La Industria Malagueña, en el último tercio del siglo XIX, fue la segunda fábrica más importante de España tras la España Industrial de Barcelona y tuvo más de 2.000 trabajadores
felipe romera
Domingo, 28 de abril 2019, 00:30
Manuel Agustín Heredia, el mayor empresario español durante la primera mitad del siglo XIX, no pudo cumplir su sueño de ver en operación la fábrica textil en la que tantos anhelos habían puesto él y Martín y Carlos Larios. Todos provenían de la tierra de Cameros en Soria, hoy perteneciente a la provincia de La Rioja, habían venido a Málaga y aquí habían hecho por separado excelentes negocios. La gran fábrica textil de la Industria Malagueña era su gran proyecto en común pero Manuel Agustín Heredia no pudo verlo porque murió el mismo año de su puesta en funcionamiento en 1846.
Así nació un gran sector industrial en Málaga, el textil, que desde hace 163 años se ha desarrollado de una manera continuada en la ciudad. Años más tarde, en 1856, Carlos Larios construyó otra gran fábrica textil que denominó La Aurora, situada en los terrenos que ahora ocupa el Centro Larios, llegó a tener mil trabajadores. La Aurora cerró en 1905, y la Industria Malagueña se mantuvo hasta 1970. La Industria Malagueña, en el último tercio del siglo XIX, fue la segunda fábrica más importante de España tras la España Industrial de Barcelona, tuvo más de 2.000 trabajadores que junto a La Constancia, dedicada a los altos hornos y a la química, estaban situadas en el Jardín de la Abadía, hoy el Parque Huelín, y que representó el primer parque tecnológico de Málaga en aquella época.
Durante la década de los cincuenta del siglo pasado la industria textil decayó mucho en la ciudad y el Gobierno del régimen de Franco quiso hacer una gran apuesta industrial en Málaga. A principios de los cincuenta sacó un concurso para desarrollar una gran empresa textil que se quedó desierto a pesar de la oferta que realizaron varios directivos de la Industria Malagueña. Entonces el Gobierno, a través del Instituto Nacional de Industria (INI), decidió acometer las obras de una gran fábrica textil, así nació Intelhorce a comienzos de la década de los sesenta del siglo pasado. En la década de los setenta se convirtió en la mayor fábrica de Málaga, con cerca de 2.300 trabajadores. La mala gestión de la empresa pública, su conflictividad laboral y su privatización fueron algunos de los factores que hicieron que Intelhorce entrara en un proceso de destrucción agónico que duró treinta años. Cuando cerró en 2004 se llamaba Hitemasa y habían sido tanto los sacrificios que parecía que el sector textil nunca lograría tener una gran empresa en Málaga pero ahí estaba Mayoral.
Evocaba días pasados estos avatares desde la fábrica de Intelhorce que me estaba enseñando Rafael Domínguez de Gor y que estaba reconstituyendo Mayoral para un gran centro logístico. La nave que albergaba la fábrica de Intelhorce es sin ningún lugar a dudas la mejor estructura industrial de la ciudad de Málaga, similar a la Terminal T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas, ahora alberga cientos de cintas transportadoras que en dos niveles a diferente altura gestiona la entrada de miles de prendas y su distribución a numerosos países del mundo.
Pero si era impresionante el centro logístico, lo era aún más la presencia de Rafael Domínguez de Gor por su significado en el sector del textil en la ciudad de Málaga. Rafael Domínguez de Gor es la historia reciente viva de este sector. Terminados sus estudios de ingeniero textil en Cataluña, regresa a Málaga pero no para trabajar en la fábrica de medias y calcetines de su familia. Le tientan a finales de los cincuenta del siglo pasado para ser el director de la Industria Malagueña, no lo vio claro y rechaza esa oferta. En esos momentos la Industria Malagueña está en declive aunque tenía más de mil trabajadores. Se incorpora a Intelhorce, donde permaneció cuatro años. A principios de enero de 1966 se queda con la fábrica familiar, transformándola en la fabricación de prendas para niño y desde entonces desarrolla Mayoral, aunque ahora sus hijos continúan su legado.
Mucho ha cambiado el sector textil y Mayoral refleja estos cambios. La producción se deslocaliza a China, Vietnam, Marruecos y Portugal, entre otros países, y otros factores como la logística y el diseño la convierten en una empresa globalizada que compite con acierto en los mercados mundiales. Han sido grandes empresarios locales como Manuel Agustín Heredia, Martín y Pablo Larios y Rafael Domínguez de Gor, acompañados por multitud de pequeños empresarios anónimos, los que han permitido que el sector textil malagueño haya tenido una continuidad durante más de siglo y medio.
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