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Tumba del Tempranillo en el patio de la iglesia de Alameda. Archivo Sur
A la sombra de la historia

Semblanza del Tempranillo, flor de los bandoleros románticos

Lunes, 21 de julio 2025, 00:24

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Cuentan que los viajeros románticos deseaban con ansias ser asaltados por alguno de los bandoleros que entonces pululaban por la serranía de Ronda. Y si encima el que interrumpía su periplo era José María Hinojosa, alias el Tempranillo, quedaban fascinados. Prosper Merimée presumía de haberlo conocido y Richard Ford aseguraba haber convivido con el Tempranillo en la serranía cordobesa.

Por la sierra de Ronda

va una partía;

al capitán le llaman

José María.

José María el Tempranillo fue el prototipo de bandolero andaluz, generoso, valiente y romántico. Benjamin Disraeli lo buscó infructuosamente por la serranía de Ronda y dijo de él: «Fue el ladrón de mayor fama y más grande renombre que hubo en las tierras de España». José Pelagio Hinojosa Cobacho nació el 21 de junio de 1805 en Jauja, una aldea perteneciente al municipio cordobés de Lucena. Sin embargo, su familia se fue a vivir a Montilla donde, cuando nuestro protagonista contaba once años, su padre, Juan Hinojosa el Gamo, escopetero que andaba metido en asuntos de contrabando, fue abatido a tiros.

José María fue acogido por caridad en casa de un clérigo, don Julián Moscoso. Cuando aquel ya tenía dieciocho años, se enteró por casualidad de que su padre había sido asesinado a manos de un rico hacendado que quiso quitárselo de en medio para poder tener relaciones con la madre de José María. Este acechó al terrateniente junto al castillo de Aguilar de la Frontera y allí lo dejó sin vida. Se refugió en casa de María Esperanza de la Fuensanta, una moza garrida que, aunque tenía este piadoso nombre, se dedicaba al oficio más antiguo del mundo. El muchacho le contó lo que acababa de hacer, a lo que la ramera exclamó: «¡Vaya! ¡Tempranillo empieza el mozo!». Esta es la explicación que ofrece Florentino Hernández Girbal del sobrenombre de nuestro protagonista.

Merimée lo describía así: «Es un apuesto joven de regular estatura, de aspecto robusto, mirada sombría y altanera. Guapo, valiente y cortés, tanto como puede serlo un ladrón». Cuando robaba una diligencia se preocupaba de que las señoras bajaran y se sentaran cómodamente a la sombra. Incluso mandaba colocar mantas en la cuneta que les sirvieran de asiento. Les quitaba con delicadeza la sortija, deslizándola con suavidad a lo largo del dedo, de manera zalamera. Siempre les dejaba dinero suficiente para que pudieran llegar al siguiente pueblo. No solía matar a nadie, si no era en defensa propia. Por eso, Richard Ford lo comparó con Robin Hood.

Retrato original de José María que realizó John F. Lewis. Biblioteca Nacional

José María Hinojosa realizó sus correrías por las agrestes sierras de Ronda y Grazalema y por las campiñas de Córdoba y Sevilla. En 1828 tenía a sus órdenes una partida perfectamente organizada que nada tenía que envidiar a una unidad militar. Los viajeros que quisiesen ir seguros debían pagar una especie de seguro a alguno de sus agentes, que emitían un salvoconducto. El Tempranillo llegó a asaltar con éxito, entre Écija y Osuna, el convoy de la Real Hacienda, escoltado por treinta militares.

A principios de 1831 se produjo una intentona militar contra el régimen absolutista de Fernando VII protagonizada por Salvador Manzanares, héroe de la Guerra de la Independencia y ministro durante el Trienio Liberal. Manzanares partió con doscientos hombres de Gibraltar la mañana del 21 de febrero y desembarcó en la playa de Getares (Algeciras). Antes del mediodía ya estaba rodeado por las tropas realistas que habían salido desde Estepona. Si no hubiera sido por la ayuda de José María, Manzanares no hubiera podido huir, refugiándose en Sierra Bermeja. Cuentan que el exministro tuvo un final desdichado: perdido entre los pinsapos, fue muerto por un pastor que intentó robarle. Fernando VII puso entonces precio a la cabeza del Tempranillo: ocho mil reales para quien lo entregase vivo o muerto.

Ya saben: si no puedes con tu enemigo, únete a él. Fernando VII lo acabó indultando el 21 de junio de 1832, el día en que El Tempranillo cumplía veintisiete años. Fue nombrado comandante del llamado pomposamente Escuadrón Franco de Protección y Seguridad Pública de Andalucía. Negoció el indulto Francisco de la Torre, no nuestro octogenario alcalde, sino un otro político homónimo, alias Frasquito, quien acabó muerto, pues el Tempranillo pensó que le tendía una trampa.

El escuadrón de José María fue avisado de que unos presos que iban desde Córdoba al presidio de Alhucemas se habían escapado. El Tempranillo los encontró cerca del pueblo de Alameda y, creyendo que su fama sería suficiente para reducirlos, les dijo: «Entregarse, muchachos, que soy José María el Tempranillo». Cuentan que fue la única vez que se llamó a sí mismo con su apodo, que no le gustaba. Uno de ellos, el Barberillo, le disparó en el pecho. El Tempranillo murió el 24 de septiembre de 1833, cinco días antes que Fernando VII, su histórico enemigo.

La familia del Tempranillo

Aunque el bandolero tuvo varias amantes (Esperanza, la hija de un noble andaluz, o Rosa, guapa rondeña a la que llamaba «mi Rosita de mayo»), el amor de su vida fue María Jerónima Francés, natural de Torre Alháquime y hermana de un contrabandista. El Tempranillo se jugó la vida yendo a visitarla al cortijo donde estaba de parto del único hijo que tuvieron. Pero los soldados se presentaron de improviso y se montó un terrible tiroteo en el que murió su mujer. José María la montó terciada sobre el caballo, metió a su hijo recién nacido en su faja y salió del cortijo disparando con las dos manos, ante la mirada atónita de los militares. Llegó exhausto a Grazalema con el cadáver de su esposa y con su niño vivo, que entregó a su abuela.Su hijo recibió las aguas del bautismo en la iglesia parroquial de Grazalema y se llamó José María. Es fama que su padre estuvo presente en la ceremonia. José María Hinojosa Francés se casó con María Araceli Reyes en Badolatosa, en 1853. Una biznieta del bandido, que no tuvo descendencia, todavía vivía no hace mucho en esta localidad.

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