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María Molina, Juan Domínguez y Andrés Piédrola, en la playa de Rincón de la Victoria. Foto del autor

Andrés Piédrola: el primer veraneante de Rincón de la Victoria

A la sombra de la historia ·

Andrés Piédrola Orta lleva veraneando en Rincón de la Victoria desde 1934 y su padre fue el descubridor

Jueves, 22 de agosto 2019, 00:47

Andrés Piédrola Borgel (1902-1982) nació en Vélez-Málaga y, siendo adolescente, se vino a Málaga, donde acabaría fundando el conocido comercio Río de la Plata en 1927. A principios de los años treinta del siglo pasado compró por 13.000 pesetas un chalecito al que puso el nombre de su mujer, Villa Gracia, y que en el pueblo era conocido como 'Villa García'. Estaba en el lugar donde hoy se levanta el Hotel Rincón Sol. Desconocemos la fecha exacta de la compra, pero nos consta que en 1934 la familia Piédrola ya veraneaba en el Rincón de la Victoria. La elección de esta localidad costera pudo estar motivada por su estratégica situación entre Málaga y Vélez, donde vivía la madre de Piédrola. Además el chalé estaba junto a la estación del tren, lo que facilitaba los desplazamientos.

La casa de Andrés Piédrola se situaba en el barrio conocido como El Castillo, por estar frente a la antigua fortaleza de Bezmiliana, que por aquellos años era utilizada por la guardia civil como establo para los caballos con los que patrullaba la costa. El Rincón de la Victoria anterior a la Guerra Civil era un pueblo de muy pocos habitantes, que se dedicaban en su mayoría a la pesca y a la agricultura. En un anexo a Villa Gracia, como guardeses de la finca, vivía la familia Domínguez Castillo con sus siete hijos. La madre, María Castillo, se levantaba a las cinco de la mañana y se iba andando hasta El Palo, donde cogía el tranvía para poder llegar a la casa que tenían en Málaga los Piédrola y trabajar como empleada doméstica. No iba en tren desde el Rincón para ahorrarse el billete y poder traer un poco más de dinero a su casa. Por la tarde se volvía otra vez a Rincón caminando desde El Palo. Cuando llegaba, se enorgullecía de poder encender la candela al menos una vez al día para alimentar a su familia. Porque había casas en las que ni siquiera se podía encender, tal era la pobreza de aquellos difíciles años.

En 1940 al hijo mayor de Piédrola, Andrés Piédrola Orta, le diagnosticaron asma. Como Villa Gracia estaba muy cerca del mar, la vendieron y se compraron otra al otro lado de la carretera con menos humedad. Así se lo recomendaron los médicos. La nueva casa se llamó Villa Carmen, nombre de su hija mayor. Ocupaba una inmensa parcela rectangular de varios miles de metros cuadrados entre la antigua Nacional (hoy avenida del Mediterráneo) y la calle Córdoba. El terreno de la finca empezaba en la calle Jaén y llegaba hasta el carril de Domínguez. Todo esto le costó 50.000 pesetas en 1940. Hoy en estos terrenos se levantan ocho bloques de edificios.

Edificio Santa Elena, primero levantado en el Rincón de la Victoria. Hacia 1965. Archivo familiar

Estoy sentado en el restaurante El Castillo con Andrés Piédrola Orta (1932), hijo del primer veraneante de Rincón, y con Juan Domínguez Castillo (1934), hijo de María Castillo. Cómo ha cambiado todo. El primitivo Ayuntamiento estaba un poco más arriba de la Iglesia y el cuartel de la Guardia Civil donde hoy se halla el Centro de Salud. El farmacéutico vivía en su farmacia y les atendía a cualquier hora del día. Todo eran huertas. En la playa se podían coger todas las coquinas que quisiesen y de las gordas. Jugaban al fútbol en la misma carretera y solo les interrumpían el paso de algún carro. Pero a Andrés se le acabaron aquellos veraneos de tres meses cuando empezó a trabajar en la tienda de su padre.

Juan Domínguez montaba cada verano un chamizo en la playa. Fue su primer merendero. En 1981 construyó el primer edificio de obra para usarlo como chiringuito. Lo llamó el Castillo por su segundo apellido y por la zona donde estaba, ya que en Rincón llamaban el Castillo a la fortaleza de Bezmiliana. Tiene mucho merito haber levantado algo así partiendo de la nada. Hoy Juan Domínguez, a sus 85 años, sigue al pie del cañón.

En 1966 Andrés Piédrola Borgel construyó en sus terrenos el primer edificio que hubo en el pueblo. Solo tenía tres plantas y 18 viviendas y le llamó Santa Elena por el nombre de su nieta mayor. Hoy sigue existiendo. En 1967 su hijo Andrés abrió en sus bajos la cafetería El Paquiro. Tan tranquilo era aquello que Áurea Amo, la esposa de Andrés, recuerda cómo le dolía la mandíbula de no hablar con nadie en todo el día, porque no había nadie con quien hablar. Este verano Andrés Piédrola Orta, hijo del precursor del Rincón de la Victoria, también está veraneando en el edificio Santa Elena. Otro verano más desde 1934.

Andrés Piédrola.

Andrés Piédrola Borgel: precursor y pionero

Andrés Piédrola le hablaba a todo el mundo de las excelencias de Rincón de la Victoria, especialmente de su tranquilidad y de la bonanza de su clima veraniego, porque entonces apenas llegaban hasta allí los tan temidos terrales. Mi padre le escuchó decir en varias ocasiones:

– Hay un pueblecillo que se llama Rincón de la Victoria. Se está allí más bien y más fresquito...

Y convenció a muchos amigos y conocidos, que se convertirían en los primeros veraneantes de Rincón de la Victoria.

Andrés era muy aficionado a jugar al dominó en el bar La Cristalera y, cuando ganaba una partida o metía un gol el Málaga, lanzaba un cohete para que todo el pueblo se enterase.

El Ayuntamiento de Rincón de la Victoria nombró a Andrés Piédrola Borgel pionero ejemplar en sesión plenaria de 29 de abril de 1966 «por sus realizaciones en este término, en las que por su esmero, buen gusto y elegancia de líneas contribuye al ornato y embellecimiento de la población». Quizá sería oportuno que en Rincón de la Victoria se le dedicase una calle a Andrés Piédrola Borgel.

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