
josé maría de las peñas alabarce
Miércoles, 13 de abril 2022, 19:59
En 1921, hemos de recordar un hecho histórico que si en España impactó dolorosamente, en Málaga fue un clamor. Nos referimos a los días tristes del verano de 1921, con la guerra en el norte de Marruecos, el derrumbamiento de la zona militar de Melilla y las trágicas jornadas de Igueriben, donde los heroicos soldados del Comandante Julio Benítez, el malagueño de El Burgo, escribieron una de las páginas heroicas, a la vez que dolorosas, de la mencionada guerra. Los desastres del Monte-Arruit y Annual impresionaron tristemente a los españoles y Málaga, por su proximidad a la contienda.
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Pero peor era el regreso de éstos heridos y enfermos, maltrechos física y mentalmente. Los hospitales de Málaga no eran suficientes para recibir a tantos soldados inválidos. Los malagueños todos querían aportar alguna ayuda, y entre ellos surgió el reconocido constructor, Presidente de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa y Hermano Mayor de la Sangre, Don Antonio Baena Gómez, que con su espíritu generoso y de una manera rápida, al frente de sus obreros, convierte unos almacenes, que tiene construidos en la calle Callejones del Barrio del Perchel, en un hospital de sangre, es decir unos pabellones con sus camas, botiquines de urgencia, cocina y comedores, para prestar una primera atención a los heridos y enfermos menos graves. El hospital es llamado «Reina Victoria» y es atendido por damas enfermeras de la sociedad malagueña. Para la inauguración se desplazó a la capital la Infanta Doña María Luisa.
A primeros del mes de diciembre de 1921, S.M. la Reina Doña Victoria Eugenia visitó Málaga, siendo recibida con una gran acogida dispensada por todo el pueblo malagueño. Seguidamente se dirigió al hospital de sangre, que lleva su nombre, gentilmente cedido por Don Antonio Baena, visitando a los soldados heridos. La Reina estuvo oyendo misa en el patio del hospital, y después de terminar entabló amigablemente conversación con el señor Baena agradeciéndole su generosa contribución al ceder el hospital para tan noble causa. Acto seguido, la Reina Doña Victoria Eugenia le preguntó cariñosamente:
Dime Baena, quiere que te conceda algo para ti como señal de mi gratitud y estima, a lo cual él le respondió, para mi yo no quiero nada Majestad, solamente si es posible S.S.M.M. aceptaran el nombramiento de Hermanos Mayores Honorarios de mi Archicofradía de la Sangre.
La Reina insistió, y nada pides para ti.
Antonio Baena le contestó, nada Majestad para mí, pero si me gustaría que le hiciera llegar a S.M. el Rey Don Alfonso XIII el deseo de que mi Cofradía tuviese el título de Real y poder lucir en ella con honores militares el Pendón Real de Castilla.
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La Reina le dijo que le haría saber sus deseos a S.M. el Rey.
Posteriormente las peticiones de Baena le fueron concedidas.
El 12 de diciembre de 1921, desde el pueblo malagueño de Álora, el Marqués de Sotomayor, Senador de la Provincia de Málaga y Hermano Mayor Honorario de la Archicofradía de la Sangre, envía al Marqués de la Torrecilla, Gentilhombre y Ayudante de S.M. el Rey Don Alfonso XIII, una carta, acompañada de la solicitud del título de Real que hace la Hermandad, y a la vez el nombramiento a Sus Majestades de Hermano Mayor Honorario y Camarera de Honor respectivamente.
Oficio que envía el Mayordomo de Palacio a Don Antonio Baena, Hermano Mayor de la Sangre, concediéndole el Título de Real y aceptando los nombramientos de Hermano Mayor Honorario y Camarera de Honor por S.S.M.M. los Reyes de España
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Concesión del Pendón Morado de Castilla
La gran sorpresa para la Archicofradía de la Sangre se hace pública en los primeros días del mes de abril. Por Real Orden, el 4 de abril de 1922, se concede a la Corporación Nazarena el privilegio del uso en procesión de la insignia titulada «Pendón de Castilla», que S.M. Don Alfonso XIII se ha dignado conceder a la citada Muy Ilustre y Venerable Hermandad. La Real Orden posiblemente es comunicada por escrito directamente al Hermano Mayor de la Cofradía Sr. Baena Gómez, pues no aparece en ningún boletín oficial, del Estado o del Ejército. Tampoco se ha encontrado el documento en que se comunicó esta orden, seguramente destruida, bien en el incendio de la iglesia de la Merced en mayo de 1931 o bien en el posterior del domicilio de Baena, el «Parque de San Antonio», en julio de 1936. Nos queda el testimonio histórico, los documentos gráficos y escritos en revistas y diarios de la época.
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El Gobernador Militar, General Montero, haciendo entrega al Coronel de Borbón del Pendón Morado de Castilla, que por Privilegio Real se ha concedido a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Sangre, para que pueda figurar en su procesión. En la foto aparece, a la izquierda, Don Antonio Baena y componentes de la presidencia que acompañaron al Santísimo Cristo en su brillante desfile del citado año.
El Miércoles Santo 12 abril de 1922, por la mañana hubo una misa en la que intervino como oficiante el párroco y director espiritual de la Archicofradía, Don José Alcántara Muñoz, y los Capellanes del Regimiento de Infantería Borbón 17, Don Joaquín Prieto Gamito y el del Hospital Militar, que actuaron de diácono y subdiácono respectivamente, asistiendo una alta representación de este Regimiento (el Borbón) presidida por el Ilmo. Sr. Coronel Jefe Don César Muro de Zaro.
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Por la tarde a la procesión de Ntro. Padre Jesús de la Sangre, tomó parte por primera vez el Pendón Real, que fue trasladado desde el Acuartelamiento de este Regimiento de Infantería Borbón número 17, por una Compañía de este Regimiento, con Escuadra y Banda, rindiéndole los honores que le corresponde a la Enseña Nacional, para portar el Pendón, como abanderado por el Alférez provisto de la cuja de nuestra Bandera. La compañía de honores iba al mando del Capitán de Infantería Don Luís Carvajal Aguilar y cada una de las tres secciones de fusileros por los Tenientes Don Emilio Hermida Rodríguez y Don Antonio López Perea y el Alférez Don Miguel Zarozna Suárez y la banda por el músico mayor Don Manuel Jiménez Muñoz.
En el recorrido procesional el Pendón fue portado por el Coronel Jefe de este Regimiento Don César Muro de Zaro, siendo escoltado por los Tenientes Coroneles de Infantería destinados en el mismo Don Manuel Gallo Núñez, Don Rafael Hierro Jiménez y Don Joaquín Rodríguez Griffal. La procesión fue presidida por el Excmo. Señor General de Brigada Don Manuel Montero Navarro, Gobernador Militar de la plaza y provincia de Málaga, siendo acompañado por una comisión militar, en la que formaba parte todos los Jefes y Oficiales de la guarnición francos de servicio, al mando del Coronel de Infantería Don Enrique Masden Juliá, Jefe del Regimiento de Infantería Álava número 56.
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La primera fecha fue con motivo de la Guerra Civil en 1936, cuando fusilaron al Hermano Mayor de la Sangre, Don Antonio Baena, incendiando su casa de la Caleta y destrozando el poco patrimonio que quedaba de su Cofradía y que se guardaba en su domicilio. Entre ellos, el Pendón Real, que gracias a la intervención rápida de su buen amigo y constructor Don Francisco Pastor Merinas, pudo salvarlo, escondiéndolo en una caja de lata de metal para películas en el antiguo y desaparecido Cine Málaga Cinema, que el mismo construyó en 1935.
La segunda fecha sería en 1938, cuando la Archicofradía de la Sangre se reorganiza después de terminada la Guerra Civil, recuperando algunos enseres del patrimonio de la Cofradía que se pudieron salvar. La nueva Junta de Gobierno recuperó el Pendón Morado de Castilla que con tanto celo fue escondido en la Contienda Civil de 1936, por Don Francisco Pastor Merinas, guardado durante varios años en una caja de lata. Su conservación no era la más adecuada para procesionarlo en la anunciada y tan esperada salida procesional de 1941. La directiva de la Sangre tomó el acuerdo que fueran las Adoratrices de Málaga las que pasaran el bordado antiguo al nuevo terciopelo.
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El día 4 de abril de 1941, fue expuesta al público la nueva imagen del Cristo de la Sangre, en la sala «Muñoz Degrain» del vetusto edificio de Bellas Artes. El Cristo estaba tendido sobre un pequeño túmulo cubierto con tela de damasco rojo. Le acompaña al fondo de la pared el Pendón Real de Castilla. Le daban guardia la escuadra de legionarios que había prometido el Gobierno Militar.
La tercera fecha supuso el gran esfuerzo de ver procesionar a la Archicofradía de la Sangre por las calles malagueñas después de diez años, con motivo de los tristes sucesos de quema de iglesias y conventos en Mayo de 1931 y posterior Guerra Civil en 1936, exhibiendo de nuevo en su procesión la insignia del Pendón Real concedido por Alfonso XIII, en 1922.
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El Pendón Morado de Castilla fue portado por el Teniente Coronel de Infantería, Don Rafael González Moya y por los Alféreces Don Francisco Cuenca Romero, de Infantería, y Don Pedro Romero Peláez, de Aviación, y escolta del Cuerpo de Aviación.
La cuarta fecha fue que por primera vez en la historia un civil portara el Pendón Morado de Castilla, ante la negativa del Gobierno Militar, alegando que no había ningún jefe militar disponible en la plaza. La Archicofradía de la Sangre se reunió de urgencia, decidiendo que fuera el portador de dicho Pendón Real, el directivo de la Archicofradía de la Sangre y sobrino nieto de Don Antonio Baena Gómez, Don Juan José Salinas Baena
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La quinta y última fecha a destacar sería en 2008, con la restauración del Pendón Morado de Castilla gracias a la financiación de los Fondos Bandera Vivar en su IX Edición, para la conservación del Patrimonio Histórico Artístico de la Semana Santa de Málaga.
Para la realización de este trabajo y después de reunir una extensa documentación, se ha llevado a cabo una selección cronológica de los documentos, prensa y fotos más relevantes , que demuestran que desde el año 1922 comienza una entrañable y sólida relación entre la Archicofradía y la Casa Real, con motivo de la concesión del Pendón Morado de Castilla por S.M. el Rey Don Alfonso XIII y que con el transcurso del tiempo ha venido a constituirse en una de las señas de identidad de la Semana Santa de Málaga.
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