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Estaba de vacaciones de Semana Santa en la casa de unos amigos en Alhaurín de la Torre. Corría el año 1984 y por la puerta entraron los sobrinos de los anfitriones. Recuerda la escena como si la tuviera delante: «De repente enchufaron a la tele un aparato diabólico. Empezaron a salir rayas, dibujos... Me llamó muchísimo la atención y me explicaron que era un Commodore Vic 20. En cuanto llegué a Madrid me compré un Spectrum. Y así comenzó todo».
Ese «todo» es la segunda vida de éxito en la biografía de Paco Pastor (1949). Ídolo de la España yeyé como cantante de Fórmula V, cuando se bajó del escenario se colocó «al otro lado del mostrador» como director artístico de la discográfica CBS, el gigante de la distribución musical. Esa experiencia le sirvió, y mucho, en su salto a una industria que por entonces estaba «en pañales», hasta convertirse en el gran visionario del mercado español del entretenimiento digital durante los años 80 y 90. Esas vivencias serán el hilo conductor de la conferencia que Pastor ofrecerá este sábado (16.30 horas, entrada gratuita) en la quinta edición de RetroPixel Málaga, que se celebra este fin de semana en la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga.
Pastor puso en marcha la desarrolladora y distribuidora Erbe (responsable de clásicos como 'Donkey Kong', 'Dragon Ninja' y 'Out Run'), llegó a ser director de Sega España y por el camino revolucionó el negocio de los videojuegos con decisiones como rebajar a la mitad el precio de los juegos o lanzar aquellos Lingotes con varios títulos en un sólo paquete: «Había muchísimas analogías entre la industria discográfica y la de los videojuegos. El éxito que tuvo Erbe se debió a que aplicamos muchas de las estrategias tanto de marketing como artísticas que traíamos de la industria del disco, porque los programadores eran artistas. Eso fue el éxito de muchas cosas».
«Por ejemplo -sigue Pastor- lo que llamábamos los 'packs' con diez videojuegos no dejaban de ser una copia de los recopilatorios que se publicaban entonces en el mundo del disco a finales de año con todos los éxitos de lo que fuera. Muchas de esas estrategias las usamos y tuvimos éxito». Aquellas navidades vendieron 1,5 millones de copias de esos 'packs' en casetes y CBS tuvo que posponer el lanzamiento de los nuevos discos de Mecano y Julio Iglesias porque la fábrica no daba más de sí. «Luego petamos la fábrica varias veces más...», bromea entre risas Pastor.
Pero aquella efervescencia se encontró con un problema conocido: la piratería. Sólo que en el caso de los videojuegos, el negocio de las copias ilegales alcanzó en muy poco tiempo un grado de 'profesionalización' muy superior al visto hasta entonces en el mercado musical. Pastor decidió actuar con datos en la mano. Encargó un estudio y llegó a dos conclusiones: había que producir los juegos en España y había que rebajar el precio de cada casete hasta dejarlo en menos de la mitad, desde las 2.000 pesetas iniciales hasta las ya famosas 875 pesetas que se convirtieron casi en santo y seña de la compañía. Ganó ambos órdagos, incluso convenció a los vendedores del Rastro para que dieran salida a los restos de estocaje de juegos originales a precio de saldo.
Desde esa experiencia, Pastor sigue trenzando analogías entre la industria musical y el sector del entretenimiento digital. «Ojalá la música hubiera estado tan atenta a los cambios como lo ha estado la industria del videojuego. La música ha tardado mucho en reaccionar, ha vivido de una forma muy cómoda. En los años 90, desde que el CD sustituyó al vinilo, muchísimas compañías se limitaban a convertir a CD lo que había salido en vinilo y empezaron a despreocuparse mucho de los nuevos talentos y de las nuevas tendencias. Era una forma muy fácil de ganar dinero convirtiendo en digital lo que tenían en analógico y cuando se dieron cuenta, la tecnología les superó», analiza Pastor.
Y después de tantos discos y de tantos videojuegos, ¿con cuáles se queda Paco Pastor? «Uf... ¡Qué pregunta!», lanza en voz alta mientras se lo piensa: «Me quedo con aquellos juegos con los que disfrutaba tanto cuando jugaba con mi hijo: 'Indiana Jones', 'Defender of the Crown' y 'Out Run'. Sí, me quedo con esos».
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Paco Griñán | Málaga
Cristina Cándido y Álex Sánchez
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