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Hyeonseo Lee, ayer en un hotel de Madrid en el que presenta su libro.

"Aprendí a decir 'amado líder' antes que 'mamá'"

Con 17 años huyó de Corea del Norte. Hyeonseo Lee está amenazada por contar su vida

francisco apaolaza

Miércoles, 9 de septiembre 2015, 23:54

Antes que «mamá», aprendió a decir estas cinco palabras «Amado líder Kim Il Sung». Casi toda la vida la ha gastado en borrarlas. Así contada en un modernísimo hotel de la Gran Vía de Madrid, en un salón de luces cálidas y mesas de madera satinada, su biografía parece la de un agente de una película de James Bond y ella, con su vestido azul cobalto y sus 35 años, una starlette asiática. En realidad, que llegue a la entrevista con esa sonrisa es casi tan difícil como recibir una flor fresca cortada al otro lado del mundo. Casi toda su vida se ha arrastrado por miedo, oscuridad y frustración. Esta es la historia de Hyeonseo Lee, que escapó de Corea del Norte y que vivió para contarla. A lo que hizo, aún le llama «desertar» y ahora Pyongyang va a por ella.

La vida que narra en su libro La chica de los siete nombres (Península), que acaba de publicar, habla de una vida plástica y artificial bajo las normas de la dictadura de los Kim, la familia que accedió al poder en 1948. Hay una niña que un día a la semana tiene que delatar en público a alguna compañera de colegio, que participa en desfiles masivos y que hace trenes de juguete para rescatar a los niños de Corea del Sur. Con 14 años la obligan a presenciar ejecuciones de disidentes. «Yo creía que vivía en el mejor país de la tierra y Kim Il Sung era nuestro Dios».

¿Por qué se fue?

Yo vivía junto a la frontera china y tenía una televisión que veía en secreto. Por las noches, tapaba con mantas las ventanas, porque estaba prohibido, y en esa burbuja secreta veía series chinas y soñaba otra vida. Quizás me di cuenta de que Corea del Norte no era el mejor país del mundo.

Lee explica que en el sistema norcoreano, hay tres castas en las que se enmarcan las familias: leales, vacilantes y hostiles. El parte de defunción de su padre rezaba suicidio con Diazepam. Eso los convertía en hostiles. Poco a poco, la idea de marcharse se hizo más probable. La libertad es un concepto esquivo en un ambiente en el que jayu, o libertad, «solo se puede decir o escribir supeditada al abrazo de los grandes líderes», como si hubiera que recalcar que era su regalo. En su cerebro «lavado», cuando Kim il Sung muere en 1994, algo empieza a caerse. En el encofrado mental de Lee, dinamitaron una columna maestra cuando cayó en la cuenta de que los dioses no mueren. Algo fallaba.

¿Cuándo dice Se acabó?

En 1995 una hambruna asoló el país y murieron un millón de personas. Debajo de los puentes, en las estaciones de ferrocarril y en las cunetas se acumulaban los cuerpos de gentes que habían muerto de hambre.El olor era nauseabundo. Había personas contratadas para recogerlos, porque venían visitantes de China y resultaba una vergüenza para el régimen de Kim. Acumulaban los cadáveres en montones encima de carros, pero a veces, los arrojaban allí moribundos. Yo vi tirar a una persona viva en el carro de los muertos.No les importaba porque se iba a morir seguro. Entonces decidí irme.

«Todo es cierto»

Escapó a China, que era «un paraíso en comparación con Corea del Norte» y consiguió un trabajo de camarera bajo una identidad falsa, pues China devuelve a los desertores norcoreanos. Allí, su familia lejana la atendió, pero la quiso casar de conveniencia, y Lee volvió a escapar. De servir cafés pasó a ser intérprete en una empresa tecnológica de Seúl. Ahora vive allí con su madre, profundiza en el estudio de los derechos humanos y en 2013 su historia se hizo famosa en una conferencia en Estados Unidos que se difundió a todo el mundo por internet. Hace cuatro años se casó conBrian, su marido de Wisconsin al que conoció en una cena. Con el libro, ha sonado el teléfono con noticias que no le gustan. Los servicios de inteligencia de Corea del Sur le han advertido de que necesita escoltas y de que tome todas las precauciones.Está en la diana de sus antiguos compatriotas del Norte. En varias ocasiones ha rechazado la protección, aunque es probable que se mude a EE UU, el lugar más seguro para ella.

¿Cree todos los horrores que se cuentan de Kim Jong Un?

Todo es cierto. ¡Llegó a asesinar a su tío! Es el más cruel de todos y está ejecutando a cada vez más personas. Las penas de muerte a altos rangos del ejército son frecuentes y solo demuestran que el régimen es cada vez más débil. Kim Jong Un no puede durar mucho más en el poder y hay altos dirigentes que no están de acuerdo.Habrá un cambio pronto.

¿Será un cambio sangriento?

Seguro. Para que haya un cambio como ese, debe haber sangre.

¿Cuál es el precio que ha pagado?

Perder mis raíces, mi familia, mis amigos... Sueño con volver, mi madre llora cada día.Muchos norcoreanos tenemos que elegir entre familia y libertad. Yo elegí libertad.

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