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ARTE EN MARBELLA

TODO LO QUE RELUCE

JOSÉ MANUEL SANJUÁN

Viernes, 2 de septiembre 2016, 07:53

Tan grande ha sido la influencia del arte pop en la figuración contemporánea que prácticamente cualquier imagen relacionada con la cultura de masas y, sobre todo, ejecutada con tintas planas, contornos definidos y brillante colorido, se asocia con este movimiento artístico surgido a finales de los años cincuenta. Sin embargo el pop, como es sabido, bajo su faz alegre y despreocupada, alberga otra cara más oscura y siniestra, fruto quizá de su semilla dadaísta, que envuelve al objeto representado en una duda inquietante: a favor o en contra. Este dilema, que aún sigue vigente, trasciende la mera superficialidad visual y reclama del espectador un juicio estético pero también conceptual, con frecuencia de difícil solución.

En esta línea de iconografía clara y rotunda, junto a similares encrucijadas deductivas, se sitúa la exposición 'Objetos de deseo', inaugurada el pasado 26 de agosto en la galería Kasser Rassu de Marbella, donde los artistas multidisciplinares Luis Torroba y Elena M. Orad presentan 17 acrílicos sobre tela en generoso formato y realizados entre 2015 y 2016. Todas las obras poseen la particularidad de estar pintadas conjuntamente, sin distingos de autoría en diseño o ejecución, por lo que, en consecuencia, no han firmado con sus nombres sino con una marca o cuño y un título en francés: L.E. Art Côtier.

'Arte Costero' sería la traducción literal, pero también sutil invitación a una galería de objetos que poco tienen que ver con lo trivial o popular, sino con artículos exclusivos y vinculados a la industria del lujo y la opulencia (¿casualidad que sea Marbella la ciudad elegida?), además de personajes y situaciones que estimulan el deseo o la libido del imaginario colectivo. No obstante para evitar un depurado realismo, que devendría en cartel o publicidad, el producto casi siempre permanece en el anonimato (aunque intuimos la marca) y supeditado a eficaces fórmulas de distorsión compositiva y simbólica: aumento significativo de la escala óptica ('Gin & Tonic', 'La guinda'); vacíos fondos monocromos ('El de después'), (por cierto, Andy Warhol decía que 'Ser realmente rico es tener un inmenso espacio vacío'); desplazamientos de índole fotográfica ('Velero', 'Mi coche', 'Perlas'), e incluso pintura especular, que en 'Perfumes' concluye en la inminente disolución de la trama y los contornos, como un presagio fatal e inexorable, peligro que ya advirtiera el sagaz Leonardo da Vinci: «El espejo y el cuadro muestran la similitud de las cosas con sus sombras y sus luces». Y no necesariamente pictóricas, añadiríamos nosotros.

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