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De lechazo y bota

Jueves, 5 de mayo 2022, 07:57

Vibran los trigales jóvenes y un cielo gris, sólido y bajo casi como el techo de un parking. Desde la verja junto a la que ... he parado la furgoneta, la tierra de Pinares parece el cráter del Ngoro-Ngoro con sus leones y sus hipopótamos y esos pinos redondos desde los que se le arrancaban largas las torcaces a Miguel Delibes. La tierra de Pinares. Llanuras, toros y lanzas. Los chavales cuentan las historias de los demás y yo, como ya estoy viejo, recuerdo mis propias historias y ahora me estoy acordando de cuando di un pregón en Traspinedo en la plaza de toros y antes de empezar le advertí a mi Elena: «Cariño, si no aplauden, no te apures: esto es así». Después salieron los toros y unos cabestros maniacodepresivos como del manicomio de Mondragón que se colaban por las talanqueras. José Peláez me ha invitado a un lechazo en La Parrilla de San Lorenzo de Valladolid y sirve el cordero con liturgia de misa de coronación de Mozart. Margarito tiene en la mollera instituir el lechazo como medida de las cosas de Castilla y yo quiero poner de moda la bota de vino como promesa de todas las felicidades. Somos una vanguardia orgullosa de pandereta y de charanga y si pensamos en las cosas transversales de les gallines y tal, la verdad es que nos entra un descojono que no veas.

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