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El pasado mercado veraniego de la Liga Endesa comenzó con un movimiento inesperado. Augusto Lima pagaba su cláusula de rescisión para dejar el UCAM Murcia. ... La noticia corrió como la pólvora por las redacciones, redes sociales y el mundillo del baloncesto. El jugador de referencia del próximo rival del Unicaja (mañana, 21.30 horas) y un símbolo para la afición murciana sorprendía a todos con su decisión. Meses más tarde se confirmaba su regreso a Málaga después de que el club tuviese que reclutarlo ante la falta de cupos para cumplir con la normativa de la Liga. Desde entonces, Lima ha pasado de héroe a villano para parte de la afición de su anterior equipo, que no entendió cómo dejaba el club ocho semanas después de haber renovado hasta 2024.
En el momento que trascendió la noticia circularon diversas teorías sobre la decisión del pívot brasileño. Problemas personales, deterioro de la relación con el club, una oferta de Euroliga... La única explicación válida es la que el propio jugador dio en una rueda de prensa el mismo día en el que se conoció todo. Lima era consciente de que su decisión no iba a ser nada popular, por eso durante su comparecencia acompañado por el director general del UCAM Murcia, Alejandro Gómez, repitió en varias ocasiones que pedía comprensión.
«No es agradable estar aquí y decir que me marcho. Es duro, muy duro. Por respeto al club he preferido hacerlo antes y no esperar a que se hiciese una bola. Pido que respetéis la decisión. Sé que muchos no lo vais a entender, pero soy así y si no siento una cosa, no la voy a hacer. Cuando volví a Murcia desde Burgos, mi intención era dejar al equipo en Europa. Mi equipo ha vuelto a brillar. Está a tope y se ha clasificado para Europa. El objetivo por el que regresé se ha completado y ahora siento que tengo que volar. Quiero otros retos», dijo entonces.
Lima sentía que estaba en un momento en el que podía dar un salto más en su carrera, quizá a algún equipo de la Euroliga. El Barcelona, entrenado por su amigo Jasikevicius, buscaba un cupo. En Vitoria a Joan Peñarroya le agradaba volver a contar con él, pero el presidente del club, Josean Querejeta, le cerró la puerta. «Me quiero abrir al mercado y ver lo que pasa conmigo. Ver lo que puedo hacer y lo que no», fueron otras de sus palabras.
El pívot pagó su cláusula de rescisión, unos 40.000 euros, y salió al mercado. Las puertas que esperaba no se abrieron y finalmente el Unicaja le hizo una oferta. Esto fue visto en Murcia por un desagravio por parte de la afición, pues fichaba por un equipo que acabó la pasada liga por debajo en la clasificación. En las redes le dijeron de todo, pero el pívot, que suele ser muy activo en Twitter e Instagram, aguantó el tirón con estoicidad. Este miércoles se reencuentra con peronas que son uña y carne para él: Radovic, Rojas, Bellas Sito Alonso o McFadden. Será sin duda algo más que un partido para él.
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