratos de transferencia». No obstante, Godoy asegura que «nos sentimos queridos y muy respaldados por nuestra Universidad, sobre todo en los últimos tiempos. Tenemos la promesa de que esto se va a arreglar en un corto espacio de tiempo, y no tenemos razones para desconfiar».
Pero Fali Godoy advierte que estas modificaciones no tienen como objetivo hacer más fáciles las carreras para sus estudiantes, sino procurar que el «aterrizaje» en la escuela sea lo más suave posible, de manera que se puedan reducir las altas tasas de abandono. «El choque entre la enseñanza preuniversitaria y la universitaria lo vemos cada vez más traumático. En nuestra vocación de ser útiles a nuestros estudiantes planteamos así estos cambios, para que tengan un 'aterrizaje' suave y no traumático». Aunque, al mismo tiempo, advierte que no se trata de hacer la titulación «más fácil. Si algo es irrenunciable en Teleco es la calidad y el rigor», afirma.
Hay, explica el director, «pequeños gestos» como estas nuevas asignaturas, los cambios en el contenido de Matemáticas o retrasar la de Programación un semestre, que pueden servir para que, con un acercamiento más temprano a materias específicas de la titulación, se fomenten vocaciones y se reduzca el abandono.
Con respecto a la presencia de las mujeres en estos estudios, Fali Godoy lamenta que se impongan «estereotipos de género. Y esto es un gran error. Tenemos que construir un mundo con el mayor número de voces y lo más variadas posible». Y deja constancia de que las chicas que llegan a estas carreras «son muy brillantes» y que «las que empiezan terminan, porque vienen ya con una vocación inquebrantable, porque ha superado todos los filtros de familia y sociedad y llegan muy convencidas de lo que quieren». Prueba de estas mujeres brillantes es que uno de los departamentos de esta escuela, el de Ingeniería de Telecomunicación, es el que cuenta con el mayor número de mujeres catedráticas de la UMA.
Fali Godoy deja claro también el «compromiso reforzado» de la escuela con el ecosistema tecnológico de Málaga, del que «nos sentimos parte muy importante». Recuerda así que la primera promoción de 'teleco' se titulaba al tiempo que se inauguraba el Parque Tecnológico. «Los alumnos aún en prácticas empezaban a ser contratados por las empresas, que tenían esa falta de profesionales formados». Hoy día, muchos de los antiguos alumnos trabajan, son altos directivos o formaron sus propias empresas instaladas en el ahora denominado Málaga TechPark.
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