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La iglesia de San Juan volvió a abrir sus puertas a la devoción malagueña este Miércoles Santo, en uno de los actos más esperados y cargados de simbolismo de toda la Semana Santa: el traslado del Santísimo Cristo de Ánimas de Ciegos. Un poco después de las once de la mañana, y tras la solemne misa en su honor celebrada por la Brigada Paracaidista (BRIPAC), comenzó el cortejo que llevaría al Crucificado, a hombros de los paracaidistas, desde el templo hasta su trono procesional en la casa hermandad. La jornada, que se presentaba con nerviosismo tras las lluvias del día anterior, regaló un cielo despejado y un sol firme, como si Málaga entera quisiera bendecir el momento.
El traslado discurrió por calle San Juan, la emblemática plaza de Félix Sáenz, calle Nueva, Especerías, Cisneros y pasillo de Santa Isabel, para concluir en la casa hermandad. A lo largo del recorrido, el paso firme y marcial de los paracaidistas marcaba el ritmo de un acto donde el silencio de los presentes hablaba por sí solo. Las aceras, llenas de fieles, devotos y curiosos, mostraban respeto y admiración ante un traslado que fusiona la tradición cofrade con el honor militar desde 1955, año en que la Brigada fue nombrada Hermano Mayor Honorario de las Reales Cofradías Fusionadas. Además , entre los integrantes que componían el traslado aparecía detrás del trono el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (Jeme), general Amador Enseñat y Berea, que tampoco se quiso perder este acto tradicional.
A la llegada a la casa hermandad, se vivió uno de los momentos más intensos. El Crucificado fue entronizado sobre su trono procesional por los propios paracaidistas mientras sonaban los compases de 'La muerte no es el final', interpretado por la banda de la BRIPAC. Un silencio estremecedor envolvía la escena, solo roto por aplausos sinceros y lágrimas contenidas. Como broche a la entronización, la unidad ofreció su tradicional ofrenda floral ante el Cristo, reafirmando así el vínculo inquebrantable entre la Brigada Paracaidista y la ciudad de Málaga, que cada año acoge a esta unidad como parte esencial de su Semana Santa.
La mañana, sin embargo, no pudo cerrarse con el esperado regreso de los saltos paracaidistas en la playa de la Caleta. Pese a que todo estaba preparado para retomar esta tradición que no se celebraba desde 2019, y que incluso el año pasado fue anunciada pero cancelada por mal tiempo, la exhibición volvió a suspenderse. Esta vez, el motivo ha sido el fuerte viento, con rachas de 20 nudos en altura y 16 en superficie, lo que suponía un riesgo inasumible para los paracaidistas.
Así lo comunicaron las Reales Cofradías Fusionadas en una nota oficial, expresando que la decisión fue tomada por motivos estrictamente de seguridad. La cancelación, aunque recibida con resignación por el público congregado, fue comprendida y respetada, priorizando la integridad de los efectivos de la Brigada.
Cada año, el traslado del Cristo de Ánimas de Ciegos representa algo más que el simple tránsito de una imagen sagrada. Es la renovación de un compromiso entre la fe y el deber, entre la devoción y el honor. Aunque el cielo esta vez no permitió el vuelo, Málaga volvió a abrazar con orgullo a sus paracaidistas, quienes, con paso firme y devoción intacta, rindieron homenaje a su Cristo como llevan haciendo desde hace casi siete décadas.
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