Los pájaros de la Renfe
VOLTAJE ·
El Gobierno ha subvencionado el transporte, pero la alta velocidad la ha dejado a su albedríoLa subida de precios alcanza la altura de los pájaros. La inflación afecta a la ornitología. Aquí en Málaga brotan aves subidas de precio. Si ... uno no tiene flexibilidad horaria, un billete de tren de ida y vuelta a Madrid alcanza sin esfuerzo los 200 euros, y eso en la tarifa barata, la básica, sin estridencias. Cabe recordar que seguimos en España y que ese precio supone el 20% del salario mínimo, que es un poquito menos de lo que cobra de media un malagueño que, además de tener trabajo, tenga la fortuna de encontrar billete.
Hace poco era fácil encontrar trayectos a 30 euros. Ir a Madrid en avión o en coche podrá ser descrito como un atraso, pero resulta mucho más económico, igual que es más barato volar a destinos mucho más lejanos y aparatosos que Madrid. Esto sucede porque viajar en AVE se ha convertido en un lujo, aunque luego la opinión pública y la satisfacción del usuario le importen a Renfe lo mismo que a las aerolíneas de bajo coste. En la experiencia general, el usuario ya no nota que los AVE pertenezcan a una empresa pública, que se supone que debería corregir los desmanes del mercado o no cobrarte por las maletas. Su elevado precio tampoco es sinónimo de un mejor servicio ni de que luego en el vagón se encuentre uno con gente más selecta, pero contra eso ya poco podemos hacer. Los beneficios de que a Málaga llegara el tren de alta velocidad se ven ensombrecidos por cosas así, y eso por no hablar del Cercanías de la Costa, ni del Lejanías a Marbella. El Gobierno ha subvencionado el transporte, pero la alta velocidad la ha dejado a su albedrío, con los precios que vuelan sobre unos trenes que vienen subvencionados de fábrica.
Renfe le está haciendo la campaña perfecta a su competencia: los trenes baratos que ya están empezando a operar en otros destinos. El otro día uno de estos trenes se quedó detenido en un túnel durante más de dos horas, dejando a los pasajeros atrapados a oscuras y sin aire. Es un horror que la democracia se imponga mediante la fórmula del 'low cost', empobreciendo la experiencia para hacerla más asequible y que solo entonces pueda ser disfrutada por la mayoría. El resultado de todo esto es una vida peor, que es lo que le lleva pasando a este servicio público que declina a una velocidad tan alta que le llevará inevitablemente a estamparse contra el suelo.
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