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Así es la 'silenciosa' enfermedad de Lyme, que puede producir la picadura de las garrapatas

Así es la 'silenciosa' enfermedad de Lyme, que puede producir la picadura de las garrapatas

Alertan de un aumento de los casos de este mal por la proliferación de estos ácaros

Carmen Barreiro

Sábado, 2 de julio 2022, 20:03

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Hace apenas un mes, el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III alertaba sobre un llamativo incremento de las hospitalizaciones por enfermedad de Lyme, una patología que se contrae por la picadura de una garrapata infectada por la bacteria borrelia burgdorferi –el 70% lo están– y que cuando no se trata a tiempo con antibióticos puede derivar en complicaciones neurológicas y de corazón. Según el informe elaborado por el grupo de vigilancia epidemiológica, el número de casos diagnósticados en los últimos quince años en nuestro país, donde el Lyme es considerada una enfermedad de declaración obligatoria, se sitúa en 1.865, «con un incremento de los ingresos hospitalarios del 191%», desvelan.

«Uno de los problemas de esta patología es que en más de la mitad de los casos los pacientes ni siquiera son conscientes de haber sufrido una picadura de garrapata y pueden pasarse años de médico en médico con un rosario de síntomas (mareos, parálisis facial, fatiga, dolor en las articulaciones...) que se confunden a menudo con otras enfermedades hasta que finalmente se le pone un nombre a lo que les pasa. Si a esto sumamos que las pruebas diagnósticas de las que disponemos no son todo lo específicas que deberían, la realidad es que una gran parte de los casos se pasan por alto y ni siquiera se llegan a registrar», lamenta la doctora Alejandra Menassa, internista y directora de la Clínica Medicina Integrativa (Madrid), donde cada año trata a pacientes «con síntomas muy variados y aparentemente inconexos que terminan siendo Lyme».

Estas son algunas de las claves que nos pueden hacer sospechar que estamos ante un caso.

¿Cómo se transmite?

La borrelia se contrae por la picadura de una garrapata infectada «y recientemente se ha descubierto que también se puede contagiar de madre a hijo durante el embarazo y por transmisión sexual», puntualiza la doctora Menassa. En el caso de las picaduras, más de la mitad pasan desapercibidas porque «son causadas por larvas de garrapatas infectadas, unos bichitos más pequeños que la cabeza de un alfiler de color blanco y muy difíciles de ver. Es muy frecuente que cuando un paciente con enfermedad de Lyme acude al médico porque no se encuentra bien y el especialista le pregunta si le ha picado una garrapata, la mayoría lo desconoce», señala la internista madrileña.

Síntomas

Los síntomas son muy variados y coinciden con los de otras muchas enfermedades, de ahí la dificultad de su diagnóstico. Cuando la picadura deja marca o directamente se ve la garrapata no hay mayor problema. Se trata con antibióticos y listo. Lo que ocurre es que solo el 30% de los pacientes sufren una reacción alérgica en la piel después de ser mordidos. El resto, ni se entera. «Se trata de una lesión muy característica en forma de diana (círculo, rojo, blanco, rojo...) o escarapela», describe la doctora Menassa.

El periodo de incubación de la enfermedad de Lyme varía entre los 3 y los 30 días. «Al principio los síntomas pueden confundirse con un proceso gripal (décimas de fiebre, malestar, dolor muscular...) y muchos pacientes no le dan más importancia. Pero, con el tiempo, empiezan a tener fatiga crónica, dolores articulares que van y vienen, lagunas mentales, parálisis facial...», enumeran los expertos.

Se debe sospechar que podemos estar ante un caso de infección por borrelia cuando el paciente tiene afectados tres órganos diana: articulaciones, corazón y sistema nervioso. «Por ejemplo, una persona que tiene episodios de parálisis facial, dolor en las rodillas y taquicardias», señala la directora de la Clínica Medicina Integrativa.

Si la enfermedad de Lyme no se trata en sus primeras fases, se vuelve crónica y en los casos más graves puede desencadenar complicaciones neurológicas y del corazón, advierten en el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. «La media de tiempo que tarda un paciente en ser diagnosticado es de entre 3 y 20 años. Sí, dos décadas de peregrinaje por casi todas las especialidades médicas», desvelan los expertos.

Tratamiento

«Si te muerde una garrapata se hace siempre un tratamiento de profilaxis con antibiótico porque el riesgo del contagio es muy alto. El paciente toma el medicamento y fin de la historia. Lo que ocurre es que cuando la infección por borrelia no se trata a tiempo pueden surgir complicaciones. En cualquier caso, hoy en día tenemos muchas herramientas para lograr que los pacientes con enfermedad de Lyme crónica tengan una mejor calidad de vida», insiste la doctora Menassa.

Cómo retirar la garrapata

Las garrapatas se deben retirar preferiblemente con una pinza, «siempre tirando hacia arriba, aunque lo ideal es acudir a un centro sanitario para que nos la quite un médico. Si la retiras en casa o en el campo, es interesante que la guardes y la lleves a un ambulatorio para que la identifiquen», aconsejan los especialistas.

Al campo, en pantalón largo

En el campo debemos vestir con calcetines y pantalones largos –«sobre todo si hay maleza alta»– para evitar las picaduras de estos ácaros. «Y mejor andar por el centro de los caminos que por los laterales porque ahí es donde están agazapadas las garrapatas esperando para mordernos. Si se trata de una zona de alta densidad de garrapatas incluso podemos ponernos un poco de permetrina, que es un antiséptico, en el bajo del pantalón», aconseja la internista.

¿Por qué cada año hay más?

«Varios estudios evidencian que el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático ha contribuido a la expansión de muchas especies de garrapatas a zonas donde antes no podían sobrevivir, lo que aumenta el riesgo de exposición de los humanos a esta enfermedad. Sin embargo, el clima no es el único factor que influye en la transmisión, distribución e incidencia de la enfermedad de Lyme. Los cambios en las poblaciones de las especies que las transportan (ciervos, jabalíes...) y la disminución del número de rapaces y otros animales que controlan las explosiones demográficas de los roedores también contribuyen al aumento de garrapatas infectadas», argumenta Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca.

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