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El Carpena: Dos décadas del símbolo que empezó hundido
Se cumplen 20 años de la inauguración y posterior cierre del Palacio de los Deportes, la instalación deportiva de referencia en Málaga y la 'casa' del Unicaja
El Palacio de los Deportes abre este sábado sus puertas para inaugurar una nueva temporada. Los aficionados al baloncesto acudirán a la que es la casa del Unicaja desde hace 20 años. Se cumplen este mes dos décadas desde que la ciudad asistió a la inauguración de la instalación deportiva de referencia en Andalucía. Fue un estreno fallido, porque tras aquel 4 de septiembre de 1999 el pabellón tuvo que ser clausurado a los 19 días después un segundo encuentro jugado ante el entonces Caja San Fernando por deficiencias en la construcción. Aquello generó un maremoto político y también fue el punto de partida de lo que hoy es el Palacio, una de las mejores canchas de la Liga Endesa y a su vez una instalación multiusos que ha acogido todo tipo de espectáculos y eventos tanto deportivos como culturales. Lo próximo será la Gala de los Premios Goya en el mes de enero.
Aunque el Palacio, que luego cambió su denominación en recuerdo de José María Martín Carpena, concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Málaga asesinado en 2000 por la banda terrorista ETA, ha servido para todo, el germen de su construcción fue el baloncesto.
El crecimiento del Unicaja y aquella final de la Liga ACB jugada contra el Barcelona propició un movimiento social y político que finalmente derivó en la construcción de la instalación. Dos años después del subcampeonato de 1995, en junio del 97, los arquitectos malagueños Alfonso Peralta de las Heras y Antonio Costa Lourido presentaron la memoria del proyecto. Se pensó en una instalación de gran versatilidad, válida para el deporte como para actividades no deportivas. El aforo máximo previsto era de 8.500 espectadores, que al final llegó hasta los 8.645.
Plazos agilizados
Había que construir el pabellón lo antes posible. Ciudad Jardín se le había quedado pequeño al Unicaja, que presumía de tener lista de espera para hacerse abonado. Entonces lograr entradas para los partidos de baloncesto era un lujo, el club mantenía la tendencia al alza, se jugaba en Europa...
Así, los plazos se agilizaron y en noviembre de 1997 el Ayuntamiento concedió a Ferrovial la construcción del Palacio de los Deportes. Las obras comenzaron el 22 de enero de 1998 con un plazo de ejecución de 18 meses y con un presupuesto de 1.895 millones de pesetas. Este fue uno de los asuntos más polémicos antes incluso de su apertura, pues el coste final de la instalación fue de 1.000 millones de pesetas más, concretamente 2.895 millones en total. Pero claro, eran otros tiempos, de mucha alegría económica, de gran crecimiento urbanístico y existía esa presión social por acabar la obra cuanto antes casi sin reparar en gastos.
La ciudad asistió expectante a todo el proceso. El comienzo de las obras, el levantamiento de los pilares y los primeros graderíos, la instalación de la emblemática cubierta el 21 de octubre del 98 y la denominación oficial de la instalación: Palacio de los Deportes Ciudad de Málaga. Resulta curioso porque así se denominó luego al estadio de atletismo que está justo al otro lado de la acera.
Finalmente, el pabellón se inauguró un 4 de septiembre de 1999. Aquello fue todo un acontecimiento social y político. Se agotaron las entradas para aquel duelo entre el Unicaja y el Barcelona, que por cierto sirvió para el debut oficial de Berni Rodríguez con la camiseta del equipo malagueño. Comenzaba entonces la larga carrera del escolta a nivel profesional ajeno a lo que le depararía el futuro, título mundial incluido en 2006 con la selección española en Japón. El cuadro cajista presentó un equipo formado por Xavi Fernández, Jesús Lázaro, Jaumin, Dani Romero, Berni Rodríguez, Mrsic, Conceiçao, Germán Gabriel, Orenga, Sallier, Marcaccini y Petruska, que no jugó ese día. El equipo dirigido por Maljkovic perdió ese día 62-74, pero todo el mundo salió del Palacio impactado por las dimensiones del nuevo edificio. Se jugó un segundo encuentro, el derbi frente al Caja San Fernando, y días después se detectaron grietas en numerosas zonas de la instalación.
Los técnicos del Ayuntamiento y de la propia empresa constructora, Ferrovial, identificaron «un comportamiento irregular de la estructura en cuanto al sostenimiento de la cúpula debido a las deficiencias de asiento de la cimentación». Dicho de otro modo, el pabellón se hundía. El ridículo fue mayúsculo y la imagen de la ciudad quedaba por los suelos. Málaga perdió la celebración de la Copa del Rey que le había sido concedida y el Unicaja tenía que volver a Ciudad Jardín. El exilio duró toda la temporada mientras se prolongó la reparación y consolidación de la estructura. No fue aquel el único incidente en estos 20 años. Los problemas de la cúpula fueron habituales, con goteras cada vez que llovía, pero subsanables.
Con el paso de los años, el Martín Carpena fue modernizándose. Se acometió una nueva reforma, que amplió su capacidad hasta los 10.642 espectadores actuales, con nuevas butacas, el videomarcador y, posteriormente la instalación de un anillo led. Por fuera, el aspecto es el mismo, de hecho se echa en falta un mejor aprovechamiento y adecentamiento de un recinto en el que se han instalado varias empresas médicas y en el que es habitual la celebración de conciertos, eventos de motor y espectáculos infantiles.
Deportivamente, las tres Copas del Rey han sido las citas deportivas más importantes que ha acogido. Aquellos Masters Málaga de Tenis con Nadal como protagonista o el Concurso Nacional de Saltos (hípica) ya han quedado en el olvido. El Unicaja es el principal usuario de una instalación que años atrás llenaba en cada partido y donde hoy comienza una nueva temporada.
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