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Antonio, en el lugar de la explosión, junto a un destrozo que hizo la bomba en un muro de hormigón. SUR

«Me encontré una bomba en la basura y perdí una mano»

Víctima colateral de una banda de atracadores, Antonio Manuel Serrato espera que se haga justicia: «Me he convertido en un discapacitado por asomarme a un contenedor»

Lunes, 29 de marzo 2021, 01:01

El informe médico es demoledor: «Mano catastrófica y secuelas físicas importantes». Antonio Manuel Serrato nunca olvidará aquel 18 de mayo de 2017. Rebuscaba restos de chatarra en un contenedor de un polígono de Mijas cuando se topó sin saberlo con un artefacto explosivo que había sido abandonado presuntamente por una banda de atracadores de bancos que trataban de deshacerse de las pruebas ante su inminente detención. «Explotó, hay un momento en el que no recuerdo nada y la siguiente imagen que tengo en la cabeza es la de dos dedos míos tirados en el suelo».

El artefacto explosivo era el conocido como 'pizza slide', construido a base de pólvora sólida para reventar el interior de un cajero automático sin quemar el dinero. Antonio sujetaba la bomba con la mano izquierda (es zurdo) y esa extremidad se llevó la peor parte. «Ahora soy un discapacitado, tengo reconocida la discapacidad del 50 por ciento», resume, resignado ante el desenlace.

Antes de la explosión, Antonio era conductor de autobuses y técnico de repostaje de aeronaves. «Ya no puedo hacer ninguno de esos dos trabajos», asevera. Las secuelas físicas han sido «dolorosas» y todavía le dan problemas, porque además de perder dos dedos de la mano izquierda, la metralla le seccionó la pierna a pocos centímetros de la rótula y la deflagración le quemó la cara. «Menos mal que llevaba unas gafas de sol, pero aun así me quedé sin cejas y sin pestañas».

Estuvo siete horas en el quirófano, donde tuvieron que reconstruirle tendones, nervios y el dedo pulgar en su práctica totalidad, ya que se quedó a milímetros de la amputación. Ahora su brazo izquierdo es más corto que el derecho y es prácticamente inoperativo.

Pero más allá de las lesiones físicas, la bomba hizo mella en su carácter y le ha dejado graves secuelas psicológicas, además de que ha alterado por completo su vida. Su madre sufrió un ictus a consecuencia del estrés que le generó la situación, accidente cerebrovascular que le ha dejado secuelas que aún perduran (y que los médicos vinculan sin duda alguna al suceso).

En las evaluaciones psicológicas, Antonio expresó que ahora los niños se le quedan «mirando», y eso «duele». También sufre de estrés postraumático según los expertos que lo han tratado, ya que «revive el accidente una y otra vez» en su cabeza. Además, en los informes clínicos se recogen los daños: «Amargamiento vital centrado en la pérdida funcional».

Antonio ha decidido contar su historia a raíz de las últimas novedades publicadas por SUR con respecto al destino judicial de la banda de atracadores. Recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) confirmó la condena de varios de ellos, aunque atendió la apelación de las defensas, eliminando el delito de pertenencia a organización criminal de la condena de los autores de varios robos con explosivos que fueron detenidos durante la 'Operación Trueno' de la Policía Nacional.

Pendiente de juicio

En el auto del TSJA se hace referencia a la explosión que afectó a Antonio, y se expresa que se está juzgando en una causa paralela. Es en ese punto, en el de «causa paralela», en el que la historia de Antonio se torna en pesadilla. «Esto ocurrió en 2017 y todavía no tenemos fecha para el juicio», afirma, indignado. «Necesito avanzar, que alguien pague por lo que ocurrió», sentencia.

Para Antonio nunca comenzará el recorrido hacia la recuperación de su vida hasta que no pueda cerrar el capítulo. En el auto del TSJA se expone que dos miembros del grupo que asaltaba los cajeros se deshicieron de varios explosivos en su huida después de ser sorprendidos por la Policía Nacional cuando se dirigían a dar un nuevo golpe en Mijas.

En el momento de la desarticulación de la banda, la Policía Nacional informó que los investigadores relacionaban a los arrestados varios asaltos nocturnos a sucursales bancarias: uno en el polígono industrial La Azucarera en Antequera, dos en la capital malagueña –en el polígono Guadalhorce y en El Palo– y otro más en Estepona.

La operación 'Trueno' se inició el 17 de marzo, después de un robo en un cajero de Córdoba, situado en el polígono industrial La Torrecilla. Las cámaras de seguridad permitieron identificar a varios de sus componentes y dar pie a unas pesquisas que avanzaron rápidamente, ya que desde un primer momento se relacionó este asalto con otro perpetrado en Estepona el pasado 30 de enero.

El día en el que fueron sorprendidos, varios miembros del grupo iban en un coche que fue rodeado por la Policía Nacional. Tal y como se recoge en los hechos probados de la sentencia, al darse a la fuga embistieron un vehículo camuflado y estuvieron a punto de atropellar a un agente, que tuvo que saltar para evitar ser arrollado.

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