El insólito vergel que aguarda en la puerta de la Serranía
Escapada ·
Arroyo de la Ventilla. Situado entre Arriate y Ronda, pero más próximo al primero, este enclave tiene un gran valor biológico y ecológico, pero también etnográficoPoco conocido, pero con un valor natural impresionante. Así es el paraje del arroyo de la Ventilla, en una de las entradas a la Serranía.
Situado entre los términos municipales de Arriate y de Ronda, en este enclave se puede disfrutar de una inesperada riqueza ecológica. A su indudable atractivo geológico, hay que unir su biodiversidad, que, en algunos aspectos, supera a la que tienen algunos parajes naturales de Andalucía.
Basta con citar a modo de ejemplo las 9 especies de helechos que se pueden encontrar entre sus más de 400 plantas. Entre ellas, están las típicas de ribera o las rupícolas, que se adaptan perfectamente a las zonas calcáreas existentes. Con todo ello se obtiene un vergel único, en el que conviven especies botánicas propias de un bosque de ribera atlántica, pero en un entorno mediterráneo.
Esa paradoja hace posible que en un espacio relativamente reducido –apenas tres kilómetros cuadrados– se puedan ver plantas y árboles tan dispares como juncos, hierbas de San Antonio, cañas, salicarias, chopos, fresnos, álamos, olmos y sauces, en el entorno del río, y quejigos, encinas, higueras, los citados helechos y otros ejemplares muy mediterráneos, en el perímetro de ambas orillas.
Es también un lugar habitado por una rica fauna, con algunas especies fáciles de divisar si se va con el recomendado sigilo. Así, se han censado de momento más de cuarenta aves, como rapaces (azor, búho real, cárabo, mochuelo o lechuza) y ribereñas (lavandera, chochín o martín pescador).
Más esquivos son los mamíferos que lo habitan, aunque no es extraño percibir la presencia de zorros, comadrejas, ginetas o erizos. Hay quien incluso asegura que se han llegado a ver visones americanos, una especie invasora demasiado frecuente en el sur peninsular. Pero, además de ser un sorprendente rincón biológico, sobresalen sus formaciones geológicas.
La fuerza del arroyo de la Ventilla ha conseguido erosionar a lo largo de milenios grandes rocas calcáreas para conformar una espectacular garganta kárstica. Esa naturaleza caliza también ha dado lugar a cuevas en las que se han hallado interesantes restos fósiles.
El Molino Canto o la cueva de las Culebras son algunos de los rincones que aguardan en el interior de este paraje
Este enclave también tiene un indudable interés etnográfico. No en vano, los arriateños conocen esta zona como Molino Canto. Allí hasta el siglo pasado se aprovechaba la fuerza del agua para convertir el trigo en harina. Todavía se puede ver incluso un refugio natural usado por los molineros, la cueva de las Culebras.
También forman parte del paisaje caleras hoy abandonadas, de donde se extraía la blancura de las fachadas arriateñas. En el camino que discurre junto al río se podrán encontrar también antiguas fuentes –a veces drásticamente restauradas–, como la de los Cañolillos y la Tejilla. Para conocer toda este oasis lo más recomendable es realizar la ruta de senderismo que parte desde el pueblo de Arriate.
Concretamente, el itinerario comienza junto al recinto ferial del pueblo y conduce a través del camino de Panabarro hasta la llamada vereda del Molino Cantos, desde donde se puede apreciar ya la garganta. A través de esta cómoda ruta, que en ocasiones tiene tramos con pendientes, se pasa junto al Molino Quemado, también conocido como Molino Verde. Otra opción es tomar el desvío indicado en la A-367 (a la derecha en dirección Campillos, que está indicado con un cartel marrón.
A pocos metros se puede dejar el camino y descender junto al cauce del arroyo, a la altura del puente de la Ventilla. En cualquier caso, los dos itinerarios discurren por una senda ribereña de poco más de 3 kilómetros de longitud.
El curso de este riachuelo, que hasta en verano suele llevar agua, acompaña en cualquier incursión que se quiera hacer. En ocasiones, se podrá salvar con algunos puentes de madera por los que hay que pasar con mucha precaución, ya que no siempre son estables.
Para poder realizar este itinerario con seguridad es aconsejable llevar ropa y calzados adecuados, así como protección solar, agua y comida suficientes si se va a realizar la ruta completa desde Arriate. Hay que tener en cuenta que desde el casco urbano al puente de la Ventilla hay que andar casi 8 kilómetros entre ida y vuelta.
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