
Mónica Pérez
Domingo, 31 de agosto 2014, 02:03
Como cada año, la llegada del verano ha vuelto a llenar las instalaciones de la asociación Amigos de los Animales Abandonados Triple A Marbella de canes que se han quedado sin hogar. A día de hoy, el refugio ubicado en la carretera de Ojén alberga 452 perros. El personal que trabaja en el centro se ve desbordado a la hora de atender las necesidades de los animales, muchos de los cuales pasan semanas sin poder salir a la calle. Si no vienen voluntarios, la Triple A se muere, resume Jan Weima, un holandés afincado en Marbella desde hace años, y principal impulsor de la ONG. Ante esta situación, el colectivo lanza un SOS con la idea de encontrar a personas interesadas en participar en las salidas que la asociación organiza cada sábado. Durante todo el año contamos con voluntarios paseadores de perros, pero dado el número de animales que tenemos ahora, y que muchas de estas personas están de vacaciones, no todos los animales pueden salir cada semana. El que no encuentra paseador, tendrá que esperar a la semana siguiente, lamenta.
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Toda ayuda es poca, de ahí que Weima no duda en dibujar al potencial voluntario una estampa casi idílica de cada salida. Entiende que no se trata solo de colaborar y ayudar al perro, es un momento de reflexión, de encuentro con otras personas, de compartir en plena naturaleza, y de tomar conciencia, asegura. No le falta razón. Del grupo habitual de paseadores han salido en los últimos años dos matrimonios y dos parejas de novios. Algunos que no tenían perro han terminado adoptando alguno. Otros se han aficionado a los paseos por la sierra.
Organización
La Triple A tiene perfectamente organizadas las salidas de los canes, que se realizan en dos puntos: el carril cercano a la sede y la zona exterior del recinto. Para ello cuenta con unas normas que todo voluntario debe seguir y que, indican desde la asociación, están pensadas para el bienestar y seguridad de los voluntarios, trabajadores y, por supuesto, de los perros. Así, los paseadores se organizan por grupos dirigidos por un miembro del personal de la ONG. Se pide que se sea mayor de 16 años, que esté en forma para caminar un mínimo de dos kilómetros seguidos y que tenga la fuerza suficiente para controlar a un perro de la correa en todo momento. Y sobre todo, como sostiene Jan Weima, ser especialmente sensibles y cuidadosos con las necesidades de los perros maltratados, asustadizos, enfermos, en tratamiento, o simplemente sobrexcitados por el paseo. Hay que tener en cuenta que estos perros no viven en una casa, sino que pasan las 24 horas en las instalaciones del refugio, y su nivel de energía acumulada es altísimo, sostiene.
La Triple A cuenta actualmente con alrededor de una treintena de paseadores. La mayoría de ellos son mujeres y se reparten en un 50% entre españoles y extranjeros. Las jornadas no tienen una duración preestablecida. Hay quienes incluso se quedan todo el día para ver atardecer en esta sierra, subraya el portavoz de la asociación.
Los interesados en acudir a la llamada realizada desde Triple A Marbella tan solo tienen que acudir los sábados por la mañana, a partir de las nueve, a la sede, o comunicar su voluntad de colaboración a través del correo electrónico: voluntariospaseostriplea@gmail.com
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