Canillas de Aceituno: el pueblo de la Axarquía que ofrece experiencias para los cinco sentidos

Situado en la falda de las montañas más elevadas de la provincia de Málaga, este pueblo tiene buena parte de su territorio dentro del parque natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, lo que es un atractivo a tener en cuenta a la hora de hacer una escapada.

No en vano, desde este pueblo se pueden hacer algunos de los senderos más excitantes de toda Andalucía. Entre los más conocidos, está el ascenso a la antes citada cumbre de La Maroma, un recorrido sólo apto para experimentados en el montañismo.

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Este itinerario ascendente parte del propio casco antiguo(junto al Ayuntamiento) y tras dejar atrás el pueblo tiene el siguiente hito importante en La Rábita, una misteriosa cavidad, que bien pudo servir para extraer minerales en su día, aunque los amantes del esoterismo lo ven casi siempre como un lugar especial en esta sierra, donde en la época andalusí unos santones sufíes se reunían antes de las contiendas contra los cristianos.

Según se asciende hacia La Maroma, se van agudizando los sentidos. Lo requieren las vistas panorámicas que alcanzan buena parte de la Axarquía, pero también los aromas de algunas plantas autóctonas o el sonido que emite la fauna que habita este escarpado territorio. La cabra hispánica aquí es la reina y se deja ver esporádicamente, a veces en lugares impensables.

Pero, además de este itinerario hay otros que se han puesto en valor en los últimos años, gracias a la Gran Senda de Málaga. Por un lado, desde Canillas de Aceituno se puede caminar hasta Periana, pasando previamente por Alcaucín, en la séptima etapa de este gran recorrido. Pero, por otro, más vibrante es el camino que une a Canillas con Cómpeta a través de la etapa siete.

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Si se hace este recorrido desde el primer pueblo, aguarda un vertiginoso y nada sencillo camino por una acequia, no apta para quienes tengan miedo a las alturas, pero muy emocionante para el resto. A través de ese sendero se llega hasta el enclave conocido como El Saltillo, donde hoy una pasarela metálica sustituye a un rudimentario camino de antaño para acceder al cauce del Almanchares. Eso sí, el recorrido oficial de la Gran Senda de Málaga elude el acceso a este río y propone una abrupta bajada hasta un espectacular puente colgante, instalado allí hace ya más de tres años.

Desde allí aguarda una compleja subida que es la continuación hacia Cómpeta, pero antes pasando por los pueblos de Sedella, Salares y Canillas de Albaida.

Pero, además de senderos, Canillas de Aceituno sabe desde hace muchos años de sabores. El chivo lechal malagueño al horno de leña es un de los reclamos gastronómicos de las últimas décadas, gracias a los restaurantes La Sociedad y Bodegón de Juan María. En los dos, previo encargo, se puede degustar este manjar para carnívoros, pero también otros platos arraigados en el recetario local, como el chivo al ajillo o el potaje de hinojos, que hace la delicias a los amantes del buen cuchareo.

En éstos y otros establecimientos también se puede encontrar la morcilla canillera, con ese toque e cebolla que recuerda a las recetas de las provincias más orientales de Andalucía. Estos embutidos se hacen en las carnicerías Adorín y Esperanza, que las suelen tener a la venta casi todo el año. Otros productos que merece la pena comprar en este pueblo son los panes y dulces de El Mastrén, el aceite de oliva virgen extra de la variedad verdial de la cooperativa de San Isidro.

Ineludible es también hacer un recorrido por los lugares de interés del casco urbano, donde llama la atención la antigua Casa de los Diezmos, uno de los edificios más antiguos del pueblo. Cerca de allí está la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y un antiguo al jibe de la época andalusí.