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Nutrias y cenutrios

Ignacio Lillo

Málaga

Miércoles, 27 de junio 2018, 07:34

Hay nutrias en Málaga. En zonas del interior de la provincia ya se sabía de su existencia, pero no en la capital. Las ha descubierto un joven investigador, Pablo Rodríguez, que es hijo del humorista gráfico de SUR Ángel Idígoras. Pablo no quiere decir en la ribera de qué río las ha filmado con su cámara espía de visión nocturna, y hace bien, no vaya a ser que a algún iluminado le dé por ir a jorobarlas, que por estos lares sería lo más normal.

Las nutrias son un excelente bioindicador de la calidad ambiental de los ecosistemas acuáticos. Que se hayan visto en un cauce de la ciudad es una noticia esperanzadora. No está todo perdido, y demuestra que la Naturaleza tiene un extraordinario poder para sobreponerse al Hombre, cuando la dejan. Y ello, a pesar de la vergonzante falta de saneamiento en la mayoría de los municipios rurales, donde las aguas fecales se tiran sin depurar en pleno siglo XXI, en esto que dicen que es un país europeo y civilizado. De momento, sabemos que hay al menos una pareja y posiblemente estará criando. No es mucho, pero no es poco.

La que sí abunda en Málaga es otra especie, la de los cenutrios. Otro año más se establecieron en manadas en las orillas de las playas durante la noche de San Juan, y al marcharse, de vuelta a sus guaridas a dormir la mona, lo dejaron todo hecho un estercolero. La basura casi no dejaba ver la arena a primera hora de la mañana, pero lo peor eran las bolsas y las botellas, que acaban con facilidad en el mar y se convierten en un peligro serio para la fauna. Si los peces comen plástico, ya saben lo que estamos comiendo nosotros.

A los cenutrios todo eso les da igual. Bien por Limasa, que en pocas horas fue capaz de poner orden en la pocilga en la que a demasiados les encanta retozar. La empresa de limpieza va a ser 100% pública, lo ha dicho el alcalde, pero el problema es que sus clientes son privados y se creen con derecho a todo, sin ningún deber que cumplir.

La situación ambiental del Mediterráneo es de emergencia. Este año dice el Aula del Mar que hay pocas sardinas y boquerones, por eso no se comieron en su momento los alevines de las medusas y ahora toca aguantar una plaga de urticantes aguas cuajadas. Dentro de pocos años habrá más plásticos que pescado. Visto lo visto, para próximas ediciones de la fiesta del verano habría que habilitar algo así como un 'sanjuanódromo', una playa acotada para hacer el cafre, pero sin dañar a todo el litoral malagueño. En Málaga necesitamos más nutrias, y menos cenutrios.

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