Las caras de la corrupción
PSOE y PP no pueden deshacerse de ese estigma
Javier Recio
Miércoles, 18 de marzo 2015, 12:38
Lo mejor que pueden hacer Susana Díaz y Juanma Moreno sobre la corrupción es no decir nada, salvo pedir perdón. Todo lo que apuntan sobre este problema suena a un rollo que muy poco gente se traga ya. Y además se le nota que no son sinceros, porque tienen una pesada carga de mentiras a sus espaldas. La presidenta de la Junta se presenta como una gran luchadora contra los corruptos cuando gente de su partido ha protagonizado los escándalos de los ERE y cuando hay dos expresidentes citados a declarar como imputados ante el Supremo, que lógicamente no comparecerán para hablar del color de las cortinas de sus despachos, sino de los supuestos delitos que se han cometido durante sus respectivos mandatos. Porque va de eso la cosa, que no se engañe nadie. Otra cuestión es que es sean culpables, pero irán a hablar de hechos delictivos. Díaz ha anunciado que va a crear una oficina anti corrupción. Otro fuego de artificio más. Como si no bastaran los juzgados, que es donde se tiene que aclarar de verdad si se han producido conductas corruptas. En la Junta solo hay que aspirar a que se cumpla la ley y los procedimientos, y para eso no hay que crear tantos organismos, que seguramente servirían para colocar a algún miembro del partido que esté con una mano delante y otra detrás. Ya hay mecanismos de control a través de los interventores. Lo que pasa es que hay que hacerles caso. Con eso se arregla el problema sin necesidad de abrir oficinitas. Y Juanma Moreno no puede ir de pulcro por la vida. Se ve que con su traslado a Andalucía se le ha olvidado en un sospechoso ataque de amnesia selectiva de lo que le ocurre a su partido en Madrid con los casos Bárcenas, Gürtel o los sobresueldos del PP. La corrupción está enraizada en el mismísimo partido. En eso, Susana Díaz y Juanma Moreno son tal para cual. Y ni siquiera se han molestado en disimularlo. Que se dejen de tantos golpes de pecho que son más falsos que las medidas anti corrupción que proponen. Ya está bien de tonterías. Un respeto a la gente, por favor. Que todavía está caliente el acuerdo del PPSOE para nombrar a miembros de la Cámara de Cuentas, que son los que en teoría controlan y fiscalizan los chanchullos. Esa es la fortaleza que tienen los partidos emergentes, que a día de hoy son los únicos que se presentan sin mácula. Podemos y Ciudadanos sí están legitimados para hablar de corrupción. Al menos para darles el beneficio de la duda. Esa es la principal vía de agua que tiene el bipartidismo y que no puede taponar tan fácilmente con cuatro promesas. IU ha querido capitalizar en los dos debates en los que no se ha dado cabida a Podemos y Ciudadanos que ellos son los adalides contra la corrupción. Es cierto que no están tan señalados, pero también tienen su listita particular con los casos de Manilva, el Ayuntamiento de Sevilla o el uso de las tarjetas black. Aún así eso es calderilla comparado con los asuntos turbios que empañan al PSOE y al PP. Por eso Antonio Maíllo no dudó en hacer una afirmación compartida por muchos andaluces. «Tenéis mucha cara», le espetó a Díaz y a Moreno. Y es verdad, aunque para ser más exactos habría que decir que tienen muchos caras o caras vinculadas a la corrupción.
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