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Hecha la ley, hecha la trampa. Es una frase bien conocida, no precisamente nueva, pero que resume a la perfección lo que la Policía Local de Málaga se ha encontrado en las últimas semanas en la capital costasoleña. Tras el anuncio de la Junta de Andalucía de las medidas para luchar contra la pandemia durante estas fechas navideñas, los agentes han registrado una tendencia de casos en los que los ciudadanos buscan una fórmula para saltárselas. Principalmente, las actuaciones se han centrado en fiestas clandestinas para burlar el toque de queda decretado por el Gobierno andaluz, algo para lo que incluso se ha llegado a utilizar pisos y oficinas convertidos en bares de copas.
A lo largo de las últimas semanas, la Junta ha establecido las medidas en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Andalucía en aplicación del Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre, por el que se declara el estado de alarma para contener la propagación de infecciones causadas por la pandemia. Entre otros aspectos, se limita el horario de apertura de la hostelería, así como de estos negocios para servir alcohol.
Se decretó que los establecimientos de restauración y hostelería pueden abrir hasta las 18.00 horas y, tras un parón de dos horas, volver a trabajar desde las 20.00 horas hasta las 22.30 horas (ampliado hasta la una de la madrugada en Navidad y Fin de Año). Aun así, hay una excepción para los negocios que funcionen como cafetería o que pasen a ofrecer solo ese servicio, que pueden abrir de forma continuada, siempre que no dispensen bebidas alcohólicas.
El objetivo de esta medida de la Junta de Andalucía es cortar la tarde y la madrugada, momentos en los que más copas se consumen y, por tanto, en los que las personas se relajan más en torno al cumplimiento de las medidas establecidas para luchar contra el coronavirus. Con la misma intención se estableció el toque de queda, en el que se indica la hora a la que los ciudadanos no pueden estar en la calle sin un motivo de peso para ello; decretado de 23.00 horas a 06.00 horas -ampliado el inicio a la 01.30 horas en Navidad y Fin de Año-. Sin embargo, algunos han buscado la trampa para intentar burlar la norma.
Uno de los casos más llamativos fue el registrado el pasado fin de semana en la Plaza del Teatro, situada en el Centro de la capital malagueña, adelantado por este periódico. El día 26 de diciembre una joven italiana aprovechó que sus compañeros de piso no estaban en casa para montar un negocio clandestino, en el que desconocidos accedían a su casa para comprar bebidas alcohólicas.
Eran las 18.30 horas, es decir, aprovechó el momento de parón de los bares para que aquellos que querían seguir con la fiesta tuvieran una oportunidad. Sin embargo, fue descubierta y sancionada por la Policía Local, así como las 26 personas que había en el piso. Las fuentes policiales consultadas por este periódico han precisado que no se trata de un hecho aislado, aunque sí el más flagrante, en el que se busca una trampa para burlar las medidas anti-covid: «Nos hemos encontrado pisos alquilados convertidos en locales de copas y hasta reuniones en habitaciones de hotel que se reservan para continuar allí con la fiesta tras el cierre de los negocios».
Se trata de una conducta que se ha dado hasta en oficinas. Aunque en este caso no se cobraban las copas, la Policía Local también actuó en un caso en el que un grupo de conocidos se trasladó hasta la oficina de una inmobiliaria del Centro, en el que consumían bebidas alcohólicas en la franja horaria de cierre entre las 18.00 horas y las 20.00 horas.
Lugares clandestinos en los que se reúnen aquellos que quieren seguir con la fiesta, sin importarles romper las normas para prevenir la propagación de la pandemia. Las intervenciones en pisos por fiestas con más de seis personas (número máximo decretado por la Junta para reunirse en las viviendas, una cifra que asciende a diez en Navidad y Fin de Año) también se han repetido durante estos días. Además, tampoco se da el uso de la mascarilla en ellas.
La misma conducta se repite en esas oficinas o locales clandestinos. Por ejemplo, en la noche de Navidad, la Policía Local descubrió una fiesta con más de 50 personas en uno de estos lugares, situado en la barriada de La Palma. Sin mascarillas e incumpliendo la distancia social, los asistentes se encontraban en un establecimiento estaba montado como un bar, pero en el que el encargado no tenía licencia ni permiso para la actividad.
La vigilancia de la Policía Local llega a bares y discotecas. Durante estos días, las sanciones se han repetido en establecimientos de este tipo, en los que las fuentes explican que «algunos han estado funcionando como lo hacían antes de la pandemia». Aseguran que los locales sancionados no respetaban el aforo y que los clientes se encontraban en la pista de baile, sin respetar la distancia de seguridad, y sin mascarilla.
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