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Estado en el que quedó el coche de la víctima tras el ataque. SUR
«Lo dejó, pero no conseguía librarse de él; amenazaba con hacerle daño»

«Lo dejó, pero no conseguía librarse de él; amenazaba con hacerle daño»

Sandra rompió en diciembre con el sospechoso de rociarla con ácido y desde entonces recibió numerosas amenazas

Jueves, 14 de enero 2021, 00:22

Hará ocho meses, más o menos, del último día de tranquilidad en la vida de Sandra. Había sido, hasta entonces, una joven risueña, cariñosa, amiga de sus amigos, a la que le gustaba salir y que «llamaba la atención» por su belleza y por su simpatía. No pasó inadvertida para José Arcadio N. G., 'El melillero', cuando se cruzó con ella una noche en una discoteca de Marbella. Él, un tipo duro con contactos y que disfrutaba de los mejores reservados, la encandiló. Empezaron a salir. Y el carácter de ella cambió.

Sandra, que continúa muy grave en la UCI del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla con quemaduras en el 45% del cuerpo por el ácido que presuntamente le roció su exnovio, tiene 26 años y es la menor de tres hermanos. Nació y se crió en Casabermeja, donde aún vive su madre. Su padre, camionero de profesión, al que ella estaba muy unida, falleció hace poco más de un año a causa de una enfermedad.

Estudió un grado superior de Odontología e Higiene Dental. Allí conoció a Cristina (28) y se convirtieron en inseparables. Ella fue un pilar al que se sujetó tras la pérdida de su padre. También cuando el espejismo acabó y Sandra quiso dejar al 'melillero'. Cristina está en Carlos Haya con quemaduras en el 20% de la superficie corporal. «Yo creo que quería hacerle daño a Sandra, pero también a Cristina, porque era su amiga íntima y había presenciado muchas cosas», comenta una persona de su entorno que conoce bien a ambas.

La relación, dice, se fue deteriorando por el carácter obsesivo y controlador de él, tanto que ella, tiempo atrás, buscó una psicóloga para prepararlo a ante la ruptura. Poco a poco, también fue conociendo su pasado delictivo y sus cuentas pendientes con la Justicia. «Ella intentó salir, pero no pudo», añade la misma fuente. A mediados de diciembre, el noviazgo saltó por los aires durante una discusión en la que Sandra, según su entorno, sufrió un corte en una mano. Acudió al hospital, pero en lugar de denunciarlo, culpó al perro. Eso sí, hizo las maletas y se marchó.

A partir de ahí, la pesadilla. Sandra contó a su entorno que tenía sospechas de que le había 'hackeado' el teléfono y que espiaba sus conversaciones. Incluso que había contratado a alguien para seguirla. De hecho, desactivó varias veces sus perfiles en Instagram y Facebook. Los amigos ya se habían acostumbrado a que Sandra desapareciera cada cierto tiempo de las redes sociales. Más extraño les pareció que en los últimos días ni siquiera se conectara a WhatsApp.

Según cuentan en su entorno, José Arcadio N. G. estaba obsesionado con que había otra persona y, al parecer, empezó a amenazarla. «Me las vas a pagar», dicen que le repetía, una y otra vez. «Ella estaba muy asustada. No lo denunció porque él tiene contactos en todas partes. Sandra temía que le hiciera daño a ella y a su familia. Lo dejó, pero no conseguía librarse de él, y al final ha cumplido sus amenazas». En diez segundos arruinó las vidas de ambas, que el pasado martes fueron a Cártama, a casa de Cristina, sin saber que 'El melillero' las seguía.

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