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La Virgen de los Dolores de Servitas, en el altar mayor de la parroquia de San Felipe Neri. Al fondo, la imagen de la Virgen del Patrocinio, de la Hermandad de la Salutación. . ARCHIVO DE LA COFRADÍA
Historia

Servitas: orden tercera

Servitas debe su creación al Conde de Buenavista, que promovió su fundación en la Iglesia de San Felipe Nerí, donde aún permanece

ANDRÉS CAMINO

Viernes, 15 de abril 2022, 19:57

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De las órdenes terceras que existieron en Málaga, únicamente la de los Siervos de María pervive hoy de forma activa entre el concierto cofrade malagueño.

Y lo importante del caso no es sólo que no se trata de una hermandad o cofradía sino que además nunca existió en Málaga la primigenia Orden de Siervos de María, nacida en Florencia en el mariano siglo XIII, que diera origen a esta Venerable Orden Tercera.

En 1424 se aprobó la Regla de la Orden Tercera de Siervos de María, esto es, la de aquellos laicos y clérigos seculares que, sin profesar como religiosos en un convento, viven la espiritualidad mariana que caracteriza a los padres servitas como su vocación cristiana. El que es siervo de María, recibe al hacer su profesión, el escapulario como signo de su identidad y estilo de vida.

En pleno apogeo de la orden en toda Europa, se funda la primera comunidad de servitas de Málaga en la iglesia de los clérigos menores, de calle Nueva en 1695. Pero ésta no se prolongó en el tiempo perdiéndose su actividad poco después. Sería en 1739 cuando Antonio Guerrero, conde de Buenavista, que había entregado a los filipenses una casa para la fundación de su orden en Málaga, les impusiera la condición de que se estableciera además la Venerable Orden Tercera de Siervos de María en la nueva iglesia de San Felipe Neri. Le movía a ello la devoción a los Dolores de la Virgen y la preocupación por la vida religiosa de los laicos. Para ello el Conde donó una imagen de medio busto de una Dolorosa tallada por Pedro de Mena y exigió a los filipenses la obtención de las licencias necesarias para dicha fundación: del Provincial de los Servitas de Barcelona y del Vicario del Obispado de Málaga. El 21 de mayo de 1741 se habían obtenido dichos permisos y se da ya por fundada la Venerable Orden Tercera de Siervos de María en Málaga.

Desde entonces los cultos los marcan sus reglas: misa del Domingo de Resurrección, septenarios y fiestas del 15 de septiembre y del Viernes de Dolores y procesiones claustrales, amén de la devoción y rezo de la corona dolorosa que medita los siete dolores de la Virgen María.

A mediados del siglo XIX, los Servitas de Málaga, movidos por el contexto cofrade general que se impuso en la ciudad, decidieron realizar también una procesión durante la Semana Santa. Para ello se sirvieron de la imagen de la Virgen de los Dolores que realizara Fernando Ortiz y que se encontraba en la iglesia de San Felipe Neri donada en el siglo XVIII por el carismático filipense Padre Rojas, a quien se deben muchas fundaciones para el fomento de la religiosidad popular en dicho templo.

Consta, por las noticias de la prensa, que desde 1857 hasta 1897 la V. O. T. de Servitas realizó su procesión de manera habitual los Viernes de Dolores. Este último año añadió un elemento que la hizo pionera en la Semana Santa de Málaga y se convirtió en una de sus señas de identidad: la incorporación de la iluminación eléctrica de la imagen mediante una corona luminosa que rodeaba la cabeza de la Virgen.

En el siglo XIX se fraguan, además, los elementos procesionales que la vienen caracterizando: austeridad, silencio, Virgen de luto con manto bordado, en un trono pequeño portado por siervos de María vestidos con levitas y acompañada de otros que, de sayón negro y caperuza que les cubre el rostro, van rezando interrumpidamente la corona dolorosa. En la actualidad, el manto bordado se reserva para los cultos del Viernes de Dolores, mientras que en la procesión es vestida con austeridad.

En 1931, consiguieron los Servitas salvar la imagen de Fernando Ortiz y el resto de los enseres, archivo, trono y ajuar. La imagen de la Virgen de los Dolores se reubicó en la Catedral donde, de nuevo, hubo de ser escondida en una de sus torres en 1936, si bien las manos sufrieron daños que fueron reparados por Francisco Palma García.

En la Semana Santa de 1937 fue la única imagen que realizó su procesión y con ella se volcó el quebrantado pueblo de Málaga mientras un buque bombardeaba la ciudad desde la costa. La iniciativa de sacarla había partido del obispo Balbino Santos que era terciario servita.

Desde los años 30 la procesión terminaba en la Catedral donde el Sábado Santo acudían los malagueños a dar el pésame a la Virgen de los Dolores de los Servitas por la muerte de su Hijo. Desde 1916 se hizo, además, característico que al paso de la procesión se fuera apagando la iluminación urbana, recordando así la estampa secular de las procesiones nocturnas en una ciudad a oscuras alumbrada tan sólo por las velas de los que acompañan a la imagen.

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