Memoria del trágico desastre de Annual: El comandante Benítez
El verano de 1921 fue el del Desastre de Annual, cuando miles de soldados españoles murieron en Marruecos. Desde entonces la figura del comandante Julio Benítez se hizo familiar a los malagueños
VÍCTOR HEREDIA
Domingo, 11 de agosto 2019, 00:25
Pocos nombres hay más familiares para los habitantes de Málaga que el del comandante Benítez. Su memoria nos lleva a un cálido y trágico verano ... del año 1921, cuando se produjo el tristemente famoso Desastre de Annual.
En esos momentos nuestro país atravesaba por graves problemas: descomposición del sistema político, crisis económica, conflictividad social y la sombra permanente de la guerra colonial en Marruecos. Allí el general Fernández Silvestre, comandante general de Melilla, había ido desplegando sus tropas en numerosas posiciones que se internaban en el territorio del Rif, ubicando el campamento principal en Annual. El objetivo de la operación era someter a las tribus rebeldes y asegurar la pacificación del Protectorado.
A principios del verano Abd-el-Krim decidió pasar a la contraofensiva. Obtuvo una victoria inicial en Abarrán que le permitió convencer a las tribus reticentes de que era fácil derrotar a los españoles. En el asalto a Sidi-Dris fracasó gracias a la fuerte resistencia que presentó la guarnición mandada por el comandante Benítez.
Julio Benítez Benítez había nacido en El Burgo el 17 de agosto de 1878. Recién salido de la Academia de Infantería fue destinado a Cuba, donde resultó herido y recibió su primer ascenso. Continuó su carrera hasta alcanzar el rango de comandante y recibir destino en África. En plena insurrección se le encomendó la defensa de la posición de Igueriben, situada al sur de Annual, después de su exitosa acción en Sidi-Dris.
Los rifeños iniciaron el ataque el 14 de julio y cerraron el cerco el 17. Durante cinco días los soldados dirigidos por Benítez resistieron en unas condiciones muy duras. Los intentos de socorrer a la guarnición fueron rechazados en varias ocasiones y ésta quedó condenada a su suerte. El intenso calor y la falta de agua fueron causando numerosas bajas entre los defensores, que llegaron a beberse su propia orina y cualquier tipo de líquido disponible.

La situación era desesperada y Silvestre le ordenó que parlamentara con el enemigo. La respuesta de Benítez fue contundente: «Los de Igueriben mueren pero no se rinden». Sin municiones y ahogados por la sed y el hedor de los cadáveres, el día 21, después de disparar las últimas doce balas de cañón que le quedaban, ordenó el repliegue en medio del asalto de los cabileños. Benítez recibió dos disparos y cayó muerto junto al parapeto. Con él murieron casi todos los hombres que estaban bajo su mando.
Al día siguiente de la caída de Igueriben se produjo la desastrosa evacuación de Annual. En las semanas siguientes fueron cayendo otras posiciones como Nador y Monte Arruit, ésta el 9 de agosto, siendo masacrados la mayor parte de sus defensores. Las pérdidas materiales fueron enormes, pero sobre todo dolieron las humanas, que se estimaron en más de 10.000 muertos. Abd-el-Krim se hizo con prácticamente todo el Protectorado y estableció la República del Rif. En España el sistema político de la Restauración se tambaleó y apenas aguantó un par de años más. El general malagueño Juan Picasso, tío del pintor, preparó un detallado informe que no llegó a ser debatido públicamente por el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923.
Málaga era el principal punto de conexión de la Península con Melilla. La ciudad estaba habituada al trasiego continuo de tropas y las noticias que llegaban desde allí se recibían con enorme expectación. En poco tiempo se habilitaron varios hospitales para atender a los heridos que eran desembarcados desde la ciudad norteafricana. Por este motivo la ciudad recibió el título de Muy Benéfica en enero de 1922.
Ese especial vínculo acabó uniendo la memoria del comandante Benítez con la ciudad. Se le dedicó una calle y en 1926 los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia inauguraron el monumento dedicado al héroe, que había recibido póstumamente la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración militar española. El monumento, obra del escultor Julio González Pola y en el que Benítez está representado dos veces, estuvo primero en la Plaza de la Marina y después fue trasladada al Parque. En 1928 se acuartelaron en el Campamento Benítez las primeras unidades. Clausurado en 1995, se va a convertir en el gran parque periurbano de la ciudad manteniendo el nombre de Benítez.
Pero hay otro recuerdo público de la defensa heroica de Igueriben. En un lugar destacado de la sala dedicada al pintor Muñoz Degrain del Museo de Málaga se puede contemplar el cuadro 'Los de Igueriben mueren…', que el artista dejó inacabado por su fallecimiento en 1924. La obra fue un encargo del Ayuntamiento, y en la misma queda consagrada la figura del comandante caído con la bandera como sudario. Un motivo más para visitar el Museo.
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