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Rafael Rodríguez
Domingo, 18 de febrero 2018, 10:14
Segunda imagen titular que pisa la calle esta cuaresma, tras hacerlo este viernes el Cristo de la Crucifixión. El Yacente de la Paz y la Unidad en su Sagrada Mortaja, titular de la Hermandad del Monte Calvario, protagonizó este primer sábado cuaresmal el tradicional vía crucis de antorchas en un cortejo severo que fue seguido, a lo largo de su recorrido, por numerosos devotos, pese a la coincidencia horaria con otros actos cofrades de relevancia, como el concierto ofrecido por la Unidad de Música del Regimiento Inmemorial del Rey nº 1 en la basílica de la Esperanza, la presentación del paño de la Santa Mujer Verónica en la parroquia de San Felipe Neri o el pregón de la Hermandad de los Dolores de Churriana, sin olvidar el encuentro de fútbol disputado en el estadio La Rosaleda entre el Málaga y el Valencia.
La imagen de Antonio Eslava Rubio ha venido siendo objeto de un quinario esta semana en la basílica de la Victoria. A la finalización del último ejercicio, llegó el momento del vía crucis, que comenzó puntual, a las 21.00 horas, instante en que se abrieron las puertas del templo de la Patrona. Sonó primero la marcha procesional ‘Virgen del Valle’, pero a órgano. Luego, ‘Saetas del silencio’, en música de capilla, ya en la calle.
La primera estación se leyó a las puertas de la misma basílica. Y la segunda, en la plaza del Santuario, donde la comitiva tuvo que aguardar unos minutos, ya que la Policía Local llegó tarde al corte de tráfico. Tras este imprevisto, el cortejo siguió su curso bordeando la plaza de Alfonso XII y la calle Amargura arriba, para buscar la vía dolorosa que comunica el barrio con la ermita del Monte Calvario.
La comitiva la abrió el muñidor, dos hermanas con antorchas y varios monaguillos con incienso, además de la cruz guía de la hermandad, escoltada por dos faroles. A continuación, figuraron 38 cofrades con cirios color tiniebla dispuestos en hilera, el guión corporativo junto a la presidencia, conformada por el hermano mayor de la corporación, Antonio Muñoz, y el párroco de la Victoria, Alejandro Escobar, entre otros, una capilla musical, la cuadrilla de acólitos y seis miembros de la corporación con antorchas abriendo paso al Yacente sobre un catafalco, colocado en unas sencillas andas, en cuyo moldurón se podía leer la inscripción latina ‘Christus factus est pro nobis obediens usque ad mortem mortem autem crucis’, un fragmento de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses que significa: «Cristo fue obediente por nosotros hasta la muerte y una muerte de cruz». Cerraban el séquito el sacerdote Juan Carlos Millán, que es hermano de la cofradía, y dos acólitos con cirios.
Los cofrades del Monte Calvario llenaron de recogimiento el barrio de la Victoria en una noche casi primaveral –17 grados a las 21.00 horas–, preludio de la Semana Santa. Los cultos en honor al Cristo de la Paz y la Unidad concluirán este domingo con la función principal de instituto, a las 12.00 horas, en la ermita del Monte Calvario. Oficiará el capellán y director espiritual, Manuel Gámez, canónigo de la Catedral.
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