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Imagen de 'Putos modernos'. RC
'Putos modernos': ¿qué pasa con las webseries?

'Putos modernos': ¿qué pasa con las webseries?

Estrenada en Filmin, la serie 'Putos Modernos' consta de cuatro capítulos de 3 minutos de duración, lo que antes se llamaba webserie, un formato que se ha diluido en el actual panorama audiovisual

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Jueves, 25 de mayo 2023, 08:37

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¿Se acuerdan de 'Qué vida más triste' Fue una de las primeras series nacionales de éxito que llegó al consumidor audiovisual a través de internet, lo que vino a llamarse una webserie, etiqueta algo desfasada a día de hoy, como multimedia o transmedia, aunque no se merezca tal desprecio. Se emplea menos porque las características propias del formato se han difuminado, ahora que el término online abarca tanta oferta con la irrupción del video bajo demanda. Hace unos años el estreno de una propuesta como 'Autodefensa', que ha dado mucho de qué hablar tras su lanzamiento en Filmin, se hubiera calificado probablemente con esta denominación, al igual que la reciente 'Putos Modernos', disponible en la misma plataforma de ocio. Su primera temporada consta de cuatro episodios de apenas 3 minutos de duración, por debajo de la media de un cortometraje actual con la suma de todos. Son capítulos independientes, con historias autoconclusivas, cuyo denominador común es la crítica a nuestros hábitos actuales, influenciados por las nuevas tecnologías.

'Qué vida más triste' fue creada por Rubén Ontiveros, guionista con amplia trayectoria televisiva, en 2005. Comenzó su andadura en YouTube, alcanzando millones y millones de visitas en 2008, año en el que saltó a la televisión, con un total de siete temporadas (tres en la red y 4 para La Sexta). Ha cambiado mucho el panorama audiovisual desde entonces. Las webseries, un término que no tardó en entenderse como un eufemismo de «poca pasta» o «escasos medios», encontraron su público hasta el punto de llamar la atención de los canales generalistas.

Ahí están fenómenos más cercanos como 'Luimelia'. Nació como una webserie modesta, disponible en la plataforma de pago de Atresmedia -que se ha expandido considerablemente-, y fue creciendo hasta plantear una sesión en streaming adoptando el formato y la duración de una sitcom al uso. La historia partía de los personajes de Luisita y Amelia de 'Amar es para siempre'. La relación sentimental entre ambas encandiló a numerosos fans que pedían a gritos un spin off, convirtiéndose en un fenómeno viral con el hashtag que da título al proyecto: #Luimelia. 'Backstage', disponible actualmente en Filmin y Amazon Prime, es otro ejemplo a citar entre muchos. Cinco entregas de 11 minutos cada una bajo la dirección del inquieto Gaston Haag, de paseo por festivales con el cortometraje 'Superjodidos'. Se trata de un falso documental que refleja, con un humor disparatado, los entresijos del rodaje de una película de serie B.

Brays Efe y Belén Cuesta, en 'Paquita Salas'.
Brays Efe y Belén Cuesta, en 'Paquita Salas'. RC

Netflix lanzó directamente la segunda temporada de 'Paquita Salas', serie que nació inicialmente, más modesta, en la plataforma digital Flooxer, ligada a Atresmedia. Dio el salto tras ganarse el favor del público y la crítica, convirtiéndose en el primer paso de Los Javis hacia el estrellato. Su concepto era el de una webserie, con más recursos de lo habitual para su realización. Aún así, lucía un presupuesto igualmente ajustado para la media de producciones nacionales respaldadas por grandes televisiones. Otro caso: gracias al tirón de 'Malviviendo' en YouTube irrumpió en escena la productora Diffferent Entertainment, donde hacen frente a todo tipo de encargos, desde publicidad a branded content o videoclips. Estrenaron en PlayZ la divertida 'Grasa', protagonizada por el cómico Kike Pérez, y hace unos días anunciaron la producción de la comedia serializada 'En fin', de trama postapocalíptica, para Amazon Prime Video.

'Living Postureo', 'Pantomima Full' o los Venga Monjas, otro fenómeno en la red con series como 'Da Suisa', la parodia de 'Los Simpson', son más títulos de éxito en esta clara línea. 'Putos Modernos' cuenta con rostros conocidos en el mundillo influencer: Teresa Riott, Roger Coma, Inés Hernand, Raquel Córcoles (Moderna de Pueblo) o Ahikar Azcona, entre otros. Vio la luz a principios de mayo, en primicia en Filmin, con el sello del colectivo creativo homónimo, conocido por sus posts en Instagram donde emplean la parodia para radiografiar el comportamiento humano.

'Putos Modernos', la serie, no deja de ser una colección de sketches cuyo hábitat natural es la red, empezando por TikTok, aunque esté disponible en Filmin. Son porciones de vida, mini-cortos que diseccionan con humor pretendidamente ácido los problemas del primer mundo, aunque no descubren nada que no haya sido ya objeto de mofa en Internet. Producida por la agencia publicitaria TheCreative, tira -quizás conscientemente- alguna que otra piedra sobre su propio tejado. Ahí está la presencia de product placement de Lacoste y Ambar, firmas con las cuales colaboran para señalar el abuso del consumismo actual y situaciones absurdas que aplaudimos sin sentido. José Gasset firma la realización de los cuatro capítulos iniciales, con relatos que señalan nuestras contradicciones. Un adulto obsesionado con el fitness en casa es incapaz de salir a la calle a por comida, con lo cual no se corta a la hora de contratar un rider. Mientras, una pareja de hipsters se deleitan con un delirante menú gastronómico de última hornada que se antoja una estupidez supina. PutosModernos define como modernidad: «buscar vuelos baratos desde un móvil muy caro, ir corriendo a tu clase de mindfulness o combinar plumón y tobillos al aire».

PutosModernos surgió en 2005, fruto de un graffiti visto en El Raval de Barcelona. Cuenta con numerosos seguidores en las redes sociales y firma campañas de publicidad para Pepsi, Levi's, Cabify o Beefeater. En su galardonada trayectoria, antes de probar con la ficción, pergeñaron La Puta Agenda del Autónomo, un arma de destrucción + IVA sin festivos ni datos accesorios; Hazte Rico Vende Humo, un manual de autoayuda para montar tu propia estafa piramidal; o su último libro, 'Vótame. Manual políticamente incorrecto para vivir de la política correctamente'. El espectador multitarea, el mismo que puede estar visionando varias piezas a un mismo tiempo, con un puñado de ventanas abiertas en diferentes dispositivos, mientras escribe en redes sociales a ritmo de hashtag, es el público objetivo de este tipo de iniciativas audiovisuales. La fragmentación visual y los efectos de la cultura de la inmediatez, la falta de concentración y paciencia que nos embriaga, ha generado un escenario en el cual hay que adecuarse a las ansias y necesidades de un target que devora contenido fugazmente en la tablet, el ordenador o el teléfono móvil.

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