Más jóvenes, más presión social, irrupción de la IA y autodiagnósticos peligrosos: así está cambiando la salud mental
El Dr. Andrés de Linares Tuduri, Director Médico de Clínica El Seranil, advierte sobre los riesgos que conlleva confiar en la IA como sustituto de la atención psiquiatrica y psicológica
Álvaro Payo
Benajarafe
Lunes, 24 de noviembre 2025
La revolución tecnológica propiciada por la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) en todos los ámbitos de la vida, unida al inabarcable y descontrolado caudal ... informativo con las que las redes sociales saturan a diario a sus usuarios, ha acabado por provocar peligrosas distorsiones en el ámbito de la salud mental. La potencia y accesibilidad de los nuevos modelos interactivos de IA lleva a muchos, por desconocimiento, a sustituirlos por el preceptivo acompañamiento profesional, con el grave riesgo que ello supone para las personas que padecen enfermedad mental. El Dr. Andrés de Linares, Tuduri, psiquiatra de amplia experiencia y Director Médico de Clínica El Seranil, en esta entrevista arroja luz sobre el reto que supone velar por la salud mental en la era de la información, y la importancia de la atención profesional y del apoyo del entorno.
¿Qué cambios ha experimentado la atención al paciente de Clínica El Seranil durante los últimos cinco años?
Hace ahora un año abrimos las consultas externas. En cuanto al perfil del paciente, en el área de hospitalización de El Seranil cada vez recibimos a personas más jóvenes. En este sentido, el consumo de drogas influye mucho. Hay también muchos trastornos adaptativos, que provocan ansiedad y depresión ante las circunstancias adversas de la vida. Encontramos patologias mentales graves, como esquizofrenía, trastornos bipolares o episodios depresivos graves y recurrentes: siempre se han visto y se siguen viendo.
Y, echando la vista hacia un futuro inmediato, ¿qué veremos con más frecuencia en el ámbito de la salud mental próximamente?
Cada vez se le otorga una mayor importancia a la salud mental infanto juvenil, que no existía en España como especialidad específica hasta hace muy pocos años, realizándose las primeras promociones hace apenas tres años. Observamos una incidencia creciente de trastornos mentales en la infancia y la adolescencia. En el caso de los adolescentes, las redes sociales están provocando un aumento de los trastornos de conductas alimentarias, autoimagen corporal, control de impulsos o síntomas de ansiedad. Hemos visto últimamente casos especialmente graves de bullying en colegios con resultados infaustos. En cuanto a los adultos, la presión social también genera cada vez más repercusiones a nivel de ansiedad o síntomas depresivos reactivos.
¿Cómo influye la información y el consumo de contenidos en plataformas de redes sociales en la percepción de la propia salud mental? ¿Y el empleo de los nuevos modelos de IA en una práctica tan peligrosa como puede ser el autodiagnóstico, ajeno a un acompañamiento profesional?
Ambas cosas tienen su lado positivo y negativo, como todo en la vida. Las redes sociales nos han ayudado a conectar con personas con las que habíamos perdido la relación hace años, pero también nos han aislado del mundo, paradójicamente. Al estar más conectados, pasamos más tiempo con nosotros mismos. La gente joven cada vez sale y queda menos presencialmente, prefiriendo el encuentro en plataformas online de videojuegos. Y la IA puede brindar mucha información útil, pero no está capacitada para emitir diagnósticos clínicos ni diferenciales.
Hace poco más de un año se publicó en la revista 'Psychiatrist' un estudio en el cual analizaban, a través de tres ejemplos clínicos, la capacidad de respuesta de la IA. Partieron de un caso de insomnio, que fueron haciendo progresivamente más complejo. El primer ejemplo era un caso sencillo de insomnio de una estudiante con presión por la cercanía de los exámenes, ofreciendo la IA respuestas que podían ser válidas en cuanto higiene del sueño. El segundo caso ya era más complejo, introduciendo una enfermedad física, el lupus, y la IA empezaba a 'patinar'. El tercer caso era ya mucho más difícil, con una paciente con síntomas graves de depresión postparto, y la IA demostraba ser completamente incapaz de establecer diagnósticos diferenciales. Los consejos que daban no eran correctos.
Para un consejo puntual o síntomas leves puede ayudar la IA, en casos no relacionados con farmacología, sino ofreciendo consejos útiles de hábitos de vida saludables. Pero con cuadros más graves, obviamente la IA es incapaz de emitir un juicio clínico oportuno o un tratamiento eficaz.
¿Por qué empieza a generalizarse en la sociedad actual la percepción de que uno puede perfectamente autodiagnosticarse con el apoyo de la IA?
La IA resulta muy accesible. Pero la salud mental es un ámbito muy delicado. Entre los jóvenes existe aún mucha vergüenza a la hora de hablar de estas cuestiones, aunque cada vez se está desestigmatizando más. Por ello, por vergüenza y desconocimiento sobre con quién consultar, empiezan realizando sus primeras consultas a la IA gracias a su fácil disponibilidad. Hay modelos de IA en los que se puede elegir hasta el modelo de conversación que se puede tener, ofreciendo incluso la opción de un modo terapeuta. La IA está diseñada para crear una empatía con la persona con la que habla, a la que tienden a dar la razón. Cuando un paciente tiene un cuadro como una psicosis, que genera una ruptura con la realidad, provocando delirios y alucinaciones, existe el riesgo de que la IA pueda secundar o apoyar dicho delirio, agravando el problema. En casos graves de depresión, también pueden provocar un agravamiento de los síntomas.
La mayor visibilidad de los problemas de salud mental en la opinión pública ha dado lugar a que en las redes sociales aparezcan con mucha frecuencia consejos, encuestas o tests rápidos relacionados con este ámbito. ¿Hasta qué punto son útiles? ¿O pueden ser peligrosos?
Vuelvo a decir lo mismo que con la IA: para una información básica y como orientación inicial para saber a qué profesional debemos dirigirnos puede ser útil. Pero como recurso para realizar un autodiagnóstico son muy peligrosos. Muchos de estos tests no están validados científicamente, o tienen intereses corporativos detrás, al ser desarrollados por patrocinio de la industria farmaceútica, y por ello tienden a sobrediagnosticar. Hay un concepto aún poco conocido en nuestro país, denominado en inglés «Disease Mongering», que traducido sería 'mercantilización de enfermedades'. Se descubrió que tests autoaplicados patrocinados por la industria farmaceútica en ámbitos como la disfunción erectil o los niveles de colesterol tendían a sobrediagnosticar estas cuestiones. Al final la mirada seria y profesional en estas cuestiones siempre vienen de la mano del profesional clínico.
Por tanto, y de cara a tomar una decisión acerca del problema que padece, ¿cómo aconsejaría interpretar la información que lee online al usuario de este tipo de información y herramientas digitales?
En primer lugar, debe comprobar las fuentes. Tiene que confirmar que se trata de una información procedente de profesionales cualificados. En segundo lugar, si ve que hay algo que consideran que puede ser patológico, no lo valoren como un hecho 100% demostrado, sino que deben buscar ayuda profesional para confirmar o descartar su sospecha.
¿Qué diferencia habría entre recibir información y recibir tratamiento?
Son dos ámbitos completamente distintos. La información, si es de fuentes fiables y verificable, puede ser útil para ayudarse a uno mismo o algún familiar o persona próxima. Pero la información nunca es diagnóstico, que siempre es mucho más que una mera suma de síntomas. Por ejemplo, uno puede tener fiebre, y esto puede ser síntoma de un simple resfriado o un síntoma de algo más grave como por ejemplo un cáncer. Un test sin rigor médico puede darnos un resultado simplista y equivocado a partir de este mero síntoma, tanto registrando como algo grave lo que es un problema leve de salud; como, por el contrario, restando importancia a una enfermedad seria e impidiendo así la búsqueda de ayuda profesional que se precisa.
Pasando del mundo virtual al real, ¿qué importancia tiene para su recuperación el entorno de una persona (familia, trabajo, amigos) con problemas de salud mental?
Muchísima. Es un factor fundamental, es una de las patas esenciales para cualquier parte del proceso. Desde la ayuda inicial hasta garantizar la continuidad de los tratamientos. Pasando por el apoyo en la rehabilitación. El entorno más cercano es muchas veces el apoyo necesario para que un paciente tome conciencia y pida ayuda, dando la primera señal de algo de lo que no era consciente. Y son los que están ahí en los momentos más delicados. En los ingresos vemos claramente la diferencia en la evolución y pronóstico entre las personas que cuentan con una red de apoyo adecuada y los que carecen de ella.
¿Qué mensaje directo le darías a una persona que está dudando en pedir ayuda para afrontar un problema de salud mental?
Cuando uno cree que puede tener un problema de salud mental empiezan las dudas y la vergüenza. Deben tener claro que el valiente es el que da el paso hacia adelante y pide ayuda para intentar tratar el problema. Puede ser duro al principio, pero luego siempre merece la pena. Es una realidad cada vez más aceptada. Numerosas personas famosas hablan ya sin tapujos de sus problemas de salud mental, desde ansiedad a situaciones más graves como trastornos bipolares o una esquizofrenia. Ninguna de estas personas ha suscitado rechazo, todo lo contrario: han sido apoyados tanto desde el ámbito profesional como por el gran público.
Más información:
Dirección: Clínica El Seranil. Carretera de Almería (Carretera Nacional 340), Km. 261, (CP 29790) Benajarafe, Málaga.
Teléfono: 952 51 32 67.
Web: https://seranil.com/
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